once

131 23 13
                                    

N/a: tuve un hueco ahorita y me puse a escribir sin ganas. lo siento x el cap medio fofo JAJAJAJA. ¡Un voto y/o comentario me ayuda a mejorar! un besito y hasta pronto <3


かまど, 栗花落 カナヲ
estragos: capítulo once
«el fantasma de un muerto viviente»

quince de enero


—Lamento tener que molestarte tan tarde, pero...

—Ni te molestes, señorito, entiendo por completo.

Inosuke vuelve a pedirle disculpas con la mirada. Le invita a pasar y le ofrece una taza de té negro o café, lo que sea que pida estará bien. Pero Kanao niega su gesto cortés, recordándole que no ha venido a conversar sino más bien a tratar a Ann, quien al parecer tiene un ligero dolor nocturno, o madrugador en este caso, pues el reloj apenas marca las cuatro con catorce.

No ha dejado de llorar y las empleadas no saben qué darle o hacerle o cómo mecerla, le informa Inosuke mientras ambos avanzan hacia la pequeña habitación de Ann, no te importunaría si no fuera importante. Y Kanao le reitera que no se moleste en explicaciones, que por eso estudió medicina todos esos años. Aoi se fue de viaje a la Ciudad del Oro, sigue hablando Inosuke, se fue por tela especial para la boda de la hija del presidente y es el proyecto más importante de su vida. Lo sé, responde Kanao, ella me dice todo antes que a ti. E Inosuke se ríe auténticamente hasta que recuerda que su bebé se encuentra algo mal.

—Muy bien, muñequita, vamos a ver qué te molesta —empieza Kanao cuando se encuentra en su habitación, para luego cargarla entre sus brazos inexpertos. Deja reposar su cabecita en su hombro y unas palmaditas pronto le dan el diagnóstico—: solo son gases, muy común en bebés tan pequeños.

Dejando escapar un suspiro, Inosuke se relaja. Carajo, Kanao, gracias, te debo otra. Kanao niega con la cabeza y mientras ríe le recuerda que ya le debe como cinco mil. Qué exagerada eres, tontanao. Bueno, pero sí me debes bastantes favores. Tarde o temprano te los devolveré todos. Y Kanao sabe que así es.

—Me extraña que ninguna de tus empleadas haya podido solucionar algo tan básico —suelta Kanao de la nada mientras sigue palmeando la pequeña espalda de su sobrina—. Pensé que todas tenían experiencia, ya sabes, todas tienen sus hijos propios, ¿no?

—Aoi se llevó a las madres por su misma experiencia en telas y me dejó a las adolescentes —confiesa Inosuke, provocando una mirada sardónica en Kanao—. ¡¿Y a ti qué te parece tan gracioso?!

—Que te haya dejado rodeado de adolescentes —le responde, apartando a Ann de su cuerpo para pasársela a su padre, quien la toma con el nuevo e inexperto amor fraternal que un hombre como él puede tener—. Aoi confía mucho en ti.

—¿Acaso piensas que le podría ser infiel?

—Me refiero a que confía en el sentido de dejar a Ann solo contigo —esclarece lo antes posible—. No pongas palabras en mi boca. Sé que serías incapaz de engañar a Aoi.

Inosuke se sienta la mecedora especial de Aoi y recuesta a su hija sobre su pecho semidesnudo, mientras sigue palmeándola con el cuidado que Kanao ejerció antes. Siento haberte traído tan tarde, Kanao, en serio. No digas eso, Inosuke, desde que dejé el hospital tengo el horario de sueño invertido. Puedo conseguirte un trabajo decente si es que así lo quieres. No, señorito, quiero conseguir algo con mi propio esfuerzo. Está bien, pero si quieres una ayudita sabes que aquí estoy. Lo sé, Inosuke, y no sabes lo feliz que soy al saberlo.

ESTRAGOS | TANJIKANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora