23. Erótico.

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Daenys estaba caminando por el pasillo dirrección a la habitación de su hermana pero un pequeño Aegon llegó corriendo felizmente y le agarró la mano.

“Tia, tía. Debes verlo. Es Tormenta.”

“¿Tormenta? ¿Quién es Tormenta?”

Daenys lo comprendió cuando lo vio. El pequeño dragón del príncipe ya había eclosionado y caminaba de un lado a otro nerviosamente.

“Tiene su nombre merecido.” —bromeó ella viendo al dragón ir de un lado a otro.— “por fin tienes tú dragón, Aegon. Felicidades.”

Miró a Aegon quien no le dirigía la palabra, muy centrado en su dragón.

“¿Aegon?”

“Eh, si. Solo que es muy chico. Aún no puedo montarlo.”

“Claro, ¿qué esperabas? ¿Qué saliera ya grande y listo para llevarte encima?”

Daenys se rió de su sobrino y lo abrazó desde atrás mirándole desde arriba.

“Ya tendrás tiempo.”

Daenys observó de lejos llegar a su hermana, que traía en brazos a Viserys.

Corrió hacia ella y le quitó al niño de los brazos jugando con él, alzandolo hacia arriba.

“Ha llegado ya Daemon. Y nos ha pedido que nos reunamos.”

Daenys asintió sin escucharle realmente. Hasta que en un momento sintió algo viscoso, caliente y líquido cayéndole en el pecho.

Escuchó la risa de su hermana pero ella alejó a Viserys hacia su madre.

“Eso te pasa por menearlo tanto. Acaba de comer.”

“¿Y tú por qué no me avisas?” —le reprimió.—

“Anda, ve a bañarte. Sabes dónde están los baños.”

“Ya, ya.”

Daenys se alejó aún maldiciendo a su hermana por reírse de ella.

Cuando llego al baño empezó a desnudarse y observó el enorme baño que tenían en el castillo. Con aquellos dibujos en las paredes, no sabía la autoría pero aquella persona tuvo que pensar en alguien muy especial. Los dibujos eran muy eróticos y ahora comprendía porque su padre no la dejaba entrar ahí cuando viajan a Rocadragón.

Se metió en el baño y comenzó a restregarse los pechos sintiéndose sucia por el vómito del niño.

No supo cuando se empezó a sentir excitada pero los dibujos de la pared la ayudaron a imaginarse todo.

Su mano izquierda acarició su derecho izquierdo, cuyo pezón se endureció al instante. Pero con su otra mano tocó el punto húmedo entre su pierna que pedía a gritos ser tocado. Daenys cerró los ojos y echo la cabeza hacia atrás centrándose en sus movimientos e imaginándose que alguien más la tocaba. A su mente le vino el rostro de cierto peli-plateado y la humedad incremento haciendo que su dedo se moviera más resbaloso en su sexo.

Estaba a punto de correrse pero un sonido en su izquierda la asustó abriendo los ojos.

Se encontró con Jacaerys de pie, desnudo y con una erección entre sus piernas.

Daenys no supo reaccionar ante aquella escena. Primero porque era Jacaerys, y hacia un día le había confesado que no le gustaba siendo mujer, pero la razón más importante era que estaba desnudo. Y podía ver su falo recto, sin ropajes encima. Daenys había sentido antes el de Aemond pero nunca lo había visto y eso le produjo curiosidad.

Comenzó a salir de la bañera dejando expuesto ahora su cuerpo desnudo al completo y escuchó una maldición del chico.

“Daenys.”

“Que dulce. Es la primera vez que dices mi nombre. Nada de princesa, o tía.”

Se acercó a él lentamente.

“No sé que está ocurriendo. Si es que me has mentido y nunca has estado con un hombre, o si es que te gustan los hombres y las mujeres. Pero tú verga ergida me pone muy feliz.”

Vio un sonrojo en las mejillas de Jacaerys, lo que la puso más húmeda. Y se lanzó a sus labios en un beso apasionado. Esperando a que si no le respondía con palabras, le respondiera con actos.

Jacaerys le respondió el beso, y la rodeó con los brazos haciendo que se abrazaran desnudos.

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🚦 Historia de mi invención basada en la Danza de dragones que se encuentra en la obra de Fuego y Sangre de George R.R Martín. ¡NO de permite su copia!

Daenys, la azul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora