Margot!
Días después.
Fiesta de invierno.
– ¡Mamáaaaaaaa! –corro con prisa por toda mi habitación. – ¡Dios, Dios, Dios! –me detengo, pienso un instante, observo a Arena. – ¡Aaaaaahhh no puede ser! –me dejo caer como plomo sobre el suelo.
– ¿¡Que ocurre!? ¿Qué, qué, qué? –llevo la mirada a la entrada de mi habitación, Caleb me esta observando fijo, esta en un intento de acomodar el cuello de su camisa. – ¿Qué ocurre contigo?
– ¡Caleeeeeeb! –y me echó a llorar. – ¡Caleb olvide buscar mi vestido en la tintorería!
– ¿Qué? ¡Si serás idiota y olvidadiza! –de pronto aparece mamá, casi pálida, lleva algo en sus manos. –Mamá lo iba a buscar y así aprovechar de colocar algunos detalles en tu vestido, ¿Estas borracha o que?
–Bueno, yo...
– ¡¿Has tomado licor, Margot?! –observo a mamá, detallo sus manos, es mi vestido, me coloco de pie. – ¿Estas borracha?
– ¿Qué? ¡Claro que no! –limpio mis mejillas. – ¿Es mi vestido?
– ¡Si! ¡Es tu vestido! ¿De verdad lo habías olvidado? –mamá sonríe casi a punto de echarse a reír.
–Mujeres, dramáticas y exageradas –ambas vemos a Caleb. –Adiós.
Y se marcha a su habitación para terminar de arreglarse y yo aun estoy cruda en ello y debo apresurarme o si no, Caleb estoy muy segura me dejara botada aquí en casa.
Después de tener la ayuda de mamá para arreglar mi cabello que ahora está un poco más largo que desde que iniciamos las clases, me gusta el recogido que ella hizo, pero dejando en parte mí cabello suelto. El maquillaje no es gran cosa, no soy tan amiga de todo lo que tenga que ver con eso, pero mamá me enseñó a como resaltar el color de mis ojos, aunque me llevo tres intentos, logre por fin hacerlo y estoy satisfecha con lo llamativo que se ve mi mirada y el resto se ve muy natural, para alguien de mi edad, ni mucho maquillaje y tampoco tanto.
El sonido de la bocina del coche me deja saber que ya mi hermano se encuentra dentro de este y yo tomando con prisa mi móvil, salgo de la habitación y tomando una bocanada de aire, decido bajar las escaleras. Allí, exactamente al pie de estas, se encuentra mamá, con esa cámara un poco pasada de moda pero que ella siempre suele tener a la mano para los momentos más especiales. Me pide una, yo algo tímida me acomodo en mi lugar y sonriendo a la cámara, me toma un par y sonriente se acerca.
–Disfruta tu noche, estas preciosa y sé que cantaras muy bonito –me da un corto abrazo. –Caleb te grabara para así yo verte mañana, ¿Bien? –nos alejamos y me acompaña a la salida de casa.
–Si mamá, espero hacerlo bien, me esforcé un poco, todo fue a última hora eso de la cantada pero supongo que lo hago bien, porque mira que pedirme a mí y no a otra persona –Caleb toca repetidas veces la bocina. – ¡Caleb, cálmate!
– ¡Julia espera por mí, cucaracha! ¡Apúrate! –suspiro.
–Mejor subo al coche antes de que me deje aquí tirada.
–Sí, ve, parece que se le va explotar la ulcera, no se –ambas reímos, nos damos un corto abrazo más. –Pásenla bien y tomen muchas fotos.
–Así será mami.
–Que la noche sea interesante, bebé.
Y dejando un beso en mi frente nos despedimos y yo corro con prisa al coche evitando torcerme un pie con estos tacones que no son muy altos, pero que si podría ocurrir porque el suelo esta con nieve y húmedo a su vez.
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Conexiones.☆
Teen FictionLibro 1 - El hilo rojo. ¿Desde cuando podemos sentir una conexión con alguien ajeno a nuestra vida? ¿Quizás al tocar su mano? ¿Al sentir su cercanía? O simplemente ¿Al escuchar su voz? En esta ciudad llamada Hood River, un grupo de estudiantes come...