Abigail
Tantas emociones estaban terminando de aniquilar mi sanidad mental. Lo estaba demostrando en este mismo momento.
Mientras la sensación placentera crece con cada vez más fuerza en mi estómago, así como un nudo de calor que acapara todo mi cuerpo, y que tiene mis piernas temblando, mi rostro enterrado en la suave almohada que acalla los gemidos altos y cargados de lujuria que salen de mi garganta al tener a Mathea detrás de mí sujetando mis caderas con fuerza mientras me embiste duramente, me doy cuenta de que he perdido la cabeza.
Estrella su pelvis contra mi trasero de una forma deliciosa, entra y sale de mi interior tan potentemente que me hace apretar los ojos, jadeo con brutalidad al sentir mis paredes apretarse cada vez más a su alrededor y me sujeto de mis antebrazos mientras que los gruñidos roncos que suelta me hacen cosquillas en el cuello.
No puedo soportarlo más. El clímax se desenvuelve con fuerza y gimo sin inhibiciones mientras el orgasmo acapara cada uno de mis sentidos y me nubla la visión. Entonces, él agarra uno de mis senos sin dejarse de mover y me muerde el hombro sin suavidad, para instantes después, sentir su corriente líquida descargarse cálidamente en mi interior.
Dejo mi cuerpo caer sobre el colchón, respirando con dificultad mientras mi cabello se pega a mi rostro producto del sudor. Mathea recarga su estómago un momento sobre mi espalda sin dejar de sujetar el respaldo de la cama intentando recuperarse del orgasmo, siento el aire caliente de su aliento desenfrenado en mi nuca. El éxtasis me nubla la mente una vez más, pero un par de minutos después, y aun con el pecho agitado, se incorpora de su posición y comienza a deslizarse fuera de mí.
Yo me mantengo acostada de estómago, mi cuerpo se siente agarrotado, mis piernas están débiles y tengo un leve ardor en medio de los muslos. Creo que esta es...la cuarta o quinta ronda de la noche, ya ni siquiera lo recuerdo.
No sé que es lo que nos ocurre, pero no nos hemos podido despegar del otro desde que me arrancó la toalla fuera del baño hace no sé cuantas horas atrás.
Por mi parte, en él encontré un nivel de confort que había olvidado que me generaba. Su tacto, su cercanía, su aroma y sus besos crean una bruma sobre mi cuerpo y alma que me hacen olvidar todo lo demás, y me hacen tener la necesidad de estar tan cerca de Mathea como me es posible para no dejar ir esa sensación.
Sé que no es sano, sé que es el inicio de una dependencia, pero no me interesa. Ahora no.
Soy desprendida de mis pensamientos al percibir besos suaves en la base de mis hombros. Levanto un poco la cabeza de la almohada y giro mi rostro para encontrarme con la mirada tibia de Mathea, analiza mi expresión y me da un beso profundo en los labios antes de seguir con lo que hacía.
Sus brazos encierran mi cuerpo en mi lugar, procede a descender con su boca lentamente por mis omóplatos, mi columna y mi espalda baja. Siento sus manos amasar mi trasero a palma abierta, me vuelvo a voltear levemente para observarlo y mi estómago se calienta al notar lo completamente ensimismado que se encuentra actuando ahora mismo.
Siento otro cosquilleo cuando me muerde una nalga, hasta que vuelve a ascender con sus labios por mi piel de regreso a mi cuello. Me aparta el cabello del rostro para mirarme otra vez, y una media sonrisa se forma en mis labios cuando veo un corto brillo vislumbrar en aquel negro opaco que forma su pupila.
—Hola.— murmuro, y me doy cuenta de como lucha por contener a las comisuras de sus labios estirándose.
—Hola.— murmura de vuelta.
♧
Las horas devoraron la noche hasta que pequeños rayos del alba se asomaron por la ventana. La lluvia cesó hace un par de horas ya, pero no hemos apagado la chimenea aún.
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PERDICIÓN (#2)
FantasySECUELA DE ''DESTRUCCIÓN'' ''El dorado de su iris luce despiadado, la sangre que salpica en su rostro y alas la hacen ver más siniestra, más aguerrida, más letal... En medio de la brisa, y de toda la tempestad, nuestros ojos se encuentran, y el vací...