Capítulo 7.

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Mi hermano era lo que más quería en el mundo. Siempre pasábamos tiempo juntos y prometí cuidarlo. Se lo prometí a mamá. Pero por una rara razón, ya no quería hacerlo. Cuando lo miraba a los ojos, solo podía verlo a él, cuando ese día nos dejó... mamá sufrió tanto. Odiaba ser el mayor, realmente lo odiaba. Miré a mi hermano y también a sus amigos, ellos de verdad se llevaban bien. Me hubiese gustado tener un grupo de amigos como ellos. Esa tarde al llegar a casa, mi hermano invitó a uno de sus amigos. Jugaron en el dormitorio y se reían mostrando los dientes, se veían tan felices que algo dentro de mi se removió. A los doce lo supe, a muy temprana edad. 

Aunque ya no quisiera cuidarlo, debía hacerlo. 

Su amigo no me gustaba. Lo hace sonreír demasiado.

Primero había sido Dobby y ahora... ¿Cuál era su nombre? Ni siquiera lo recordaba. Odiaba que frecuentara nuestra casa, odiaba que se la pasara jugando con él. Lo odiaba a él. 

Ronie me miró con ojos suplicantes esa vez. Supe que jamás volvería a observarme con una sonrisa, jamás me sonreiría nuevamente. Lo había perdido. 

Pero se sintió tan bien. 

Lo quería solo para mi. Tenía que ser solo mio. Es mi hermano. ¿Quién se creía que era para arrebatármelo? 

— No hagas esto, hermano. Lo siento. me miraba con lágrimas en los ojos. De alguna manera me enfureció. Vamos a casa. No lo volveré a ver. 

— Mientes. 

Cuando Dobby "desapareció" mamá hizo de todo por encontrarlo. Incluso Ronie fingía estar triste. Porque él no estaba triste en lo absoluto, ¿Verdad? 

Dobby me molestaba demasiado. Le hice un favor en deshacerme de él. 

Pero su amigo era tan molesto. 

— Ronie. — lo llamé, colocándome de cuclillas frente a él. Le acaricié la cabeza. — Llama a mamá y dile que venga... le tengo una sorpresa.

Se acercaban los exámenes y no podía evitar tener la cabeza en otra parte que no fueran mis libros

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Se acercaban los exámenes y no podía evitar tener la cabeza en otra parte que no fueran mis libros. Giraba la lapicera entre mis dedos, desconectándome por completo por lo que sea que el profesor estuviese contando. Podía sentir como Renjun me observaba el perfil, pero es que siquiera me importaba. Jeno había comenzado a vivir en mi cabeza. Pero es que, ¿De verdad nadie quería contratarlo? Me hervía la sangre siquiera de pensarlo. ¿Cómo pueden hacer eso? 

Podía ver como el profesor movía los labios pero en realidad no le prestaba atención. 

— ¿Estás bien? — pude escuchar a mi costado. — Jaemin... 

Su cabello castaño me había acariciado el hombro. 

— S-si. — le contesté sin darle demasiadas vueltas. 

Black - NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora