Lo primero que noto es el calor. Luego, cuando abro los ojos, noto que el aire parece moverse, parece vibrar y los oídos me zumban. Después me doy cuenta de que la mitad de mi cuerpo está hundido en lo que parece ser agua, y que estoy atrapada en algo de espacio limitado.
Alzo una mano y noto cómo de ella van brotando gotas sin cesar. Estoy aterrada. Intento incorporarme, pero enseguida me golpeo la cabeza. Entonces me doy cuenta de que estoy atrapada en una especie de capsula, y podía ver a través de él, pero la verdad, no parecía haber mucho que ver.
Alzo ambas rodillas y de ellas también brotaban gotas de agua. Es como si estuviera sudando. Y me doy cuenta de que el agua iba subiendo y tenía miedo de ahogarme allí dentro. Presiono una mano contra la pared acristalada de la capsula intentando romperla, o algo. Estaba desesperada. No sabía dónde estaba, tampoco recordaba lo último que había sucedido, porque no recordaba haberme quedado dormida.
Mi corazón comienza a latir con fuerza. Suelto un grito que parece casi bestial y noto cómo mi cuerpo se contrae y suelto un alarido de dolor cuando siento como si mis huesos se rompieran, o se reacomodaran. Entonces noto las garras de mi mano, negras con un tono rojizo arañando el cristal.
- ¡No! - chillo tratando de pelear contra lo que sea que parecía querer apoderarse de mi cuerpo, de mi sistema. Es como una semilla negra implantada en mi cuerpo y que estuviera creciendo, como una maldad llenando mis venas y apoderándose de todo lo bueno que había en mí. Es como si algo grande estuviera creciendo dentro de algo pequeño.
- Deja de luchar, sabes que es esto lo que quieres- esa voz. Era como la mía, pero más ronca, afilada. Entonces alzo la mirada y la veo, esa visión mía que había visto cuando había caído en la trampa de Niall cuando entré a su habitación. Sus ojos de serpiente me desafían-. Conmigo, serás más poderosa. Imagina lo que podrás hacer si me dejas tenerte.
Y suelta una risa escalofriante.
- ¡Basta, por favor! - grito tratando de pensar, de recordar lo que soy. Quién soy. No sé si esto estaba pasando de verdad, parecía más bien una pesadilla. Mi cuerpo dolía, y tenía miedo de transformarme en ese monstruo inhumano.
- ¿Basta? ¡¿Basta?!- exclama elevando la voz, era como si alguien raspara un tenedor sobre una superficie- ¡No le dices 'basta' a una oportunidad como esta! Solo mírate, eres una humana inútil. ¿Así pretendes combatir a Lucifer? - su risa vuelve a hacerse oír.
- Si cedo, ¡será en él en quien me voy a convertir! - gruño y su rostro se ensombrece. Tenía miedo, no quería convertirme en un demonio como Niall. No quería ser malvada y despiadada. No quería ser una asesina.
- Tú alma está débil, necesitas de mi veneno- dice, y esta vez, no sonríe con malicia. Como si aquello estuviera vivo, su mano rompe lo que sea que sea lo que me estaba envolviendo y su mano rodea mi cuello y lo aprieta. Abro la boca en busca de aire y es cuando ella se acerca y abre su boca contra la mía.
De su boca sale una sombra negra que parece emanar hacia la mía y me retuerzo sintiendo como si me estuvieran enterrando agujas en el interior de mi cuerpo, como si estuvieran agarrando mis huesos y los apretaran.
Grito y lloro, no quería olvidar quien era. Pero parecía ser demasiado tarde.
Como si mi cuerpo hubiese crecido, la capsula se rompe y mi cuerpo se retuerce como si mi interior quisiese crecer más de lo que mi piel le permitía. Siento mis huesos acomodarse y enarco la espalda con dolor y agonía.
Gritaba en mi mente para que esto se detuviera, pero no hacía nada más que empeorar.
Cuando quiero hablar, o pedir ayuda, escucho un gruñido feroz. Entonces me doy la vuelta para encontrarme con una puerta. Voy hacia ella, caminando por lo que parece ser un incendio, y sin aguantar más estrello mi cuerpo contra las rejas doradas y termino golpeando un suelo frío.
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My Demon
FantasyCorre. escóndete. No dejes que te vea, no dejes que te encuentre. El peligro es inminente para Phon quien se somete a una lucha constante con su demonio: Niall Jefferson. La trata mal, le causa miedo y terror, pero ignora el hecho de que la única...