Margot!
Ya en las calles que dan con mi casa, siento como un alivio me recorre todo el cuerpo entero. En todo el trayecto agradezco que Josiah no dijo ni una sola palabra, lo agradezco, porque si algo hubiera dicho, un puñetazo iba a ir directo su nariz.
A un par de casas por llegar a la mía, disminuye la velocidad, gracias a Dios ya llegamos, y al estacionar ni siquiera espero porque me diga que lo hemos hecho. Quito el casco y con enojo se lo lanzo, le doy una mirada de lleno y tomando una bocanada de aire, me doy media vuelta y paso ignorarle, pero no es hasta que escucho sus pasos detrás de mí que me detengo y le enfrento.
El lado derecho de su labio superior esta con una diminuta abertura, su ojo un poco inflamado y la verdad es que Hans si le golpeo con mucha fuerza. En el momento esos golpes no se notaban tanto, pero ahora si es visible el de su ojo y labio y sin olvidar que también recibió algunos a los costados.
La pelea fue algo fugaz, pero ese momento los golpes fueron puestos donde debían ir y estoy segura que Josiah debe estar muy adolorido.
Sus ojos azules me miran fijo, ni siquiera dice palabra alguna, ni siquiera es capaz de pedirme las disculpas que yo merezco, está actuando como un idiota, yo no hablare hasta que él no lo haga.
– ¿Qué hacías en casa de Wings? –le miro incrédula ante su pregunta. – ¿No me lo dirás? ¿Qué hacías con él? ¿Ambos estaban solos? ¿Tienes algo con Hans Wings? ¡Dime! –el tono alto de su voz me descoloca.
– ¿Qué ocurre contigo? ¿Quién te crees que eres Josiah? ¿Por qué te tomas ese atrevimiento? Que no habíamos quedado que tú en tu vida y yo en la mía ¿Ah? –suspira, me cruzo de brazos. –No eres ni mi hermano, ni mi amigo, mejor lárgate –intento tomar el camino de vuelta, su llamado me detiene.
–Margot –se acerca, tanto que me da cierto pavor que Caleb nos vea. –Es que... –hace una pausa, cierra sus ojos, exasperado se aleja. –Esto es una estupidez.
–Sí, una completa estupidez –me encojo de hombros. –Tú mismo lo dijiste, no tenemos oportunidad, tu eres tan tú, yo soy tan yo, y aquí futuro no hay, fin. Tengo casi dieciséis años y busco disfrutar mi adolescencia al máximo, no soportando cosas de chicos idiotas como tú..
–Necesito uno más y ya –entrecierro mis ojos, le miro confundida.
– ¿Qué hablas? –acorta una vez más la distancia entre ambos, toma mi rostro, yo me alerto, Caleb podría estar en casa, le empujo. – ¿Qué te pasa? Caleb podría estar aquí.
–No esta –dice, se acerca otra vez. –Ni él, y ni tu madre, ¿Crees que lo haría si ellos estuvieran aquí?
–La verdad es que tu no te arriesgarías por mí, ni por mi hermano, ni por mi madre, ni por nada, Josiah –quito sus manos de mi rostro – ¿Cómo alguien como tú, se arriesgaría por alguien como yo? – intenta hablar, pero niego. – ¿Qué quieres? ¿Besarme? ¿Eso?
–Margot, yo...
–Unos besos se pueden reemplazar, el mirar y el gusto también, Josiah Mars, yo no estoy enamorada de ti, aclarando ese detalle, solo eres mi crush, nada más, no eres mi destino, no eres mi conexión, no lo eres... –nos miramos fijo. –Crees que me tienes en las nubes, pero es que el día de la enfermería, me caí al precipicio, llegué con bien por cierto.
–Yo... Margot, es complicado –chiteo y niego.
–No es tu problema si me reúno con Hans Wings, si soy su amiga o lo que sea, no es tu incumbencia, porque tú tienes a Lienna, y yo tengo derecho de conocer otros chicos, ¿Bien? –un largo silencio, da dos pasos hacia atrás.
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Conexiones.☆
Teen FictionLibro 1 - El hilo rojo. ¿Desde cuando podemos sentir una conexión con alguien ajeno a nuestra vida? ¿Quizás al tocar su mano? ¿Al sentir su cercanía? O simplemente ¿Al escuchar su voz? En esta ciudad llamada Hood River, un grupo de estudiantes come...