La Inauguración y la vida de padres primerizos

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Hacía ya un mes desde la boda de Marley y Lee. Y la inauguración sería ese mismo día. Eran las nueve de la mañana cuando terminé de colocarle a Georgie su trajecito y corríamos en dirección a la chimenea con las ganas de ya llegar a la nueva sucursal en Hogsmeade.

Los gemelos habían estado completamente estresados ante la idea de inagurar una nueva tienda y si primera sucursal, llevaban más de un año luchando con ese sueño y por primera vez en el día se cumplía ese sueño. Yo estaba detrás de Fred junto a Georgie y los demás miembros de la familia mientras se hacía el corte de listón y la cantidad de fotógrafos y periodistas comenzaban a hacer preguntas trás preguntas.

La mayoría de los empleados estaban muy nerviosos por comenzar, ya que no se esperaban esa gran cantidad de personas, entre ellas demasiados alumnos de Hogwarts ansiosos por comprar. Porque los gemelos no eran estúpidos, mandaron cartas a McGonagall, o bueno... Yo mandé unas cuantas cartas, hasta que nos dió el día de la segunda excursión del año para los alumnos y ese día decidieron hacer acto de presencia los gemelos. En fin, el corté de liston se había realizado con muchos flashes, sonrisas y gritos emocionados. La tienda estaba a rebosar de personas al punto que me metieron a la oficina de los chicos porque Georgie empezó a llorar del estrés que le causaban las persona. Me la pasé consolando al hermoso bebé en mi brazos, le dí de comer, jugué con él unos minutos más hasta que la alta figura de su padre se hizo presente en la sala.

— Lo siento por haberlos dejado sólos, pero...

—Tranquilo Freddie, es tu Inauguración y se que hay muchas personas, disfrutala

— Pero yo quiero que sean parte de ella. Pero bueno...¿Cómo está?

— Ya está más calmado, solo era...

Me quedé callada por un pequeño balbuceó de Georgie. Era un pequeño de casi nueve meses y estaba comenzando a gatear y a dar pequeños indicios de querer hablar. Era muy pequeño para la parte de hablar, según me dijo la señora Weasley, pero bueno, me quede callada.

—Ba.. Baba— el balbuceó sonaba Cómo Papá, y el bebé miraba fijamente a Fred mientras le extendía sus manitas abriendolas y cerrandolas

— ¿Escuchaste? —Me preguntó Fred aún incrédulo y mirando a Georgie con emoción

— Claro que lo escuché

— Muy bien Georgie, vamos tu puedes di Papá

Fred y yo comenzamos a animar al pequeño Georgie a que dijera Papá, Fred se las decía con cuidado y lentitud alcando las silabas y yo también. Hasta que llegó un momento exacto de un balbuceó que nos dió la alerta de que estaba a punto de decirlo. Fred abrió la puerta de la oficina rápidamente llamando a toda la familia, los cuales llegaron completamente sorprendidos.

—Pa...pa

— Escucharon eso, mi hijo me dijo papá. Esté es el mejor día de mi vida. Mi hermoso hijo, que tengo con mi maravillosa esposa acaba de decirme papá. No lo puedo creer —un Fred muy emocionado comenzó a balbucear sobre otras cosas más que no se le entendían y yo solo sonreía para ver a mi bebé aplaudir feliz

Unas semanas después Fred no dejaba de insistirle a Georgie que le dijera papá cada que lo veía, que era prácticamente todo el día, a excepción de las veces en que yo tenía que trabajar y me lo llevaba al trabajo. Unos cuantos días antes de su segunda palabra había visto que Georgie estaba comenzando a estorunudar muy seguido, parecía tener fiebre y siempre que lo revisaba para ver si tenía temperatura no mostraba señales de nada malo. Hasta que un día su llanto nos desperro en medio de la noche. Se sabe que cada bebé tiene un llanto diferente para cada emoción. Bueno ese llanto mi Georgie no la había tenido nunca y era un llanto de dolor absoluto. Fred y Yo nos dimos una mirada y mientras yo corría a la habitación de mi hijo Fred preparaba una maleta por si era necesario llevarlo a San Mungo.

𝗨𝗻 𝗰𝗮𝗺𝗯𝗶𝗼 𝗱𝗲 𝗿𝗲𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱... ¿𝗼 𝗱𝗼𝘀?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora