𝖘𝖊𝖐𝖗𝖊𝖙𝖞 𝖎 𝖑𝖔𝖟𝖍'

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🏯Pequeño Palacio, Os Alta, Ravka Oriental🏯

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🏯Pequeño Palacio, Os Alta, Ravka Oriental🏯

Pov Alina

Esa misma tarde, me uní a los otros Etherealki junto al lago e invoqué mi poder para ellos por primera vez. Envié una capa de luz destellante a través del agua, dejando que se deslizara sobre las olas que había invocado Ivo. No tenía aún el mismo control que los demás, pero me las arreglé. De hecho, fue fácil.

De pronto, muchas cosas parecían fáciles. No estaba cansada todo el tiempo, ni me quedaba sin aire al subir las escaleras. Dormía profundamente y sin pesadillas cada noche, y me despertaba como nueva. La comida fue una revelación: cuencos de gachas con montañas de azúcar y nata, platos de rayas fritas en mantequilla, gruesas ciruelas y melocotones del invernadero, el sabor claro y amargo del kvas.
Era como si aquel momento en la casita de Baghra hubiera sido mi primer aliento real y hubiera despertado a una nueva vida.
Dado que ninguno de los otros Grisha sabía que había tenido tantos problemas al invocar, todos se quedaron un poco desconcertados por mi cambio. No di ninguna explicación, y Genya me contó algunos de los rumores más divertidos.

—Marie e Ivo creen que los fjerdanos te habían pegado alguna enfermedad.

—Pensaba que los Grisha no enfermaban.

—¡Exacto! Por eso suena tan siniestro. Pero, al parecer, el Oscuro te curó alimentándote de su propia sangre y un extracto de diamantes.

—Eso es asqueroso —dije, riendo.

—Ah, eso no es nada. De hecho, Zoya intentó hacer correr el rumor de que estabas poseída.

Me reí aún más fuerte.

Mis clases con Baghra seguían siendo difíciles, y nunca las disfrutaba realmente. Pero disfrutaba de cualquier oportunidad de utilizar mi poder, y sentía que estaba haciendo progresos. Al principio, estaba asustada cada vez que me preparaba para invocar la luz, temerosa de que no se encontrara ahí y volviera a estar como al principio.

—No es algo ajeno a ti —soltó Baghra—. No es un animal que se oculta de ti, o que elige si acudirá o no a tu llamada. ¿Le pides a tu corazón que lata o a tus pulmones que respiren? Tu poder te sirve porque ese es su propósito, porque no puede hacer nada que no sea servirte.

A veces sentía que había una sombra en las palabras de Baghra, una segunda intención que quería que entendiera. Pero el trabajo que hacía ya era lo suficientemente difícil sin tratar de adivinar los secretos de una vieja amargada.
Me dirigía con fuerza, empujándome a expandir mi alcance y mi control. Me enseñó a concentrar mi poder en pequeños estallidos brillantes, penetrantes rayos ardientes, y largas cascadas sostenidas. Me forzaba a invocar la luz una vez, y otra, y otra, hasta que casi no tenía que buscarla. Me hizo ir a su casa de noche para practicar cuando era casi imposible que encontrara ninguna luz que invocar. Cuando finalmente produje con orgullo un débil hilo de luz, ella golpeó el suelo con el bastón.

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