Epílogo.

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No había visto a Jeno hasta hace pocas semanas. Habíamos decidido no encontrarnos más aunque eso parecía un poco demasiado apresurado. Lo extrañaba. Me había esmerado todos estos días en completar el examen físico, estuve esperando los resultados por horas. Eran las 10 de la mañana cuando desbloqueé la computadora, entré a la página esperando que hubiese alguna señal del destino que me motivase a continuar. Me lo merecía, ¿verdad? Merezco una segunda oportunidad, merezco completar este proceso que tanto me había costado.

Mamá estaría orgullosa de mi, y la abuela también.

Esto parecía una escena de película de terror. Espectadores observando mi desastre mientras yo era el único preocupado, la única persona en la sala queriendo salir corriendo y ahogarme en mi propia miseria. Solo faltaban 15 minutos para que llegara la hora establecida. 15 tortuosos minutos en lo que no pensé en nada. Vivir solo se había transformado en más que una tortura, más bien en un modo de supervivencia nivel catastrófico. Me dolía el pecho cada vez que llegaba a la cocina. Apretaba con fuerza mi camiseta, intentando recuperar la respiración que no llegaría a menos que tomase mis medicamentos.

En esto me había convertido. En un maldito enfermo.

Si todo salía bien esta mañana, empacaría mis cosas y me iría. El dinero que había estado ahorrando todos estos años, finalmente serviría. También había estado viendo a Renjun, él parecía demasiado concentrado en hacerse mi amigo. Aunque creo que por fin lo consiguió. No es tan malo como creía. Todo en mi vida estaba casi resuelto.

Lo único que no estaba en ninguno de mis planes, era Jeno. Me mentiría a mi mismo si dijese que no lo extrañaba, pero también me mentiría si dijera que podía verlo a los ojos sin tener ganas de vomitar. Y es que todo lo que me provocaba una simple mirada, no podía compararse al repugnante sabor en mi boca cada vez que recordaba a MinHyung y las atrocidades de... siquiera podía mencionarlo sin arrugar mi nariz y correr al baño. Tal vez exageraba, pero todo dentro de mi se sentía tan erróneo. Lo único que me mantenía de pie era la abuela. Pero fui un tonto al refugiarme en Jeno cuando ella me dejó, fue tonto creer que encontraría algún tipo de contención en él.

Y es que mi corazón no dejaba de moverse desbocado cada vez que lo tenía cerca.

Pero también me había prometido a mi mismo que seguiría mis instintos. Y cada uno de ellos, me decía exactamente lo mismo: vive, Jaemin. Ya me había cansado de intentar sobrevivir. Creo que era hora de poder tomar un respiro y, alegrarme. Ser feliz por lo que no logré ser en un largo tiempo. Me había hastiado de tener que sobrevivir a base de presión, a base de cargar con la culpa de muertes que no me pertenecían. Yo merecía una oportunidad más, una de enmendar mis errores, errores que tal vez no eran míos pero que estaba dispuesto a enterrar por completo. Y yo sabía exactamente lo que debía hacer. Estaba dispuesto a ello.

Observé expectante la pantalla de la computadora, esperando que por fin se abriese la ventana de los resultados. Solo quedaban 2 minutos para ello y me sorprendía lo poco nervioso que me encontraba. Creo que ya me había resignado al destino.

Y ahí estaba.

"Felicidades, ha sido aceptado en la academia de policías de Corea."

No estaba entusiasmado, tampoco sorprendido. Más bien me había quitado un peso de encima, e inevitablemente, solté un gran suspiro. Ni lo pensé cuando tomé en mano mi teléfono y envié un mensaje.

Yo:

He sido aceptado

Esperé la respuesta unos minutos, también sabía que la persona a la que estaba dirigido este mensaje, no tenía mucho que hacer en el día.

Black - NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora