catorce

147 20 50
                                    

N/A: Hay una vaina llamada CUMPLIR MIS HORARIOS DE SUEÑO que yo no cumplo, por supuestoxd

Ahora sí, en modo serio les comunico que con este cap cierro este arco (vamos a llamarlo así pq me gusta, okei? ok). ya me salí hace capitulos de la trama principal de la historia, pero como me gusta voy a seguirla hasta donde dé mi esqueleto. eso sí, al ser cierre de arco la prox actualizacion será dentro de dos semanas, o quizá más. ¡me gustan los ffics largos porque así me doy mi tiempo, pero tambien descansos pq al guiarme de los detalles es necesario introducirlos todos una vez expuestos!

¿tienen alguna teoria? si es asi, haganmelo saber! siempre me gusta leer las teorias y comentarios! pronto nos leemos! ;)

y, si quieren un spoiler sin contexto: una moneda está compuesta de dos caras que en realidad nunca se ven, pero que se complementan lo justo y necesario. las personas somos monedas. 


かまど, 栗花落 カナヲ
estragos: capítulo catorce
«el lugar de donde nunca debimos salir»


dieciocho de enero


Lo que había sido planificado como un viaje de un día y medio había resultado ser tres días enteros. El mar no le mareó por completo, pero constantemente le atacaban las ganas de vomitar. A decir verdad, lo hizo un par de veces, quitándole el hambre a Rengoku porque se había decidido a permanecer a su lado; sin embargo, a pesar de ello, él no se fue y Tanjirou se mostró agradecido por su compañía, que, aunque aún desconocida, brindaba apoyo y estabilidad en esa superficie vacilante de la duda.

«Giyuu solía escribirnos cartas muy seguido. Creo que en una de esas menciona tu nombre y apellido. No te preocupes, hijo, sé que tienes una familia y vamos a recuperarla. En Los Cómodos casi todos nos conocemos, sé que encontraremos algo», le había dicho Rengoku tantas veces que Tanjirou había comenzado a creérselo. Al día de embarcar llegaron al muelle principal de Los Cómodos, donde la mitad bajó y se los llevó un hombre con heterocromía en los ojos. Cuánto tiempo, Obanai, la paternidad te sentó bien. El tipo respondió el saludo de Rengoku y después se fue con los otros. Tanjirou pensó que él también bajaría, pero Sanemi intervino por primera vez y dijo que le había visto madera. No pudo comprenderlo en ese momento y decidió olvidarlo.

Total, que al tercer día de viaje habían bajado tres cuartos de la tripulación y se quedaron pocos, los cuales tenían más pinta de aliados que de pasajeros. Hicieron una parada rápida en un muelle deshabitado y mohoso por el desuso y ahí subieron dos tipos más: Genya y Zenitsu. A este último le conocía y por eso se sorprendió al verlo merodeando por ahí. ¡¿Qué haces aquí, Zenitsu?! ¡Oye, Tanjirou, eso deberías respondérmelo tú! Parecía una discusión, pero súbitamente ambos se abrazaron y unos cuantos insultos en inglés le devolvieron la confianza que Tanjirou destruyó con su huida. «Él es mi hermano de crianza, pero hermano al fin y al cabo —le dijo, presentándole a un joven con una visible cicatriz en el rostro—. Genya, Tanjirou; Tanjirou, Genya». Ambos varones se dieron la mano y, en un instante de descuido, Zenitsu le susurró algo a Genya. Genya le miró de arriba abajo y luego le agradeció. Sepa Dios por qué, pero Tanjirou, cohibido, solo asintió.

Al final Zenitsu le contó por qué andaba ahí: Genya le había llamado. No estuve con ustedes por navidad porque Genya se contactó conmigo después de meses. Me pidió vernos en un muelle abandonado dentro del país y yo fui, ¿acaso no harías lo mismo si tu hermano te lo pidiera? Luego me explicó todo acerca la influencia de Los Cómodos, y realmente a la familia le conviene estar aquí, un país neutral, que allá con quién sabe qué gente de enemigos. No te preocupes, le diré a Kanao todo sobre esto cuando vaya a verla en unos días.

ESTRAGOS | TANJIKANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora