Capítulo 32 : Dejarse apagar

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Lunes 2 de octubre.

¿Me creéis si os digo que hasta hoy no he visto a Rengoku?

Dejando aparte mis sueños extraños, porque tuve más de uno.

Hasta este día no se reincorporó nuestro querido profesor de historia.

Yo creo que estaba más nerviosa por verle que la vez que perdí mi virginidad.

Y las dos sabemos como fue y con quién.

Pero al volviendo al tema que siempre me desvío.

Estaba tan pero tan nerviosa, que hasta llegue tarde.

Y adivinad ¿Quién tiene clase con él a primera hora los lunes?

Exacto yo.

Todos los lunes a diferencia del resto del universo para mi eran geniales, porque a pesar de ya no ser mi tutor, al menos podía ser la primera en verle cada inicio de semana por las mañanas.

Pues hoy la presidenta de 3°A llegaba tarde por primera vez en mucho tiempo porque se obsesionó por como se veía.

Quería que Rengoku nada más verme al llegar por la puerta de clases viera a su preciosa novia esperándole y recibiendole con una gran sonrisa.

El problema es que este día me venía de todo menos preciosa.

Y ahora ni siquiera estaré para recibirle.

Lo único bueno de toda esta situación es que hasta se me olvidaron las nervios con los que me levanté.

Ni siquiera llame a la puerta de clases cuando entré.

Gracias a eso todo el salón estaba mirándome incluyendo mi profesor.

Que ahí estaba él.

Tan radiante.

Pareciendo tan puro.

Con esa luz propia con la que con solo mirarte todos los problemas e inseguridades desaparecían.

Al igual que su voz grave.

Esa con la que ponía todos mis pelos de punta aunque sea para reñirme.

—Tachibana llegas tarde—

.

.

.

Este día no fue necesario ni poner una excusa.

Mis amigos sabían de sobra que me quería quedar a la salida para hablar con él.

Al parecer se notaba demasiado mis cambios de actitud cuando estaba preocupada, alegre o ansiosa.

Así que ahí estaba yo.

Esperándole en la puerta del instituto como un día cualquiera.

Le había escrito para que supiera que estaba allí.

Para él tampoco fue una sorpresa y me contestó que saldría lo antes posible.

Tengo que admitir que durante la clases como cuando al fin estuvimos uno junto al otro de camino a su coche, que tuve que contenerme para no darle un abrazo de oso rompe costillas.

Quería esperar a estar solos sin riesgo de que nadie estuviera viendo.

A llegar a casa.

Lo que un profesor N̶o̶ debe hacer ( Rengoku x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora