Black - Nomin

Capítulo 24.

Jaemin

A veces las razones no son necesarias para explicar. A veces uno solo necesita sentir y dejarse llevar, ya que finalmente las emociones son simplemente eso. Emociones. No puedes cambiarles el rumbo y ellas tampoco te seguirán a ti. Lideran el camino y las relaciones, volviéndolas o inestables o saludables.

La vida te involucra en tantos problemas, creando teorías sinsentido y situaciones inevitables. Y si me preguntara realmente lo que significa vivir, ¿Cuál es entonces el sentido de la vida? probablemente no existiría una respuesta acertada, más bien, solo respuestas. Te quedas con una y la otra la rechazas, dependiendo de lo que realmente estimas en la vida.

La reencarnación es una de ellas, y si yo te preguntara, ¿Crees en ella?

Se generarían miles de argumentos y al menos diez opiniones diferentes. Pero si realmente contextualizamos lo que realmente sería la vida, no es más que un simple respirar. Porque independientemente de si te sientes vivo o muerto, estás respirando por igual. Usándolo como pasatiempo o simplemente como un deber, hay dos tipos de persona. Yo sería el que respira por deber y no por querer.

Pero solo nos queda una opción. Seguir viviendo.

Algunos lo llaman cobardía, sin embargo mi verdadera opinión es, si ya no logras encontrarle el sentido cuando tampoco lo sabemos, no hay otra opción. ¿O tal vez si?

— Jeno, si pudiera retroceder en el tiempo — llevábamos al menos veinte minutos sentados sin dirigirnos palabra alguna. — amaría correr hacia ti y salvarte, porque se me hace inevitable.

No quería tampoco encontrarle el sentido a esto, no quería ver a Jeno como algo más que Jeno, no era una etiqueta y tampoco la quería. Solo éramos dos personas con problemas que necesitan ser ayudadas.

— Quiero que sigas confiando en mi. — si mis palabras no lograban ser escuchadas, realmente esperaba que pudiera notar cada uno de mis mensajes a través de mi boca. — No tomé la decisión correcta pero, quisiera poder crear más instancias en las que puedas seguir teniéndome en cuenta.

Nunca vi a Jeno como algo más que un chico con problemas. Tampoco quise verlo como algo más que eso, simplemente lo guardé en lo profundo de mis entrañas, deseando que en cualquier momento se transformara en un hermoso girasol y dejara de ser una flor marchita.

Tal vez no debo hacerme cargo de sus dolores y tampoco llevar sus lagrimas sobre mis hombros. Pero en realidad lo veo más bien como una forma de superarme a mi mismo, ayudar a alguien que comparte un sufrimiento parecido al mio, que no somos diferentes, más bien, homogéneos.

Porque ninguna palabra sería suficiente para describir lo mucho que mis esfuerzos habían valido la pena. Jeno no era solo un cachorrito asustado, también tenía las energías de un samoyedo.

No necesitaba escuchar su respuesta y tampoco debía seguir insistiendo, porque no era eso lo que hacía falta para entender lo que significaba realmente estimar a alguien. Sobre todo cuando la persona que tenías frente a ti, era la viva imagen de una guerra interna. Pero es cierto que después de la tormenta sale el sol.