Capitulo 12

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El día siguiente llegó y no de la mejor forma, estaba nevando, hacia frio y había alguien en la puerta cuando se asomó por la ventana para ver el clima, el desconocido estaba hablando con la señorita Monfequi, con el mayor Torpsa, con el guía ignus y con alguien que no reconoció pero que, al haber la fina capa de nieve en el aire, tampoco distinguía muy bien. Un cuervo bajo volando y se posó en el hombro del desconocido, solo que no era el, era ella, y la reconoció después de unos instantes, era la mujer que no hablaba y que daba miedo, ese pelo dorado se podía reconocer en todos lados. ¿Qué estaría pasado?

— ¿Qué hay? — era Sansoro el que habló a su lado, no llevaba su abrigo solo la camisa y se estaba comiendo un pan.

— Te preguntaría de donde sacaste el pan o porque estas sin tu saco, pero quiero saber — señaló hacia abajo — ¿la conoces? — Sansoro miró y enseguida se acomodó su revuelto pelo.

— Es la gran Katde Ka’ran — dijo un poco tartamudeando — la “ojo blanco” más joven de la historia.

— ¿Estás hablando de tu noviecita? — se burló Danira desde detrás y le arrebato el pan a su hermano — quien iba a decir que con un año más que yo iba a llegar a tanto.

— Espera — Derily estaba estupefacta — ¿me estás diciendo que solo tiene veintitrés?

— Te lo dije — Sansoro se puso su abrigo – la “ojo blanco” más joven de la historia.

Derily se había vestido ya hace un tiempo pero Tiri y Makiara dormían como troncos cuando los vinieron a llamar, su amiga se levantó asustada cuando ella la despertó y su acompañante de pelo blanco le dio un puñetazo en la cara a Sansoro cuando esté la movió un poquito.

— Golpeas bien — la felicitó el grandulón — que bueno que no has perdido el toque — estaba claro que no era la primera vez que le pegaba.

Abajo estaba frio, obviamente, salir de la torre para tener una reunión no era lo que ella habría elegido pero no entraban todos en ningún piso. Vio a todos los que estaban porque fue una de las primeras en salir, el mayor Torpsa estaba disgustado, mucho, el señor Giot estaba dubitativo, Karum estaba normal, aunque se notaba que tenía frio y el otro sujeto, que ella supuso era el consejero que venía con los creadores, un sujeto bajo y canoso de piel pálida y con la cara redonda estaba tiritando, no pensó que le importaran mucho esta clase de discusiones o al menos no dio esa impresión.

— Bien — como siempre la que llevaba la palabra era su cuidadora — para los que no la conocen — indicó a la chica que tenía al lado — ella es Katde Ka’ran, alguno seguramente ya la han visto o se han cruzado con ella, pero para los que no — repitió — ella es una “ojo blanco” – su mirada era fría, esos ojos dorados no transmitían nada — nos ha traído noticias buenas y malas — se escuchó un gesto de sorpresa en la multitud.

— Como dijo la señorita aquí — siguió el mayor — tenemos noticias… las malas son que se ha visto a una tropa de salvajes monta gatos — eso ultimo lo dijo con bastante rencor — viniendo hacia aquí, un ejército más grande que el que podemos enfrentar, pero que podríamos intentarlo si me preguntan… — Karum lo interrumpió con un sonido.

— Nadie enfrentara a nadie — remarcó y el mayor cruzó los brazos con cara de perro, cosa que hacía que su cara cuadrada y permanente ceño fruncido se vieran peor — las buenas noticias son que ya se ha dado aviso a la capital y que además de la máscara que irá a la cumbre anual al territorio de la tribu oso que se celebrara dentro de diez días — eso la tomó por sorpresa, no sabía nada acerca de toda esa frase y al parecer a muchos tampoco — diez capitanes con sus unidades han salido de Blackcrown para retomar el barranco mientras nosotros nos refugiamos y curamos a los heridos en la ciudad más cercana de la tribu.

— Ciudad… — dijo en tono de burla el mayor, otra vez, la señorita Monfequi hizo caso omiso a la acotación y siguió.

— Nos esperan días de camino así que a prepararse.

Subió las escaleras lentamente, en realidad no sabía lo que le esperaba, quizás nadie lo sabía, llego a la conclusión de que tenía muy poco conocimiento acerca de todo, pero tenía una idea de quién podía explicarle algunas cosas.

— Es obvio que sabes más cosas de las que dices — la confrontó y la muchacha se quedó mirándola fijamente con sus ojos blancos.

— Seria estúpido revelar todo — contestó sin ganas, su dulce voz nunca coincidía con lo que se sentía a través sus palabras — ¿a qué viene eso?

— Perdón — pensó en lo que había dicho — sonó muy mal, a lo que me refería es a que no se mucho de nada al parecer, pero me dio la impresión de que tu si — se froto las manos — así que esperaba que me pudieras explicar algo de todo lo que está pasando, enfatizando el todo — Makiara volvió a mirarla con su mirada fría pero sus ojos se relajaron.

— Está bien, ya nos tocara llevar otra vez el carro montaña adentro.

Terminando de empacar sus cosas dentro de la mochila otra vez y guardando bien su bolsa de dormir recordó que tenía un cuaderno en blanco para escribir y sonrió, no le había dado tiempo siquiera. Aunque había otra cosa y le pareció raro, el libro negro que le había entregado al guarda libros, allí estaba, otra vez, se puso tensa al verlo.

Hubo un cambio de luz a su derecha, giró la cabeza y se tiró rápidamente hacia atrás al ver un hacha, como reflejo su hoja de luna salió, pero vio que era Tiri la que tenía esa cosa en la mano.

— ¡Vas a darme un infarto! — le gritó, Tiri bajó el hacha y rio.

— ¿Te gusta? — era el hacha del salvaje, una… cosa que parecía un medio circulo y que tenía filo en toda la zona superior, era difícil de describir.

— ¿De dónde la sacaste? — consiguió decir cuando su corazón dejo de latir tan fuerte.

— Se lo pedí a Giot y me lo dió — sonrió y lo guardó en una especie de funda – además de darme una charla de lo paradójico que es y nada, eso, no le entendí muy bien — no sabía que contestar a eso.

— ¿Te toca limpiar nieve? ¿sabes hacia donde vamos?

— Hoy sí que andas preguntona — Tiri soltó una carcajada — según Giot iremos hacia la ciudad de Mot Sacta en algún lado, no lo entendí tampoco.

Bueno, su amiga no se caracterizaba por ser la persona más inteligente del mundo pero era valiente y tenía rulos así que se lo perdonaba. Llamaron a Tiri y enseguida salió corriendo escalera abajo, ella termino de empacar sus cosas y fue a reunirse con sus compañeros, Sansoro aún estaba felicitando a Droperk, ella también pensaba que había hecho un gran trabajo dirigiendo a los creadores.

— Yo nunca quise ser nigromante — confesó el pequeño — yo quería entrar al ejército, pero bueno "seguir el legado familiar es importante" — dijo eso ultimo con un tono sarcástico.

— Tranquilo que como están las cosas podrás dirigir otra vez en poco tiempo — habló Danira desde atrás y la señorita Monfequi le dio una mirada acusadora.

— Bien — intervino Karum — desde aquí — explicó — iremos unos kilómetros al norte, desde ahí seguiremos el camino hacia el oeste por un día mas y después giraremos al norte otra vez y llegaremos — dió un vistazo a todos y comprendió el ánimo general — entiendo lo que hemos pasado, pero estar en territorio del clan del oso es seguro, además estamos en la zona montañosa más alta de toda la región los clanes de los colmillos no vienen tan al norte, así que tranquilos – abrió los brazos — acérquense — todos se abrazaron — son mi responsabilidad y los voy a proteger.

Pasado el momento maternal se hizo el sorteo, como era de esperarse a ella le toco primero aunque lo bueno era que iba con Makiara, iba a poder preguntarle muchas cosas. El cuerno no sonó marcando la salida, por obvias razones, aunque ella pensaba que la humedad que se levantaba debía ser suficiente para que los vieran, literalmente era como ver una nube moverse entre las montañas. Esperaba que todo fuera bien.

Blackcrown - Sangre y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora