⚠︎𝐂ℎ𝑖𝑐𝑜 𝐏𝑒𝑟𝑑𝑖𝑑𝑜⚠︎ ꧁𝙺𝙾𝙾𝙺𝙼𝙸𝙽꧂

37🍃

꧁ᴥ︎︎︎Casi, casiᴥ︎︎︎꧂

—No.

—Hyun...

—No.

—¿Por qué no?

—Porque no, no es no.

¿Qué pasaba?

Ese día era miércoles lluvioso. A Jimin le gustaba jugar bajo la lluvia, ya que solía hacerlo cuando estaba en aquella isla bajo la atenta mirada de su hermano.

Esos días eran memorables para él, porque justo como ese día Jimin había perdido lo único que tenía para seguir adelante: su única motivación y ayuda para no rendirse, el único que no hacía que perdiera la fe de que pronto saldrían de ese lugar.

Pero la poca fe que le quedaba se desvaneció cuando lo vio en aquel charco de lodo, sin vida y con las flores que él quería para su parte de la pequeña pero acogedora "cabinita", o intento de esta, por parte de su hermano.

Volviendo al tema.

Jimin le estaba suplicando a Jin que le dejara jugar bajo la lluvia. Jin, al principio, se mostró reacio y negó inmediatamente.

Sabía que podría resfriarse o algo peor, por eso negó una y otra vez las súplicas del pelirosa, cuyos ojos ya estaban humedeciéndose.

—Por favor, Hyun.—suplicó con ambas manos juntas, un puchero y ojitos de cachorrito abandonado.

Jimin sabía que eso haría caer a cualquiera, porque era su habilidad. Pero esta vez era porque realmente quería jugar bajo la lluvia.

Jin no quería sucumbir ante sus encantos, pero le resultaba difícil ya que Jimin era sumamente adorable para él. Jungkook iba bajando cuando los vio.

Primero vio a Jin, quien estaba con los brazos cruzados y el ceño fruncido, parecía hablar con el pelirrojo. Luego vio a Jimin con la mirada baja.

¿Acaso estaba llorando?

¿Jin había hecho llorar a Jimin?

Preocupado, se acercó a ambos chicos. Jin, al verlo, suspiró aliviado, ya que pensó que recibiría ayuda.

—¿Jimin? ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras? ¿Qué le dijo Jin Hyun? —preguntó, ya que ver esos ojitos verdes con lágrimas no le gustaba para nada.

Ofendido, Jin lo señaló.

—¿Piensas que soy yo el villano aquí?

—Hyun, por favor, solo quiero saber qué le dijo para que se pusiera así.

—Bien, lo que pasa es que este niño aquí presente —lo señaló— quiere salir en plena tormenta, con el frío que hace y la lluvia cayendo con fuerza, eso es lo que pasa.

—Jin —llamó Jungkook aguantando la risa—. Apenas están cayendo algunas gotitas, incluso hay sol.

—Eso mismo le dije —murmuró el pelirosa detrás de Jungkook al ver que Jin lo señalaba.

—¡Pero se pondrá feo después, lo sé, lo vi en las noticias! —dijo mirando—. Así que lo siento, Jimin, no puedes salir afuera.

Jimin y Jungkook se miraron y luego ambos miraron a Jin.

...

—¿Por qué dije que sí? —soltó un suspiro.

—Porque tú dijiste que te harías responsable, Jungkook.

—¡Yo no dije nada, tú me obligaste, Jin Hyun! —renegó en un bufido.

—En primer lugar, tú dejaste que se saliera para que jugara bajo la lluvia, no yo. Segundo, ¡no me grites, mocoso! —gritó también, pero luego puso su mano en su vientre—. Tengo hambre.

—¿Otra vez? —preguntó sorprendido—. Jin Hyun, te comiste 5 emparedados, tres rebanadas de pastel de chocolate, 2 batidos de vainilla y luego pediste una hamburguesa tamaño grande.

—¡Es el bebé! Aish, déjalo, jamás lo entenderás —hizo un movimiento con su mano para empezar a caminar hacia la cocina, pero antes lo señaló—. No dejes que esté mucho tiempo afuera, un ratito más y luego lo entras o si no tú tendrás que hacerte responsable si se enferma, ¿oíste?

—Sí, Hyun, ya oí.

El mayor desapareció por las puertas de la cocina y Jungkook volvió su mirada hacia Jimin, quien jugaba y reía saltando en algunos charcos, mientras la lluvia lo empapaba por completo.

Jimin alzó sus brazos hacia arriba, su camiseta se pegó a su cuerpo y dejó ver la silueta de su pequeña cintura con partes de su piel a la vista.

Jungkook no pudo evitar mirarlo, no estaba de más decir que Jimin era lindo, ¡qué lindo, hermoso! Pero al ver su cuerpo así, mojado y sus ropas pegadas, quedó aún más asombrado. Tenía un cuerpo hermoso.

¿Qué rayos estás pensando, Jungkook?

Se regañó a sí mismo porque por más que quisiera, no podía apartar la mirada de ese trasero que lucía el pelirrojo.

Jimin se dio vuelta con una sonrisa y le lanzó un guiño a Jungkook, quien solo miró hacia la puerta con un pequeño rubor, pensando que había sido descubierto por el menor.

Sonrió, pero luego esa sonrisa se desvaneció cuando vio que Jimin hizo un mal movimiento con los pies y cayó al suelo.

Corrió hacia él sin importar mojarse, casi cayendo al pasar por un pequeño charco de lodo, y como dijo Jin, la lluvia comenzó a caer cada vez con más fuerza.

Llegó hasta Jimin, quien aún estaba en el suelo.

—¿Jimin, estás bien?

Se agachó para ayudarlo, pero Jimin estaba ¿llorando? Alarmado, Jungkook lo tomó en brazos y lo llevó adentro de la casa, lo dejó cerca de la puerta y le dijo que esperara, que iría a buscar unas toallas para secarlo.

Cuando regresó, llevaba un enorme toallón en sus hombros y otra para el menor.

—Toma, sécate un poco así puedes ir a tu habitación y cambiarte —le extendió la toalla, pero Jimin no se acercaba—. ¿Qué pasa? Vamos, debes cambiarte o podrías enfermar, y Jin me matará si eso pasa. ¿Quieres que Jin me mate? ¿Es eso lo que quieres?

Dijo haciendo un puchero, lo cual hizo reír a Jimin. Jungkook también rió, ya que no le gustaba ver a Jimin triste y sabía las razones detrás de ello.

Por eso, haría cualquier cosa para hacerlo reír o al menos intentar hacerlo olvidar esos tristes recuerdos que se le venían a la cabeza.

Jungkook se acercó a él, puso la toalla detrás de él para cubrirlo, ya que Jimin se había abrazado a sí mismo en busca de calor. Luego le tapó la cabeza con la otra toalla que tenía en su hombro y empezó a secarlo.