Capitulo 33

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Después de soplar un poco la tinta para que se secara cerró y ató su diario, tapó con mucho cuidado el frasquito de tinta. Con el bamboleo del carro era un poco difícil pero nada que no pudiese hacer, guardó todo en su mochila y tomó la pluma. Un pensamiento pasó por su cabeza, uno de preocupación, esperaba que Makiara estuviera bien, no sabía nada de ella, acarició el grabado y el adorno de pluma negra antes de guardarla también en su estuche claro, para que no se ensucie ni nada, cuidaba lo más que podía ese obsequio.

Se quitó el brazalete con cuidado, la piel en su muñeca ya se había cerrado completamente, solo se veía la piedra negra, no tenía ninguna parte de metal a la vista, ella no sabía bien como había pasado y no sabía si se iba a cerrar del todo pero así se veía algo… interesante.

Después de dos días de seguir la misma rutina, el mediodía de la tercera jornada estaban situados frente a las dos estatuas gigantes de las afueras del puente, las mismas que ya hace veinticuatro días había visto, no había pasado ni siquiera un mes desde que salieron de la ciudad y a ella le parecía que no la había visto en años.

La avanzada, en la cual iban algunos creadores también, había montado una pequeña fortaleza usando dos carros y unas lonas. Hasta habían hecho un foso y puesto algunas vallas con pichos, nunca iba a entender como los creadores hacían todo tan rápido.

Cuándo todos los carros pararon el campamento se hizó mucho más grande, la pequeña avanzada no tenía más de treinta personas, solo un quinto de la comitiva total.

Karum los había hecho quedar dentro del carro hasta que supiese como estaba la situación, a lo cual todos protestaron pero no mientras su instructora estaba presente, todos la respetaban mucho y sabían que probablemente esa era la decisión correcta. Pero igual era un poco molesto no poder salir del reducido espacio en el que había viajado ya demasiado tiempo para su gusto.

— ¿Quieren comer algo? — preguntó Sansoro después de un tiempo de silencio, después de todo era medio día y no habían desayunado, todos asintieron y el grandulón se levantó del banco — creo que por aquí había algo de pan — dijo rebuscando en un estante — aquí — rió y sacó un par de trozos. Mientras los repartía golpearon la puerta.

Todos miraron en esa dirección, Karum no se había ido hace mucho y ella no golpearía. No se suponía que viniese nadie, el golpeteo seguía y cada vez era más intenso, hasta que Droperk se acercó a la puerta y la entreabrió, intercambio algunas palabras con alguien y después la abrió completamente. Fuera estaban Tiri y Makiara con todavía su vendaje en la cabeza.

— ¡Miren a quien me encontré! — dijo su amiga señalando a la peliblanco y ambas pasaron dentro.

Su compañera estaba herida y subió con algo de dificultad los escalones, el vendaje de su pierna estaba casi sobre su rodilla y no parecía estar cerrando del todo bien, aun había manchas negras en él. Se sentó con dificultad y sin flexionar la pierna mientras soltaba un quejido. Todos la abrazaron y saludaron, después de todo aun eran parte del mismo grupo aunque no estuviesen castigados.

— Estuve inconsciente los últimos cinco días — respondió Makiara a la insistente y repetitiva pregunta de cómo había estado — y me duele todo — se acomodó mejor en el asiento — ¿ustedes como están?

— Pues bien — respondió Droperk mientras comía su pan — aquí encerrados, pero al menos ya podemos hacer magia — pensó un poco y reformuló la oración — no es cómo que yo pueda invocar algo todavía pero…

— Pero ¿y la marca? — preguntaron Tiri y Makiara al mismo tiempo.

— La máscara las removió — explicó Danira — hace unos días.

Blackcrown - Sangre y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora