Habían días en los que me sentía sofocado. Necesitaba aislarme y salir a caminar para poder olvidar y calmar mis nervios. Necesitaba una taza de café para que mis sentidos volviesen a estar en armonía. Y era que en esos días, en los que las gotas de lluvia no hacían más que golpear la ventana de mi habitación, era que la pesadilla comenzaba. Cerrar las cortinas, colocar un poco de música no era para nada útil, cuando lo único que deseas es que esa pesadilla acabe.
Pero no sabía la razón, no entendía porque en días y noches lluviosas, mi corazón se aceleraba tanto que dolía. Me aprisionaba el pecho y provocaba calambres que no lograba calmar sin un frasco de pastillas. Las que me recetó el psiquíatra, no servían para nada más que aguantar unos minutos sin llorar. La agonía volvía a aparecer, la paranoia, sentir que alguien me observaba, que me llamaba y me pedía disculpas. Las lágrimas no dejaban de caer por mis mejillas y no veía la hora de que la pesadilla acabara. Porque ya no era solo doloroso, se volvía un bucle de malos recuerdos, como si intentaran regresar pero mi subconsciente me lo impedía.
Necesitaba que esos recuerdos salieran a la luz.
Me bebía un vaso entero de agua fría, intentando calmar el temblor del cuerpo que en cualquier momento me despedazaría. Agradecía que la abuela continuase durmiendo, así no podría ver el tipo de persona en el que me había convertido.
Un loco.
Había agendado otra cita con el psicólogo, y es que ya no importaba si no me ayudaba en nada, simplemente necesitaba unos oídos a los que atormentar y una excusa para calmar los pedidos de ayuda dentro de mí.
Habían suspendido las clases, y no tenía nada más que hacer que acurrucarme en las sábanas de mi cama y volverme un arrollado primavera. Me dolía la cabeza, me dolían las sienes como si me las exprimieran. No podía evitar sentir la garganta seca de tanto reprimir los gritos que me provocaba el dolor de cabeza. Y es que un frasco de aspirinas ya no era suficiente.
El teléfono celular a un lado de la cama comenzó a vibrar, alertando mis sentidos y logrando que abriera los ojos por primera vez. Comprobé que se tratara realmente de una notificación y que no fuese fruto de mi subconsciente.
Renjun.
Había estado enviándome mensajes los últimos días, desde lo ocurrido en clases que ha mostrado una ligera preocupación por mi. Aunque no lo entiendo del todo.
Abro el mensaje con los ojos entrecerrados por el brillo de la pantalla.
Renjun
Invité a unos amigos a mi casa para poder divertirnos en este día tan aburrido
¿Quieres venir?
¿Renjun me estaba invitando a una reunión? ¿En su casa?
La idea no podía parecerme más aterradora. Pero fue el último mensaje que logró que el aire volviera a mis pulmones, haciéndome pensar dos veces sobre su propuesta.
Renjun
Jisung no vendrá
Era extraño que fuese él quien me invitara, aunque siempre lo hacía, como si temiera que no tuviese más amigos. Bueno, tenía toda la razón.
No tenía amigos.
Observé hacia afuera, corriendo la cortina que cubría la ventana. Solté un largo suspiro para después volver a retener el aire en mis pulmones. Es una mala idea.
Yo
Lo siento, no creo que sea una buena idea
ESTÁS LEYENDO
Black - Nomin
FanfictionNomin Jeno vive perturbado luego del asesinato de su hermano menor, buscando por sí solo, algunas pruebas contundentes que pudiesen dejarlo libre de ser el primer y único sospechoso del caso. Pero conoce a Jaemin, quien con sus secretos decide ayuda...