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⛺Campamento cercano a la Sombra, Kribirsk Ravka Oriental⛺️
Pov Alina
Mis pensamientos fueron interrumpidos por la llegada de Iván a la entrada de mi tienda.
—Arriba —ordenó—Quiere verte.
Se me retorció el estómago por los nervios, pero me levanté y lo seguí. En cuanto salimos de la tienda, fuimos flanqueados por guardias que nos escoltaron el corto trayecto hasta los aposentos del Oscuro. Cuando vieron a Iván, los oprichniki de la entrada se apartaron a un lado. Iván asintió en dirección a la tienda.
Las pesadas sedas se cerraron detrás de mí, y di unos pocos pasos hacia delante y después me detuve para situarme.
La princesa estaba sentada en una gran butaca, con las largas piernas extendidas frente a ella, mirando el fuego, con una copa en la mano y una botella de kvas en la mesa junto a ella.
Sin mirarme, hizo un gesto en dirección a la silla que tenía enfrente. Caminé hasta el fuego, pero no me senté.
—No muerdo, Alina, puedes tomar asiento
Me posé en el borde de la silla, admirándola cautelosamente.
—¿Y bien?
—No tengo nada que decir.
—Difiero, yo creo que tienes mucho que decir.
—Si te digo que lo pares, no lo harás. Si te digo que está loco, no me creerás. ¿Por qué debería molestarme?
—Trato de ser razonable ante la situación, resolveré algunas dudas..
—¿Que pasará con Mal?—inquirí nerviosa
—Es un traidor y un desertor.
—Es el mejor rastreador que tienes y tendrás jamás.
—Lo es —aceptó con una sonrisa que pronto se desvaneció.—Crees que encontrarás una forma de salvarlo, ¿verdad? —preguntó con voz melancólica—. Crees que, si está vivo, de algún modo encontrarás la forma. —Sacudió la cabeza y soltó una corta risa—. Te han dado un poder que jamás podrías soñar, y no puedes esperar para huir.
Sabía que debía permanecer en silencio, ser diplomática, pero no pude evitarlo.
—No me han dado nada. Me han convertido en una esclava.
—Esa jamás fue nuestra intención, Alina—habló desconcentraba—Tienes que entender que no podíamos correr riesgos. No con el poder del ciervo, no con el futuro de Ravka pendiendo de un hilo.
—No finjas que esto es por el bienestar de Ravka. Me has mentido. Me han estado mintiendo desde que los conocí.
—No merecías mi confianza—puntualizó firme y fría—. Baghra te susurra unas acusaciones al oído, y tú te vas. ¿Te detuviste a pensar en lo que significaría para los grisha o para mí y para toda Ravka si desaparecías?
