Capitulo 36

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Cuando vuelvo a abrir los ojos me veo obligada a cerrar la boca para contener la respiración. Nado hacia la superficie y saco la cabeza para respirar y volver a la realidad. Había caído en el lago estelar. Me preguntaba por qué este lugar parecía un punto de caída perfecto.

Nado hacia la orilla sintiéndome aparentemente cansada. Cuando llego a la orilla me arrastro fuera del agua y me dejo caer sobre la arena respirando sonoramente. Miro hacia el cielo encontrándome con la oscuridad de la noche.

Me sentía desesperanzada, no me gustaba la sensación que comenzaba a invadir mi cuerpo. Sentía que tenía un deber y la obligación de poner al día a los mortales, a mis compañeros, y yo nunca en mi vida había empleado el rol de líder. No sabía cómo hacerlo, y estaba aterrada. ¿Y si no me hacían caso? ¿y sí pensaban que estaba mintiendo? ¿cómo iba a hacer para que se pusieran a entrenar? ¿si quiera teníamos armas?

Suelto un grito de rabia para aliviar el peso implantado en mi pecho. Unos pájaros vuelan de unos árboles y yo observo sus siluetas negras irse lejos volando. Cuanto me gustaría salir tras ellos y seguirle el rumbo hasta perderme.

Sabía que lamentándome no iba a lograr nada, pero siempre se me había dado bien desperdiciar el tiempo, aunque tuviera muchas cosas que hacer.

Con un quejido me levanto del suelo y comienzo a caminar en dirección a la cabaña para poder ponerme ropa seca. Cuando pienso en ello reparo que mi cabeza no estaba goteando. Entonces llevo mi mano hacia mi cabeza para encontrarme con una sorpresa: estaba seco, mi pelo estaba seco.

Suelto un chillido.               

- ¡Ayayayayaí!

- Suenas como si fuera una mexicana- una voz me sorprende a mi lado. Me volteo para ver a Tadeo. Un mortal que había sido traído de México. Tenía la piel morena y el cabello negro largo con unas cuantas rastas.

- ¿Qué haces aquí? - inquiero tratando de cambiar de tema.

Es entonces cuando alza la mano para mostrar un conejo blanco con las patas amarradas en una cuerda.

- Siempre me ha fascinado la biología y la naturaleza, así que escondo trampas para capturar criaturas mutantes- explica sonriendo extasiado, mientras mira la criatura con adoración.

- ¿Mutantes? - inquiero ladeando la cabeza confundida. Es cuando extiende al animal hacia la luz de la luna y yo abro los ojos de par en par. El conejo tenía la cola larga de un león y las orejas de un ciervo y sobre estas unos pequeños cuernos- ¿Qué diablos es eso?

Casi me echo a reír de ironía por la expresión que había utilizado por la costumbre.

- No lo sé, pero no es el único espécimen que he encontrado- contesta y comienza a caminar hacia el claro. Yo le sigo el paso.

- ¿No es peligroso?

- Oh, sí. Estaba rabioso cuando lo atrapé.

- Pero no se está moviendo, ¿está muerto? - hundo mi dedo en el pelaje y doy un paso atrás cuando movió una pata.

- No, solo está dopado. La flora aquí es increíble, te sorprendería de lo que se podría crear a partir de ellas.

Entonces en mi mente, anoto el nombre de Tadeo, podría ser útil en la guerra, como una especie de científico loco.

Cuando llegamos al claro tomo de su brazo para detenerlo.

- Necesito pedirte algo- le digo en voz baja.

- ¿Qué pasa?

- Necesito que juntes a los demás mortales en el lago estelar, hay algo que deben saber.

Él me mira de manera seria y me inspecciona la cara como si estuviera intentando medir la gravedad del asunto.

Tadeo asiente con la cabeza lentamente.

- ¿A qué hora nos quieres allí?

- Mhm... A la media noche- le contesto dándole una hora al azar. Esta reunión se me ocurrió a último minuto, así que se trataba de algo más o menos improvisado.

Él alza una ceja con burla.

- Son las una de la madrugada- dice y yo vuelvo a abrir los ojos como platos.

- Mierda- mascullo-. En una hora, entonces.

Corro hacia la cabaña y subo por la escalera. Cuando llego arriba, miro la escalera con desdén. Mañana lo primero que haría sería averiguar cómo mierda subir hasta aquí como los demás y no como la compañera que recibe tratos especiales porque es deficiente.

Cuando entro al pequeño salón me quedo quieta al encontrarme con la mirada de Niall. En seguida, siento sus brazos rodeando mi cintura y la aprieta con fuerza hasta apegarme completamente a él. Yo me quedo estática por la sorpresa. Joder, este día me ha pasado de todo. Extrañaba mi aburrido día cuando me iba a dormir sin que nada hubiese pasado durante el día.

- Lamento mi reacción de antes- me dice al oído y siento mi piel ponerse de gallina-. Pero joder, lo que has hecho...- comienza diciendo y me separa para mirarme a los ojos. Es cuando suelta un suspiro-. Supongo que tienes razón- dice ahora mirándome con determinación-. Voy a entrenarte como debí hacerlo, y te ayudaré a controlar tus poderes.

Yo le miro con la boca abierta. No podía creer lo que mis oídos escuchaban. Niall nunca cedía, nunca me daba la razón, y por, sobre todo: jamás, JAMÁS, me había abrazado.

- No entiendo... ¿Es una clase de trampa?

Termino por separarme de él y camino lejos de él para poder tener espacio y procesar sus palabras.

- No puedo dejar que te maten en la guerra por no haber sabido defenderte y luchar contra tu oponente- niega con la cabeza. Yo sonrío satisfecha, ahora podía tachar algo de mi lista de pendientes.

- Genial, ¿cuándo empezamos?

- En la mañana, a las siete de la mañana, en punto- me responde y yo contengo un bufido de irritación.

Hoy apenas iba a pegar ojo, si es que llegaba hacerlo, ¿cómo se supone que entrene con lo agotada que me siento?

- Está bien- digo por fin.

***

Lamento por haber abandonado la historia, he estado por todas partes, pero he vuelto mejor que nunca!

My DemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora