Caleb Bandith.
Con la mirada fija en mi mejor amigo, muchos pensamientos pasan por mi mente, ya es mas de las siete de la noche y aun el efecto de la anestesia no ha pasado. Desde lo ocurrido desde muy temprano por la mañana no he querido irme, ni siquiera he querido salir de la habitación, no hasta que él pueda despertar y saber que está en su totalidad con nosotros.
El nudo en mi garganta duele y no pensé que quisiera tanto a mi mejor amigo, que valorara tanto su amistad, que fuera tan importante para mí. El sonido de mi móvil me hace espabilar, pero cuando estoy a punto de tomarlo, un quejido de inmediato llama mi atención y enfoco la mirada en Josiah, este se esta debatiendo un poco en abrir sus ojos, tiene uno de estos un poco inflamado y parte de su lado izquierdo con varios raspones causados por el deslizamiento en el asfalto.
Se queja un poco, intenta moverse, pero sé que cuando lo intenta siente dolor y se queja aún más, cuando por fin logra abrir sus ojos, pestañea repetidas veces, de alguna manera buscando aclarar su mirada y al ver a mi lado, los entrecierra más y esboza una corta sonrisa. Lagrimas se agolpan de pronto mis ojos, no soy mucho de demostrar mis sentimientos, de dejar saber que suelo ser muy empático con los problemas ajenos, que siento el dolor de los demás, pero si, siento mucho dolor por mi mejor amigo.
–Bro... –dice en un susurro, con voz ronca. – ¿Dónde estoy? ¿Por qué mi cuerpo duele tanto? –carraspea. –Joder, que sed... –de inmediato en silencio sirvo un poco de agua, coloco un sorbete y así él tenga mejor comodidad para tomar.
–Toma un poco, bro... –me acerco y ayudo, logra beber mucha agua. – ¿Mejor? –asiente, al verme sonríe. – ¿Qué demonios te hice para que no me contaras tus problemas? ¿Acaso no me consideras tu amigo?
–Caleb...
–Me entere de algunas cosas por medio de mi hermana, de tu problema con el lugar donde vives, que fuiste por la media noche pidiendo dinero, de...
–Estoy pasando por un mal momento –dice de inmediato, tomo asiento. –Hay voces en mi cabeza que me atormentan Caleb, estaba tomando somníferos para conciliar el sueño, me dieron una dosis, pero siento que abuse.
–Si lo hiciste, abusaste muchísimo de eso –digo, porque es cierto, el doctor nos lo dejo saber. – ¿Recuerdas el accidente? –hace un mohín. – ¿Qué fue lo que paso, Josiah?
–Yo, me lance al coche –me hielo. –Quería detener mis pensamientos, quería parar un momento mi inquietud y la necesidad de buscar algo que me calmara y me hiciera dormir, es solo que, creo que esa fue la única salida.
– ¿Suicidarte? –me mira fijo. –Josiah, amigo, por favor háblame, sí.
–Quería acabar con todo, Caleb –mi corazón duele. –Las cosas están siendo difíciles para mí, el trabajo de medio tiempo, el lugar donde vivo, todo lo ocurrido con ese dichoso post y la traición de Lienna, y papá que ni siquiera ya puede ayudarme como lo venía haciendo.
–Josiah... –trago duro, le miro fijo. –Debido al arrollamiento del coche, una de tus piernas se fracturo –de inmediato desvía su mirada de mí y la enfoca en su pierna que mantienen alzada. –Tú brazo también... –señalo y observa. –Por eso sientes dolor en todo tu cuerpo, no fue nada ligero, fue un impacto muy duro.
– ¿Quién me trajo?
–El conductor del coche, está en la delegación, esperando por que tu pongas no sé, una denuncia o algo, ni idea.
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Conexiones.☆
Teen FictionLibro 1 - El hilo rojo. ¿Desde cuando podemos sentir una conexión con alguien ajeno a nuestra vida? ¿Quizás al tocar su mano? ¿Al sentir su cercanía? O simplemente ¿Al escuchar su voz? En esta ciudad llamada Hood River, un grupo de estudiantes come...