⚠︎𝐂ℎ𝑖𝑐𝑜 𝐏𝑒𝑟𝑑𝑖𝑑𝑜⚠︎ ꧁𝙺𝙾𝙾𝙺𝙼𝙸𝙽꧂

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꧁ᴥ︎︎︎Celosᴥ︎︎︎꧂

Min Yoongi

J

ungkook llevó a Jimin de visita a la casa de su mejor amigo. Le había dicho que este los había invitado a cenar con ellos, y Jimin aceptó. Ahora se encontraban de camino hacia allá.

— ¿Crees que les gustará? — preguntó Jimin. En sus manos tenía una tarta de manzana que Jin le había ayudado a preparar. — No quería venir con las manos vacías, por eso me esmeré tanto en hacerlo. Claro que con la ayuda de Jin Hyun.

— Sí, estoy seguro de que les gustará. — dijo Jungkook, pasando un brazo por los hombros del más bajo, lo cual puso nervioso a Jimin. — Además, a Hobi le gusta mucho la comida de Jin, por eso estoy seguro de que le gustará esa tarta que prepararon juntos.

Jimin solo asintió con sus mejillas rojas y se alejó un poco del brazo de Jungkook, porque si no, sentiría que su corazón se saldría del pecho y el hormigueo en su estómago le provocaría náuseas por lo intenso que se sentía.

Jungkook sonrió por la actitud del pelirrosa, pero se le hizo súper tierno.

— Bien, vamos. — dijo, a lo que Jimin asintió.

Se acercaron a la puerta, Jungkook tocó y esperaron. En unos segundos, esta se abrió, dejando ver a un Hoseok con un delantal rojo con un ave tejido en él. Este les sonrió.

— ¡Qué bueno que llegaron! En unos minutos está lista la cena. — se hizo a un lado y ambos chicos pasaron. — Vamos, siéntense. Ahora les traigo algo para tomar.

— Hobi, Jimin tiene algo que darte. — dijo, mirando las manos del más bajo, quien se levantó para acercarse a Hoseok.

— Wow, se ve delicioso. ¿Tú lo preparaste? — preguntó, mirando la tarta. Tenía buena pinta.

— De hecho...

— Sí, lo hizo él mismo. — le interrumpió Jungkook, mirándolos con una sonrisa. Jimin lo miró con una ceja alzada, Jungkook solo le guiñó el ojo. — Tuvo todo el día preparándolo, al final le salió bien.

— En realidad yo...

— ¿Necesitas que te ayudemos en algo? — volvió a interrumpir la verdad de Jimin, quien soltó un suspiro resignado y lo miró molesto. Jungkook le sonrió inocente.

Hoseok, quien estaba ahí, vio la sonrisa de su amigo y la cara molesta del pequeño pelirrojo. Se le hizo muy tierna la escena, pero también sospechosa.

Algo pasa entre estos dos, pues es muy obvia la actitud de ambos, pero no diría nada. Al menos eso pensaba de su amigo por la forma en que miraba al pequeño pelirrojo, la sonrisa bobalicona que ponía cuando lo escuchaba hablar, reír e incluso cuando solo estaba existiendo.

Negó ante la pregunta de su amigo y les dijo que esperaran mientras él iba a ver si faltaba algo en la comida.

— ¿Por qué hiciste eso, Jungkook? — preguntó Jimin, matando el silencio una vez el pelirrojo se fue a la cocina.

— No sé a qué te refieres. — dijo haciéndose el desentendido. Jimin rodó los ojos y bufó, haciendo su carita tan tierna que Jungkook no pudo evitar sonreír. — Oye, no te enojes. Tranquilo, no le mentí, ¿o sí?

— Claro que lo hiciste.

— ¿De verdad? Yo no recuerdo haber dicho una mentira, Jimin. Tú hiciste esa tarta. — recordó con obviedad.

— Si, pero en parte, Jin hizo el resto.

— Shhh. — le puso un dedo en sus labios, haciendo que se callara, cosa que no le gustó a Jimin, quien frunció el entrecejo. — No digas nada bonito.

— ¡Jungkook! ¿Podrías venir a ayudarme un momento? — llamó Hobi desde la cocina.

Jungkook quitó su dedo de la boca de Jimin, sonrió y gritó de vuelta.

— ¡Voy!

Se levantó, no sin antes guiñarle un ojo a Jimin, dejándolo con las mejillas de color carmín, tan tierno y lindo.

Jimin soltó un suspiro. Eso fue extraño por parte de Jungkook, pero no le daría importancia porque le gustaba cómo se comportaba con él.

Digamos que la atención que le daba le gustaba, aunque no lo diría en voz alta nunca. Moriría de vergüenza si lo hiciera.

Se quedó mirando todo el lugar. La casa de Hoseok era hermosa, acogedora y tenía muchas cosas bonitas. Tenía plantas, libros de historia y más cosas, pero lo que más llamó su atención y que no había visto en la visita anterior, o no le había prestado atención, era un piano de madera.

Se acercó para poder verlo mejor y acarició las teclas con sus dedos. Sonrió al escuchar el sonido agudo que emitían, siguió pasando sus dedos hasta el final del teclado y volvió a tocar una tecla, sonriendo porque le gustaba el sonido que producía.

— ¿Quién lo tocará? — se preguntó a sí mismo, pensando en quién podría tocar el piano. ¿Tal vez Hobi? Seguro, no conocía a nadie más de su familia, así que...

Estaba a punto de tomar un libro cuando un chico de ojos gatunos y cabello blanco como la nieve, que estaba parado detrás de él, lo observaba en silencio.