EXTRA: La sabelotodo

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Eran mediados de octubre, estaba paseando por los pasillos porque tenía una hora libre, nuestro profesor de cuidado de criaturas mágicas se había lesionado el brazo así que teníamos libre, Marley quien sabe donde se había metido y esta clase no la compartimos con gryffindor, así que estaba sola; de repente escucho unos sollozos que vienen desde el pasillo derecho, me voy acercando más y veo a una niña llorando hecha bolita recargada en la pared, tenía mucho cabello y estaba muy despeinada, me acerque a tratar de animarla.

–¿Qué tienes linda?--le pregunté sentándome a su lado–, las niñas bonitas no lloran–dije tratando de levantar su mirada hacia mi, y cuando la ví pude ver a Hermione Granger Frente a mi

–Es qué un chico me dijo que era una sabelotodo y que por eso no tenía amigos–volvió a sollozar ahora en mi pecho

–Fue Ron Weasley ¿Cierto?--suspire y la sentí asentir–, es normal, es un idiota, igual que sus hermanos, ¿quieres que hable con él?--pregunté preocupada, negó–, una linda chica no debería llorar, ya te lo dije, y menos por un bobo chico como Ron, es mi amigo, pero nadie merece ese tipo de comentarios y tu no dejes que esos comentarios te afecten, eres una sabelotodo y a mucha honra, mirame soy ravenclaw, me han dicho rara, loca, sabelotodo también, cerebrito, y demás apodos, pero no dejo que me afecten, si soy todo eso y con mucho orgullo, no tengo que avergonzarme de mi persona

–¿Cómo haces eso?

–¿Qué?¿Qué no me afecten?-- asintió–, bueno, no fue fácil es un proceso de aceptación y autoestima que se trabaja constantemente, no te voy a decir que de un día a otro ya desperté sin que me doliera, aún de vez en cuando me duelen, pero intentó que no tengan poder y que no ven que me afectan, al final del día a veces te lo terminas creyendo tu misma, un día te levantas y ya no duelen

–Gracias–dijo limpiando sus ojos de las lágrimas–, soy Hermione Granger

–Alba Valente, ya te conocía, los chicos de primero dicen que eres muy inteligente–dije con una sonrisa la cuál devolvió

Después hable con Ronald y lo regañé por decir esas cosas hirientes entendió de inmediato

𝗨𝗻 𝗰𝗮𝗺𝗯𝗶𝗼 𝗱𝗲 𝗿𝗲𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱... ¿𝗼 𝗱𝗼𝘀?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora