EPÍLOGO

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La vida era maravillosa, ser humano, era maravilloso.

Alzaba la mirada y observaba el cielo azul. Y lo admiro. Nunca he sido de esas personas que se detienen a admirar cada detalle del día, de la vida. Pero ahora me nacía hacerlo. Me entraban ganas de sentarme en el césped solo para buscar un trébol de cuatro hojas solo para darme el gusto.

Niall, por supuesto, estaba cansado de mi actitud positiva pero no me importaba. Jamás me había sentido así de eufórica en la vida y me gustaba. Aunque entiendo un poco la actitud malhumorada de Niall, él ya ha tenido su dosis de vida, yo, por otro lado, no. Si la vida había decidido en darme una segunda oportunidad, iba a sacarle provecho y hacerlo bien.

Todo parece haber caído en posición. Con mis compañeros de campamento habíamos hecho un grupo en whatsapp para mantenernos en contacto mientras cada uno rehacía su vida.

Jacob y Tessa se fueron a recorrer Asía juntos y Asmodeo siguió su vida como demonio, la única diferencia era que ahora es libre. Me gustaría pensar que fue en busca de Lilith para empezar de nuevo, dejando el pasado y los errores en el olvido. Y yo y Niall habíamos decidido conocer el Caribe y las playas blancas. Nuestra única preocupación era llegar a la hora del buffet para comer, porque si nos quedábamos dormidos, reemplazaban la comida.

Aunque ya hayan pasado meses, sigo despertándome con pesadillas sobre lo ocurrido. Pero agradecía que Niall estaba a mi lado para tranquilizarme. En cuanto miraba esos ojos azules, todo mi cuerpo se relajaba y entraba en un estado de paz voluntario.

Habían veces en que era mi turno tranquilizar a Niall, quién siempre estaba alerta ante cualquier eminente peligro que pudiera haber. Nunca se alejaba de mi lado y asesinaba con la mirada a los hombres que posaban su mirada en mí como si lo peor no hubiese pasado ya. No sé si era porque estaba celoso o por costumbre, pero me protegía como si fuese un polluelo. Era tierno, pero a veces se obsesionaba y hasta yo tenía que respirar de vez en cuando.

- Niall, debes tranquilizarte, ya no estamos en peligro- le digo un par de veces al día, hasta tal punto, que hasta yo comenzaba a creérmelo.

Era difícil, por un año viví con miedo y cuidándome la espalda, y ahora que todo pasó, se sentía raro. Seguía durmiendo con un ojo abierto y mantenía mi espalda contra la pared para tener a la vista todo lo que se me podía acercar, pero obsesionarse no estaba bien y tenía que recordarme que ya no estábamos en peligro. Pero tenía miedo. Niall era humano y si apareciera un demonio él no sería capaz de defenderse correctamente y eso me preocupaba. Pero sabía que no estaba sola, podíamos contar con Asmodeo y mis padres, mis verdaderos padres.

- No des por hecho todo, Phon, cualquier cosa puede pasar- me responde asegurando la puerta de la habitación del hotel.

Yo sonrío con paciencia.

- Lo único que puede pasar aquí, es que te ame más de lo que hice el día anterior- le digo desde la cama.

Él se voltea y me regala una sonrisa. Abro mis brazos y Niall encaja su cuerpo con el mío para juntarnos en un abrazo.

- Te amo- me susurra al oído.

Me encanta cuando lo dice, nunca pasa de moda. No importa cuántas veces me lo diga, la reacción de mi cuerpo es la misma. Siento esas mariposas revoloteando en mi estómago, lo cual hace que me muerda el labio inferior para calmarlas, pero al hacerlo provoco a Niall quien me besa con pasión, y luego una cosa lleva a la otra y nos pasamos todo el día en la cama. Era una de mis cosas favoritas.

- Yo también te amo- respondo separándome un poco de él para mirarlo a los ojos-. Joder, como me encantan- murmuro pasando mis dedos por sus párpados ligeramente.

- Ya lo sé- replica, ya que no es la primera vez que se lo digo. Suelto una leve risa.

- También me gustan tus labios- añado para besarlos castamente.

- ¿Solo eso?- inquiere, yo niego con la cabeza.

- Todo tú, me encantas- digo y sonrío abiertamente-. Y mi parte favorita es restregarles a esas mujeres que eres todo mío.

- Todo tuyo- repite sonriéndome-. A mí me gusta celarte frente a esos hombres que no saben hacer nada mejor que observar.

- Esos hombres no me importan, solo tú.

- Esas mujeres no me importan, solo tú.

Y la discusión termina allí, solo para seguirla al día siguiente. Pero me gustaba, siempre que peleábamos, terminábamos en la cama.

Y así es nuestra vida. Cuando terminamos de viajar por el Caribe volamos hacia París, luego Londres para terminar en Irlanda, en su hogar.

Volver a pisar su tierra natal fue difícil, porque los recuerdos eran dolorosos. Cuando quisimos ir a visitar su casa de la niñez, descubrimos que habían derribado toda la cuadra para construir un mall. Aquello rebalsó el vaso.

Para animarlo, lo llevo a pasear por el lugar hasta terminar en una heladería. No nos quedamos. Hicimos el pedido y comimos mientras caminamos, hasta que decido ir a una floristería, donde compramos un ramo de flores de variedad para luego terminar en el cementerio más cercano.

Niall me pregunta qué es ese lugar y se lo explico. Luego de caminar en silencio por un camino de gravilla decido detenerme frente a un árbol de Olmo donde dejo las flores en el suelo.

- ¿Te gustaría que este lugar fuese dedicado a tu familia?

Niall me mira y asiente con la cabeza.

Me imaginaba que los padres de Niall y su hermano mayor no tenían tumbas, por lo que decidimos hacerles uno, y ese sería el Olmo.

- Aquí podemos venir cuando quieras para visitarlos y hacerles compañía- le digo con voz suave. En mi mente, ya estaba planeando en hacer una placa con sus nombres para ponerla en el árbol. Claro, no sin antes pedirle permiso a la instalación del cementerio.

- Gracias, Phon- me agradece con una sonrisa triste.

***

Bien la vida no era fácil, si estábamos juntos, todo se podía. Luego de recorrer Europa y Asía decidimos asentarnos en Hudson, Texas donde comenzamos nuestra vida como personas oficialmente normales. Ambos nos inscribimos en la universidad para darle una oportunidad a nuestro futuro, el cual parecía incierto. Aunque, para ser sincera, no me importaba qué sucediera con mi futuro, mientras Niall estuviera en mi vida, todo iba a estar de maravilla.

- Dime que me amas- le pido recostada sobre su pecho.

Sobre nosotros, brillaba la Osa Mayor, la misma constelación que veía en el campamento.

- Te amo, te amo, te amo- dice repetidas veces solo para hacerme feliz.

- Qué bueno, porque yo también te amo.

Y, aunque nuestra historia todavía no ha llegado a su final, aquí me despido. Finalmente había encontrado ese alguien con quien compartir mis experiencias, a quién darle mi amor. Y no me preocupaba, porque tenía a alguien quién me amaba incondicionalmente y eso era lo único que importaba.

Cierro los ojos y me entrego al sueño, el cual pronto me absorbe y me deja flotando en una nube esponjosa la cual quién sabe dónde me llevará. Una vez que el sueño toca la puerta, veo todo negro.

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Fin.

My DemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora