5 MESES DESPUÉS...
Abigail.
Golpeo el saco de boxeo frente a mí, la adrenalina invade mi torrente sanguíneo, mis ojos están fijos sobre el material duro que cuelga desde el techo. Los mechones cortos de mi cabello se pegan a mi frente por el sudor caliente, y mi respiración es agitada.
Toda mi concentración está en la fuerza que coloco en mis puños, cubiertos por vendas especiales. Separo un poco más las piernas, dando pequeños saltitos de vez en cuando.
Gancho izquierdo.
—Abigail, estoy intentando hablarte.
Escucho una voz femenina y bien conocida cerca de mí, pero se siente sorpresivamente lejana.
Gancho derecho.
—Miguel me pidió que te dijera que quiere hablar contigo.— Saril insiste.
Ahora ambos seguidos.
—Estoy ocupada.— musito entre respiraciones. Odio que me interrumpan cuando estoy entrenando, es el único momento en el que puedo estar verdaderamente en paz.
Cinco meses han pasado desde que llegué al Cielo; cinco largos, exhaustivos y muy, muy complicados meses, que, en realidad, se han sentido como años. Más de una vez perdí los cabales por completo al estar aquí, rodeada de tanta criatura irritante, y ni con el paso del tiempo, he podido aprender a sobrellevarlo.
Me faltarían dedos para contar la cantidad de veces que me metí en problemas por alguna pelea con tuve con ellos, la mitad de esas veces siendo algo más físico que verbal, puesto que la tolerancia que hay entre ambos es cero.
Saril ha sido muy paciente a pesar de ello, cosa que no falla en sorprenderme cada que algo sucede. Como aquella vez que me llevaron a confinamiento por atacar a dos ángeles que se acercaron a mí exclusivamente para causar una discusión. Las habría ignorado, de no ser porque escupieron en mis zapatos y perdí la paciencia por completo.
Fui la única en ser castigada, puesto que ambas quedaron mucho peor que yo, pero no obstante, la arcángel se las arregló para sacarme de la estúpida celda después de solo una noche, y no tres como consta el castigo.
Lo mejor que he podido hacer para controlar mi temperamento poco paciente ha sido concentrar mi completa energía en entrenar y solo entrenar hasta cansarme por completo. Me la paso la mitad de mis días en el elaborado campo de entrenamiento que hay a las afueras del castillo y no paro de golpear el sucio saco hasta tumbarlo. Es lo que más me ha servido, y a lo que más me he dedicado para ignorar a los demás imbéciles que tienen ganas de joderme como si fuera su prioridad.
—Es acerca de la legión.— Saril agrega, y detengo mis puños en seguida. Me quedo quieta durante un instante, pero termino por voltearme en su dirección.
Ella eleva sus comisuras con satisfacción al ver que le presto atención. Lleva puesto un vestido de mangas largas color rosa pastel con bordes dorados, y su cabello rojo, unos cuantos centímetros más largo, está peinado en una trenza cascada; se ve tan hermosa como siempre
—¿Buenas noticias?— intento sacarle información.
—No lo sé, no me lo dijo.— responde, cruzando sus brazos tras su espalda.— Aséate y encuéntralo en la oficina de la torre para que te lo diga él mismo.
Suspiro con aburrimiento, pero asiento de todas maneras:— De acuerdo.
—No tardes demasiado.
Saril me da una última mirada a modo de despedida antes de voltearse y dirigirse hacia la salida.

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PERDICIÓN (#2)
FantezieSECUELA DE ''DESTRUCCIÓN'' ''El dorado de su iris luce despiadado, la sangre que salpica en su rostro y alas la hacen ver más siniestra, más aguerrida, más letal... En medio de la brisa, y de toda la tempestad, nuestros ojos se encuentran, y el vací...