Capítulo 23.

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Jeno

La primera vez que le tuve miedo a algo, fue a los diez años cuando papá nos dejó. Era una emoción que no llegaba a experimentar seguido, a pesar de lo pesada o difícil que fuese vivir en un mundo y vida que no quieres. Él nos dejó un vacío enorme, un hueco que tuve que llenar con todo lo que tenía a la mano, independientemente si me perdía a mi mismo en el proceso. Al ser el mayor, jamás tuve las mismas oportunidades que los demás, siempre prioricé a MinHyung sobre todo lo demás. Incluso sobre quien tenía la porción de comida más grande, ese siempre era MinHyung, pero porque yo lo priorizaba a él antes que a mi.

Éramos una familia disfuncional, siempre lo fuimos. Sin embargo, uno siempre desea salir adelante, cargando los bolsos y pensamientos más pesados, responsabilidades y costumbres que te llevaban a odiar lo que eras. Lo que es.

Antes de todo el desastre, antes de que nuestra familia se convirtiera simplemente en MinHyung y yo, mamá siempre decía que éramos su peor creación. A pesar de haber sido planeados, ella seguía teniendo expectativas a pesar de simplemente tener siete años. Aún recuerdo la primera vez que me envió a la escuela. Se olvidó de venir a buscarme.

Papá era igual. No hubo un solo día en el que no preguntara por mi madre o por qué se había ido, éramos un desastre sin ella y él ya no podía seguir a nuestro lado. MinHyung solo tenía nueve años cuando papá prefirió una vida llena de apuestas y deudas, antes que a sus propios hijos. Dejándome a mi, su peor desastre, con la responsabilidad de criar a un niño que aún no podía dormir con la luz apagada. Me sorprendí muchísimo al ver a MinHyung crecer. Era todo lo contrario a mi, todo lo contrario a lo que yo pensaba que era lo correcto, como yo intentaba vivir la vida a base de reglas.

Pensé que mantenerme en el extremo, me haría mucho menos llamativo.

Pero también cometí un error. Al quedarme atrás, no pude aceptar el hecho de que MinHyung creció y llegó a pensar por su propia cuenta, que tiene ideologías, sexualidad y preferencias diferentes a las mías. Porque me quedé pensando sobre que quizás, el podría ser mucho mejor que yo y no convertirse en lo que por mucho tiempo deseé mantener bajo tierra.

Un amargado.

Pensé que cosas tan simples como estudiar y trabajar, eran un derecho primordial y no una decisión. Al no tener esa oportunidad, supuse que MinHyung no seguiría mis pasos y tampoco se arriesgaría a desaprovechar esa oportunidad que simplemente le ocurría una vez en la vida. Pero es un ser humano al igual que yo.

Lo vi perderse y deteriorarse poco a poco, a tal punto de tener que ir a buscarlo a la comisaría porque se emborrachaba en donde sea que tuviese espacio. Sus ojos cada vez se apagaban más, me demostraban menos que yo al mirarme en el espejo. Él era la clara representación de mi mismo.

Un desastre.

Y ahí fue cuando decidí no molestarlo más. Dejar de ser ese hermano que tanto me costó lograr, porque él no estaba feliz. Su significado de hermano, era alguien que se mantenía al costado. Y yo debía entenderlo.

Pasaba horas y horas trabajando, era la misma rutina todos los días. Trabajo, casa, dormir y nuevamente trabajo, casa y dormir. No recuerdo en que momento comía, o en que momento lograba tener un tiempo para mi. Porque a pesar de decir que ya no podía meter las narices en los asuntos de MinHyung, seguía preocupándome por él, porque era mi hermano. La persona que más amaba en el mundo.

Y lo perdí.

Tal vez jamás debí dejar que se hiciera el primer piercing. Nunca debí dejar que probara el alcohol por primera vez. No debí levantar la voz y gritarle a tal punto de casi tener ganas de golpearlo. Pero al notar que era exactamente como yo, en realidad me vi golpeándome a mi mismo. El sentimiento de escape era tan inmenso que llegué a pensar de manera egoísta. Si también debía convertirme en la representación misma de mi madre, lo haría. Si eso ayudaba a protegerlo, lo haría.

Black - NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora