Capitulo 20

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Se despertó escuchando un silbido, al principio no fue más que un pequeño zumbido en la profundidad de la niebla de sus sueños pero fue aumentado hasta que Derily abrió los ojos pesadamente y allí estaba la causa del sonido. Tiri, estaba a los pies de su cama con una extraña flauta, escuchándola bien parecía que estaban golpeando a un perro.

— Calla y disfruta del concierto — le dijo cuándo notó que estaba despierta y siguió con ese espectáculo estridente por unos minutos más — ¿y?

— Bueno — habló Derily con voz de dormida y dolorida, ya se le estaba pasando el efecto del tónico y, los dolores y calambres volvían — en algún momento mejoraras — se sentó y rascó su cabeza — ¿de dónde sacaste eso?

— Ni idea — la dejó en una mesita de noche — estaba por ahí.

— ¿Qué hora es? — pensó y reformulo la pregunta — ¿Qué día es?

— Es la hora de cenar, del día… — cambió su cara — sinceramente me perdí hace como… desde que salimos de la ciudad, ni idea que día es.

— Eres de gran ayuda sabes — creó que es el mismo día, pensó.

— Bueno — levanto dos platos de la misma sopa de hoy, pero esta vez tenia cuadraditos de carne blanca en ella — ¿quieres comer? — ella asintió — se había enfriado de camino aquí, es que esta nevando otra vez, así que la puse sobre las brasas — le tendió un plato — cuidado que puede estar caliente — y si lo estaba, casi lo tira.

— A veces olvido que los ignus no se queman — dijo soplándose los dedos.

— Ventajas de que el fuego te elija como canal — contestó Tiri entre sorbos — que bueno que está ésto — su amiga dió otro sorbo — ni el frio tampoco.

— Qué envidia, lo único que trae con sigo ser nigromante son voces en todo momento — sonrió de manera triste.

— Puedo notar cierto remordimiento en tu voz De — la señaló con la cuchara — no es propio de ti, que ocurre.

Le contó lo que sentía, acerca de todo, su opinión sobre el experimento y que nunca deberían haberlo hecho, que eso había sido el detonante de todo su situación actual. Su amiga dejó su plato vacío en la mesita donde había dejado el instrumento y la miró feamente con sus ojos grises claros, era algo intimidante.

— Escucha, nunca digas no a una aventura — volvió a mirar a la puerta — está bien, casi nos matan un par de veces y podríamos estar al borde de una guerra pero no eres de las personas que se arrepienten por los experimentos, no lo hagas ahora — volvió a mirarla, pero de una forma más maternal — no te rindas.

Para ese momento Derily ya tenía los ojos llenos de lágrimas y le dió los últimos sorbos a la sopa casi a punto de llorar.

— Ay — dijo su amiga — ven aquí — se juntaron en un abrazo y ella rompió en llanto.

Era el día siguiente,  el día en el que partirían hacia Mot Bonaton, la capital Bragter y ella no podría sentirse peor, se despertó sudando y con dolor en el cuerpo, el tónico había dejado de hacer efecto totalmente y volvía a sentirse horrible. Trató de levantarse de la cama pero cayó al suelo, podía sentir la fría piedra en contacto con la piel desnuda de sus piernas y estaba mareada.

— ¡De! — gritó alguien y sintió como unos brazos fuertes la levantaban y dejaban en la cama otra vez — ¡¿me oyes?! — sintió golpes en sus mejillas — esto no está bien — la voz sonaba preocupada pero ella no identificaba de quien se trataba, le costaba mantenerse enfocada.

— ¿Qué ocurrió? — sonó otra voz de fondo — escuchamos gritos.

— No lo sé — habló la primera voz — la encontré en el suelo, creo que tiene fiebre — sonaba muy preocupada — llamen a un doctor — hasta ella podía notar que estaba al borde del llanto — por favor De, no te mueras — la voz se fue apagando hasta que ya no oyó nada.

De pronto se sintió despejada totalmente, pero al abrir los ojos ya no estaba en la habitación de la arena, flotaba en un mar negro llenos de estrellas, miró hacia todas direcciones pero no había nada allí, a su alrededor giraban pequeñas esferas purpuras y lilas, podía moverlas con las manos y sonrio, era lindo. Una luz violeta más grande se formó de las otras más pequeñas y tomó una forma humanoide, Derily miró a la figura mientras tomaba forma, girando y retorciéndose hasta volverse un ser de luz lila brillante.

— ¿A quién tenemos aquí? — hablo pero su voz era la de muchas criaturas, era cómo escuchar hablar a muchas personas — hace mucho no veo a uno de mis hijos — le tocó la cara y ella sintió un cosquilleo — han pasado siglos — ella abrió la boca pero nada salió no podía creer lo que estaba viendo — ¿cómo llegaste aquí? – Derily movió las manos para tratar de situarse pero no sabía dónde estaba.

— ¿Qué es aquí? — preguntó con una voz apagada y la figura se llevó una de sus manos brillantes al pecho.

— ¿Acaso mis hijos ya no saben sobre mí? — sonaba triste y su figura tembló, como si se disolviera.

Todas las estrellas se apagaron, sólo quedaba oscuridad y ellas dos, la figura empezó temblar más y a tornarse roja, su forma cambió a algo amorfo y su voz se oscureció.

— Sal de aquí — dijo con una voz que provoco pánico en su interior y la forma se acercó violentamente a ella, podía sentir como entraba por sus ojos, sus orejas, su boca y sintió que se asfixiaba, se llevó las manos a la garganta, no podía sentir nada.

Se levantó sentándose de golpe y respirando fuerte, aun sentía el terror y a esa… cosa entrando en ella. Cuando consiguió que su respiración se tornara más calmada miro a su alrededor y la habitación no estaba vacía. Estaban Karum, Tiri, el mismo sanador que le dió el tónico y Makiara.

— Gracias al fuego — escuchó hablar a Tiri en off, su amiga estaba arrodillada a su lado — no conseguíamos que despertaras — se podía ver que había estado llorando y ella le acarició la cabeza, apenas podía levantar la mano.

Derily podía ver como sus bocas se movían, estaban todos cerca de la puerta pero no podía oírlos, de hecho no podía oír nada más que un pitido constante en su oído. Después de no sabe cuánto tiempo el sanador se marchó, no sin antes dejarle una botella del tónico que le había dado antes, en algún momento Tiri y Makiara se marcharon, y solo quedo Karum, sentada en un banco al lado de su cama.

Su guardiana lleno un pequeño vaso con un poco del brebaje verde, paso una mano por debajo de la cabeza de Derily y lo vertió en su boca, era tan asqueroso como lo recordaba la primera vez.

— Trata de dormir hasta que haga efecto — la señorita Monfequi sonaba afligida, le acarició la frente y sus ojos se cerraron.

Cuando los volvió a abrir la augurio seguía allí y ella ya se sentía mejor, no estaba para luchar con nadie ni para correr un maratón, pero ya estaba consciente y podía enfocar. Se sentó y apoyo en la pared para no caerse.

— Derily… — Karum la miraba de manera triste.

— ¿Qué me ocurre? — preguntó casi como un susurro.

— Nadie lo sabe — se escuchaba frustrada — deberías estar mejorando pero no lo haces, hay algo raro — se tapó la cara con las manos — es mi culpa, si hubiese estado allí… — ella no sabía que decirle para que se sintiera mejor — volverás con la comitiva de la máscara después de la cumbre, los sanadores de la capital sabrán que hacer… espero — se secó una lagrima con el reverso de su mano y se levantó — debes descansar — le dió un beso en la frente, sus labios estaban fríos y sin decir otra palabra salió por la puerta dejándola sola.

Blackcrown - Sangre y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora