EXTRA: El bosque prohibido

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Era una noche muy linda, estaba ya entrando en completo sueño cuando siento que me comienzan a mover el hombro intentando despertarme. Abrí los ojos con el ceño y labios fruncidos, todo estaba oscuro y solo sentí un pequeño beso en mi mejilla y un beso en mi mano, me concentré en ver a mi alrededor y dos cabelleras pelirrojas dentro de la oscuridad me sonreían.

–¿Qué quieren? –pregunte volviendo a acostarme en mi cama y poniéndome las sábanas sobre la cabeza

–Queremos ir a un lugar y queremos que nos ayudes–dijo George

–y ¿para eso tiene que ser a media noche? –dije aún tratando de recuperar el sueño

–Así es bonita–dijo Fred quitando mi sábana de la cara encontrándome con una cara de disgusto, me dió un beso en la mejilla y me trato de levantar –anda, levántate

–No quiero –dije con un puchero atrayendolo conmigo a la cama

–lo se pero tienes...que...ayudarnos–dijo mientras me cargaba y me sentaba en la cama a su lado

–Bien, pero denme tiempo para despertar bien–dije levantándome de la cama en dirección al baño

–linda camisa–dijo George mientras iba al baño, levanté mi dedo medio y se lo mostré

–Callate George, no veas a mi mujer así–se río Fred, yo los escuchaba desde el baño, a pesar de que hablaban en susurros

–¿Tú mujer? Querrás decir mi mujer–rió también

–no soy la mujer de nadie y callense no quiero que las demás se despierten–dije saliendo del baño con unos jeans, la misma camisa (que era robada de Fred) y unos tennis negros–, vámonos –los tomé de las manos y los hice salir

–Te ves linda con ese cabello alborotado–dijo Fred mientras salíamos de la sala común

–si, si linda, ahora díganme ¿qué quieren?, no me gusta estar fuera de noche–dije aferrándome a su brazo

–Tranquila, solo queremos que nos ayudes a encontrar unas cuantas plantitas en... el bosque prohibido–señaló la puerta, del otro lado estaba el bosque mencionado

–¿el bosque prohibido?... –me detuve antes de salir por la puerta–, no, no, no y no, yo a ese bosque no entró–dije tratando de escapar pero Fred tomó mi brazo con más fuerza

–O si, si, si y si, solo es una vez vamos–George decía mientras Fred me cargaba como costal de papas y comencé a golpearle la espalda y gritando

–Callate si no quieres que nos encuentren–me dijo Fred dándole un golpe a mi pierna, me callé porque no quería problemas–, así me gusta que me hagan caso

–Ay, cállate–dije dándole un golpe en la espalda, causando que ambos rieran

Una vez llegamos al borde del bosque me bajaron y nos quedamos viéndolo por unos minutos, estaba muy oscuro, y daba una vibra muy lúgubre y llena de cosas tenebrosas, me daba miedo entrar por las criaturas que vivían ahí dentro, más que por las plantas que eran en su mayoría igual de peligrosas, suspiré con frustración tratando de bajar mi miedo y pensar muy bien qué era lo que haría para mantenerse a salvó

–¿Qué plantas quieren? –pregunté

–Unas acelgas de fuego y unas cuantas lazos del diablo

–bien–tomé mi varita e hice un lumus para poder ver un poco–, no puedo creer que moriré sin dar mi primer beso–murmuré para mi misma mientras me adentraba al bosque

–Con gusto puedo dartelo yo–dijo la voz coqueta de George sobre mi hombro

–O yo, mis labios están preparados si los necesitas–comentó de la misma manera coqueta Fred

𝗨𝗻 𝗰𝗮𝗺𝗯𝗶𝗼 𝗱𝗲 𝗿𝗲𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱... ¿𝗼 𝗱𝗼𝘀?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora