nueve

133 22 10
                                    

n/a: estoy quedando como una payasa pq pensé que estragos iba a tener solo cinco caps y ya casi vamos diez. según el contador de word hay 25k palabras y pensé en un principio que iba a ser solo un shortfic, pero hasta ahora no entramos ni al climax //emoji clown. bno, no importa supongoxd. ¡un voto y comentario siempre se agradece! un besito y hasta la prox <3


かまど, 栗花落 カナヲ
estragos: capítulo nueve
«lo que queda de nosotros»


ocho de enero


Tanjirou había desaparecido. Al parecer huyó la noche del tres de enero. Al principio, ofuscada, Kanao había creído que solo estaba escondiéndose de ella por una razón que desconocía, y asimismo se había autoconvencido que se toparía con él tarde o temprano. Aguardó y cuando se cansó de hacerlo se puso una bata y salió hacia su habitación, encontrándola vacía. Él ni siquiera se molestó en dejarle una nota o explicarle por qué se esfumó, solo se fue.

Después de haber salido de la casa de Aoi ya lo estaba encontrando extraño: sus pasos torpes, sus respuestas escuetas, la rigidez de su cuerpo cuando accidentalmente chocaban hombros en el coche, su rostro acedo que quería pasar como feliz y la casi nula conversación entre ambos eran tan solo unas cuantas señales que luego se presentaron como cinta en su cabeza, como recordándole que esos habían sido los inicios de su ahora ausencia.

No era de sumirse en la desesperación, así que primero se calmó. Pensó en razones, pero ninguna le sirvió. Él sabía cómo salir y entrar en el hospital, ella misma se lo había enseñado en contadas ocasiones. Se sentía como un amo luego de que el perro le mordiese la mano. Estaba frustrada y lo estuvo hasta la mañana siguiente, donde no pudo esperar mucho tiempo y le pidió a Douma un momento con su teléfono, pues era el único autorizado para tener uno.

«¿Para qué quieres el teléfono, niña mía?», le había preguntado con un tono sardónico. Ella tan solo se había limitado a contestar que deseaba llamar a su hermano porque su ausencia le asustaba. Y también la de Tanjirou, aunque eso no se lo dijo porque sí que le hubiera costado la cabeza. En un segundo Douma le tendió el teléfono y le dijo que la llamada solo debía durar un minuto a lo máximo, y luego salió para darle privacidad, aunque en realidad se quedó del otro lado, escuchándola.

Cuestión que en realidad la llamada duró dos minutos y medio. Zenitsu, ¿cuándo llegarás? No lo sé, Kanao, ¿tanto me extrañas? Ha sucedido algo, Zenitsu. ¿Qué cosa, Kanao? ¿Es sobre la hija de Aoi? ¡Ah, es hermosísima! ¡Tuve la dicha de verla recién nacida! No es eso... Y luego se rindió con explicárselo y le pidió que regrese lo más rápido posible. Zenitsu, al igual que Douma al otro lado de la puerta, había percibido su tono preocupado y fue solamente por ello que accedió a encontrarse en la casa de Aoi, pues de paso celebrarían a la nueva integrante de la familia.

Así que ahora se encuentra ahí: celebrando, o al menos intentándolo, en la residencia de su hermana de crianza y amiga íntima, por no decir la única. Un vaso con sangría descansa en su muslo, mientras que intenta disipar la preocupación de Tanjirou para poder centrarse en Ann, la bebé de Aoi e Inosuke. Lleva ahí apenas quince minutos y se siente como si fueran años. La sangría desaparece en un trago y luego siente la necesidad de más, por lo que se levanta y una empleada le rellena el vaso hasta el tope. ¿Está segura, señorita? Lo correcto sería solo un poco. Por favor, que el vaso rebalse. Y así sigue embriagándose, o al menos eso procura porque tiene una buena resistencia, asimismo intentando eliminar la imagen de Tanjirou en su cabeza, pero esta no desaparece y hasta apuesta que cobra más nitidez con cada trago.

ESTRAGOS | TANJIKANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora