La Cita

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El día de la salida a Hogsmeade había llegado y con ello mi cita con Fred, Harry ese año si habían firmado su permiso, al parecer su padrino quería hacerse presente enviando en permiso firmado, así que puede disfrutar de lo espectacular que es a veces Hogsmeade y sus alrededores, estaba lista, me había puesto una falda negra muy linda junto a unas medidas de red una camisa negra con la imagen de Queen en ella, y un bolso pequeño con lo necesario, mi monedero con galeones que mi madre me había dado para la salida, una libreta pequeña, una pluma muggle y mi varita, realmente me había esforzado para verme bonita para mi cita y creo que lo logre.

–Te ves...te ves muy linda–dijo Fred nervioso viéndome de pies a cabeza cuando baje las escaleras de la entrada donde se reunían todos

–gracias, tu también te ves bien–dije con una sonrisa, el estar con Fred ya no me ponía nerviosa o me sonrojaba como lo hacía cuando teníamos estos acercamientos "románticos"

– ¿A dónde gustas ir?--pregunté en cuanto estábamos dentro de la carroza con dirección al pueblo

–¿Te parecen las tres escobas y después Honeydukes?--preguntó un poco menos nervioso que antes

–Claro me parece bien y...

Seguimos hablando en completa armonía incluso después de llegar a la mesa del establecimiento, nos reíamos de los chistes que contaba el otro hasta que una pregunta llegó a mi mente mientras lo veía reírse del chiste que acababa de decir, lo estaba admirando más que nada, sus ojos café claro-oscuro y almendrado mezclados en perfecta armonía, la mandíbula que comenzaba a marcarse más por cómo había crecido a lo largo de los años, su cabello rojo anaranjado que comenzaba a dejarlo más largo y caía por los lados de su cabeza, su nariz un poco respingada, las muchas pecas que tenía y desaparecen por su cuello, sus labios rosas claro, pero nunca llegando al pálido blanco que era su piel, su sonrisa casi perfecta de no ser por un pequeño diente que estaba ladeado muy ligeramente, y esa actitud de siempre tener confianza en sí mismo eran muy atrayentes, la pregunta que llegó a mi cabeza era...¿Le gustó de verdad o sólo lo hace por complacer a su hermano y sus insinuaciones de que debemos ser pareja?

–¿Te gustó?--interrumpí su armoniosa risa, el solo me miro dudoso, comprendí la pregunta en su mirada–, quiero decir...¿Te gustó gustó o solo por que los chicos insisten con que debemos ser pareja?--debía saber el rumbo de esta cita desde un principio antes de comenzar a ilusionarme de nuevo con este chico

–Pues no sé si saber que tu color favorito es azúl–dijo mirándome a los ojos–, que amas las plumas de azúcar y el chocolate, que te encanta ver las estrellas cómo si de una obra de arte se tratará, que te gusta ver incluso las pinturas y saludarlas cuando vamos a clase, que te duermes si te hago cariños en la cintura por que terminas un entrenamiento de quidditch muy cansada–tomó mi mano con la suya–, que eres una muy buena cazadora, que me encanta cuando te ríes de mis chistes malos o que arrugas tu ceño cuando estás concentrada, que me gusta ver como te llevas con mis hermanos, que me encanta que siempre defiendas a Ron o Harry como si fueran tus propios hermanos,

>>que estudias hasta quedarte dormida, que eres una muy buena maestra en pociones, que a veces nos recuerdas a nuestra madre cuando nos regañas–ambos soltamos una risita–, saber que me causaban celos el que otros chicos se acercarán y no sabía porqué, ese viaje a Egipto no sólo me divirtió mucho, me ayudó a pensar más en ti, no dejo de pensar en ti incluso cuando estás presente, me di cuenta que mis celos nunca fueron de hermano mayor, fueron de loco enamorado dentro de una cortina de disfraz de amigo–comenzó a salir una lágrima que rápidamente eliminé con mi mano en su mejilla–, cuándo te vi deprimida por qué te rechacé me sentí horrible, me dolía el pecho cada que los chicos me veían con despreció o enojo, me dolía haberte dicho eso, por que era una completa mentira, claro que sentía lo mismo por ti, claro que lo sentía, pero estaba confundido, nervioso y paranoico de que si tal vez no funcionaba me iba a sentir culpable de hacerte infeliz, y simplemente me acobardé, y recibí mi castigo cuando te vi llorar por mí–me quitó una lágrima que comenzaba a bajar por mi mejilla–

>>Después apareció él y creí que te perdía, creí que mi oportunidad contigo se había ido, me costó mucho aceptarlo y cuando lo hice pidiéndote perdón, al menos el dolor se convirtió en un poco de alivio sabiendo que aún seguirías ahí como mejor amiga, y se que me porte como un completo idiota contigo y con los chicos y te pido perdón de nuevo, Merlin ya no se ni lo que sale de mi boca–reí ante ese pequeño murmullo de nerviosismo–, en fin respondiendo a tu pregunta, si me gustas, me gustas mucho, no solo me gustas, carajo–exclamo para el mismo–, estoy enamorado de ti–me miro a los ojos cuando esas palabras cruzaron su boca

–Merlin solo era una pregunta Fred–bromee a lo que el río–, bien gracias por aclararlo, por que yo también estoy enamorada de ti, creo que lo de Henry fue solo para distraer mi mente de ti, no quiere decir que no lo haya apreciado o que me duela menos la traición, pero me ayudó a aprender– me encogí de hombros con una sonrisa y un silencio muy lindo se formó mientras nos mirabamos a los ojos

–aquí es donde te beso o...–preguntó mientras se acercaba, yo solo volteé la cara y me dió un beso en la mejilla

–Cómo eres idiota–lo empuje un poco con una risa de ambos–, acabas de arruinar un lindo momento Weasley, ahora te daré ese beso que quieres cuando te lo merezcas

𝗨𝗻 𝗰𝗮𝗺𝗯𝗶𝗼 𝗱𝗲 𝗿𝗲𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱... ¿𝗼 𝗱𝗼𝘀?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora