𝒔𝒗𝒐𝒃𝒐𝒅𝒂

266 37 2
                                    

🏯Pequeño Palacio, Os Alta, Ravka Oriental🏯

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

🏯Pequeño Palacio, Os Alta, Ravka Oriental🏯

Pov Alina

El alivio de Baghra fue inconfundible, pero no perdió el tiempo.

—Puedes escabullirte entre los artistas esta noche. Ir al oeste. Cuando llegues a Os Kervo, busca el Verloren. Es un barco comerciante de Kerch. Tu pasaje ya ha sido pagado.

Mis dedos se congelaron sobre los botones de mi kefta.

—¿Quieres que vaya al oeste de Ravka? ¿Que cruce la Sombra sola?

—Quiero que desaparezcas, niña. Ahora eres lo suficientemente fuerte como para viajar por la Sombra por tu cuenta. Debería resultarte fácil. ¿Por qué te crees que he pasado tanto tiempo entrenándote?

Otra cosa que no me había molestado en cuestionarme. El Oscuro le había dicho a Baghra que me dejara en paz. Yo pensaba que me estaba defendiendo, pero tal vez solo quería mantenerme débil.

Me quité la kefta y me pasé por la cabeza una áspera túnica de lana.

—Sabías lo que pretendía todo el tiempo. ¿Por qué me lo cuentas ahora? —le pregunté—. ¿Por qué esta noche?

—Nos hemos quedado sin tiempo. Realmente nunca pensé que encontraría la manada de Morozova. Son criaturas esquivas, parte de la ciencia más antigua, la creación en el corazón del mundo. Pero subestimé a sus hombres.

No, pensé mientras me ponía los bombachos y las botas de cuero, subestimaste a Mal. Mal, que podía cazar y rastrear como ningún otro. Mal, que podía sacar conejos de las rocas. Mal, que podía encontrar al ciervo y llevarme a mí, llevarnos a todos, a los pies del Oscuro sin tan siquiera saberlo.

La mujer me pasó un grueso abrigo de viaje marrón forrado de piel, un pesado gorro también de piel, y un ancho cinturón. Mientras me lo ataba a la cintura encontré una bolsa de dinero unida a él, junto a mi cuchillo y una bolsita donde se encontraban mis guantes de cuero, con los espejos a salvo en su interior.

Me condujo a través de una puerta pequeña y me entregó una mochila de viaje de cuero que me colgué a la espalda. Señaló a través de los terrenos hacia donde las luces del Gran Palacio parpadeaban en la distancia. Oía la música que tocaban. Me sorprendió darme cuenta de que la fiesta seguía en pleno auge. Parecía que habían pasado años desde que había abandonado el salón de baile, pero no podía haber sido mucho más de una hora.

—Ve hacia el laberinto de setos y gira a la izquierda. Permanece alejada de los caminos iluminados. Algunos de los artistas ya se están marchando. Busca uno de los carromatos que se vayan. Solo los registran al entrar en palacio, así que deberías estar a salvo.

—¿Debería?

Baghra me ignoró.

—Cuando salgas de Os Alta, procura evitar las carreteras principales. —me entregó un sobre sellado—. Eres una sirvienta ebanista de camino a Ravka Occidental para conocer a tu nuevo amo. ¿Entendido?

𝓡𝓤𝓛𝓔𝓡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora