Capítulo 20

132 14 1
                                    

Abigail

Observo en completo silencio como la Legión derrama lágrimas, sangre y sudor realizando duramente la serie de entrenamientos que les ordené hacer hoy. He sumido sus cabezas en el gimnasio desde hace cuatro días, sin descanso, sin resto, con la motivación arriba de los cielos para mejorar su destreza a la hora de la batalla.

No voy a negar que al principio lograr que me hicieran caso fue complicado, tuve que patear varios traseros cuando se intentaron ir, gritar como loca de aquí para allá, discutir sin fin con cada uno, pero al final, se resignaron a hacerme caso y lo conseguí.

Pero con el paso de los días ya no fue resignación, creo que algo se apoderó de ellos al ver la complejidad que se necesitaba para mis circuitos, y ahora parecen ser los más impulsados en acabarlos en tiempo récord para probar sus propias habilidades.

Lo han hecho muy bien, debo admitir, para el poco tiempo que tenemos entre manos ya veo muchas mejoras y no soy la única que piensa así. Rafael me comentó lo impresionado que estaba con nuestro avance cuando vino a decirme que habían acudido a un brujo que iba a intentar volver a hacer contacto con los conductos, como hasta el momento nadie ha logrado descifrar que querían decir con esos acertijos, era nuestra otra opción por ahora.

Pero fue inútil, los conductos no respondieron al llamado del brujo, así que seguíamos en donde habíamos quedado. Por lo menos los caídos no han intentado nada los últimos días, pero a pesar de eso, se me ha hecho imposible permanecer la calma. He estado cuidadosa a la espera de la noticia de que han asesinado a alguien más.

En esas hemos andado, obligándome a mí misma a dejar los sentimientos de lado y enfocarme en prepararnos para lo que se pueda venir mientras buscamos la forma de conseguir algún tipo de ventaja. Como al parecer solo somos nosotros contra ellos, debemos trabajar el doble.

—¡No se detengan! — grito en dirección a los demás. Tengo distintos grupos lanzando cuchillos, entrenando con sus rayos, luchando peleas a combate entre dos o tres ángeles, practicando la espada y la lanza, otros simplemente terminando circuitos de resistencia, etc. — ¡No quiero que nadie pare hasta que...!

—Wow... — una voz acercándose por mis espaldas me detiene a mitad de oración.— Ahora si parece que tienes todo bajo control.

Me giro en su dirección cuando reconozco la voz de Lilith, y en efecto, se trata de ella. Viene con el cabello atado, sus alas oscuras no están a la vista y trae un gran bolso colgándole del hombro.

—Ya sé, es una sorpresa verme.— dice cuando se da cuenta de mi expresión extrañada.

—¿Qué haces aquí?— le pregunto— Creí que...

—Mejor ni preguntes.— me corta antes de que diga algo más.— Vine porque Madre me contactó, me habló acerca de...— se acerca un poco más a mí y pronuncia lo siguiente con voz muy bajita.—...Lo de tus poderes.

Doy un paso atrás, desconcertada con lo que sus palabras significan. La miro fijamente a los ojos.

—¿Y qué exactamente te pidió?

—Quiere que te ayude, pero es solo para probar.— asegura.— Si está la posibilidad, pensó que a lo mejor querrías intentarlo, tómalo como un experimento, nada más.

Frunzo el ceño y me muerdo el interior del labio. Desde ya veo que esto es una mala idea.

—¿Y si no funciona?

Suspira:—Si no quieres hacerlo, está bien de igual manera.

Lo pienso durante un minuto. No puedo negar que he estado bastante intranquila con respecto a ese asunto, porque parece que la cabeza me alcanza para eso también. He intentado no tener muchas expectativas porque sé que las posibilidades no necesariamente están a mi favor, pero...no lo sé, ¿y si quizás?

PERDICIÓN (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora