Capítulo 18.

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Realmente el dolor de mi cabeza no era debido a la fatiga, yo no podía creer lo que estaba viendo.

Ordené un combo de pollo crujiente, para que al final me llegara sin la bebida que había pedido. Y para colmo, Jeno era el repartidor. Me miró con las mejillas sonrojadas mientras sostenía la bolsita de mi comida, como si temiera que le reprochara pero en realidad, solo estaba sorprendido.

— ¿Te bebiste mi bebida? — pregunté con sorpresa, había sido tan mala persona.

— Lo siento, tenía sed. — entrecerré los ojos en su dirección y me crucé de brazos, ¿Se había bebido mi Coca Cola porque tenía sed? — la pagaré.

Alcé mi palma en el aire.

— Sabes que olvídalo. — sentencié. — Gracias por el pollo. — le arrebaté la bolsa de las manos pero por alguna extraña razón me sentí mal.

Cerré la puerta, dejándolo de pie en el la alfombrilla de la entrada. Seguramente estampé su nariz contra la estructura y rápidamente me arrepentí. La abrí de corrido, dejando salir un suspiro cuando lo vi a punto de marcharse.

— Lo siento, era una broma.

Frenó sus pasos, y por un momento olvidé que no nos habíamos visto por tres días.

— Lo mío también. — fruncí el ceño. — No me bebí tu Coca Cola. Tu no la pediste, Jaemin.

Estaba a punto de tener un cortocircuito.

— ¿Qué?

Apretó los labios, girando hacia mi dirección.

— La bebida, no estaba incluida en el pago. — toqué mis sienes con molestia, ¿Qué yo había olvidado qué? — Creo que lo olvidaste.

Intenté recordar lo que había hecho hace unos minutos atrás, incluso cuando me levanté y corrí al baño a lavarme la cara. ¿No había incluido la bebida? Pero si yo siempre pido mi Coca Cola light.

Miré a Jeno con la boca abierta, él había regresado a burlarse de mi. Jeno podía ser una persona tímida y retraída, pero cuando se trataba de molestar, era todo un profesional. Había completamente pasado por alto que se había vuelto una total costumbre encontrarme con él. Incluso al despertar me preguntaba que era lo que estaba haciendo o si habría comido. Porque eso es lo que hacen los amigos, ¿No?

¿Por lo menos éramos amigos?

— Ya sé. — dejé salir de mi boca. — burlate, ríete de mi. Aplaude en mi cara, soy un idiota. — y es que realmente jamás pensé olvidar una bebida. — Creo tener la cabeza entre las nubes últimamente.

— Yo diría en la litosfera. — sonrió con sorna.

Entrecerré los ojos nuevamente. Esto podría volverse una costumbre de la que no estaba muy seguro si de verdad quería acostumbrarme.

— ¿Hasta que hora trabajas? — ignoré el ridículo comentario.

— Termino a las cinco. — respondió con una sonrisa. — hoy me dan la paga de la semana.

— ¿Te pagan en la semana?

Asintió. — Dicen que soy bastante veloz, creo que soy bueno en esto.

Se veía feliz. Realmente lo estaba.

— Y... también logro despejarme un poco. — me relamí los labios. — Creo que es algo bueno.

Y si que lo era.

— La abuela ha preguntado por ti. — solté de imprevisto.

A decir verdad era ya una rutina que al verme cruzar la puerta ella llegara a pensar que me había encontrado con Jeno. Aunque no se equivocaba, si llegaba a una hora equivocada, era porque se trataba de él.

Black - NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora