Capítulo 16.

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¿Había escuchado bien? ¿Jeno quería que me sacara los pantalones?

Podría haberme invitado a un café primero.

Me recorrió con la mirada, como si esperara a que le hiciese caso, pero instintivamente parpadeó, con miedo de que pudiera haberlo malinterpretado.

— Me daré la vuelta y — me extendió un cojín. — puedes cubrirte con esto.

¿Quería que me cubriera que cosa con el cojín?

Lo pensé por unos momentos más, hasta sentir que mi herida comenzaba a sangrar otra vez. Asentí, dándole a entender que estaba de acuerdo y podía darse la vuelta finalmente. Bajé la cremallera de mi pantalón cuando él se volteó dándome la espalda, descendí mis pantalones por las piernas, teniendo cuidado de no rozar la herida con la tela áspera. Me cercioré varias veces, pensando que tal vez Jeno, era un pervertido y me miraría en cualquier momento por el rabillo del ojo. Los dejé por mis tobillos, y me cubrí rápidamente con el cojín que me había extendido.

Era una escena vergonzosa.

— Ya puedes... darte la vuelta — le di permiso para que por fin pudiéramos quedar frente a frente, Jeno se quedó de cuclillas frente a mí, y por inercia retrocedí un poco. Jeno me dio una mirada, como si me preguntara esperando mi consentimiento. Le asentí.— no debías hacerlo, pero gracias, Jeno.

Miré su cabellera, deteniéndome en las raíces que comenzaban a notarse más de lo necesario. Sin embargo no se veía nada mal. Solté un quejido cuando Jeno quitó la gasa que rodeaba mi rodilla.

— ¿Ha sido muy difícil? — me atreví a preguntar. — cuidar de MinHyung.

Su toque nunca se detuvo, solté un suspiro de agradecimiento.

— No. — pensé que se lo pensaría un poco más en realidad. — al principio, las cosas eran bastante fáciles. Mi padre se preocupaba bastante por nosotros, pero cuando mamá desapareció... — aplicó un poco de alcohol sobre mi herida, dando pequeños soplidos para que dejara de arder tanto. — ella nos abandonó a cada uno de nosotros. Mi padre estaba enfurecido, pero más que nada se encontraba dolido.

Sus toques se detuvieron y también él por un momento, pensé que se detendría, pero continuó luego de unos segundos.

— Ella enviaba algunas postales, eran increíbles, me encantaba verlas. — sonreí inconscientemente. — Era una playa hermosa, el agua era tan cristalina que pensaba que si me metía en el interior, podría verme a través de ella. — no sonaba feliz, más bien melancólico. Apreté el cojín entre mis dedos. — Cuando preguntaste sobre cual era mi sueño, preferí no responder porque no quería sacar a flote los recuerdos que tanto me había costado enterrar. — sus manos volvieron a mi pierna, causándome un escalofrío. — Siempre quise visitarla, conocer el lugar del que tanto amaba enviar postales y conocer esa playa, muchas playas en realidad. Pero mi verdadero sueño no es verla a ella, si no irme de aquí.

Su tono de voz había cambiado completamente. Era ridícula la forma en la que mi corazón se aceleraba solo por pequeños toques.

— Comencé a odiar este lugar, despreciaba cada vez que mi padre se encerraba en su habitación a llorar. — soltó un suspiro entrecortado. — Odiaba la sensación de no poder explicarle a MinHyung que estaba pasando porque ni siquiera yo mismo lo sabía. Y llegó el momento en que papá también se aburrió de nosotros, de cuidarnos. — algo dentro de mi se estrujó. No lograba verlo directamente a los ojos pero podía notar que era algo de lo que le costaba hablar. — Cuando el orfanato se volvió nuestra casa, prometí que cuidaría de MinHyung con todas mis fuerzas. No permitiría que nuevamente nos dejaran solos, pero más que nada a él, porque era un niño y él no sabía cómo sobrevivir. A pesar de sólo tener un año de diferencia, MinHyung era un niño inmaduro.

Black - NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora