Daenys, la azul.

32. Familia.

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Daenys abandonó la sala del trono, con la intención de ver a sus sobrinos pero Jacaerys la detuvo caminando a su lado.

“¿Qué ocurre?” —le preguntó.—

“¿Debe ocurrir algo para querer estar con mi esposa?”

“Jace, debes ir a prepararte.”

“Si, pero quería despedirme. Es una lastima que no podamos despedirnos de otra manera.” —el príncipe le acarició la mejilla.— “me gustaría tener más tiempo contigo.”

“Si es para eso, siempre puedes buscar un hueco.” —la princesa le besó la mano sugerentemente.—

“No sabes cuanto lo deseo.”

“Jace, Lord Stark te debe estar esperando.” —la reina regañó a su hijo cuando llego a ellos.—

Ni siquiera la habían visto venir.

“Vale, vale.” —Jacaerys se inclinó agarrándole ambas mejillas para darle un beso profundo.— “de momento, me conformo con esto.”

Ambos se sonrieron una última vez y Jacaerys se marchó dejándole un buen recuerdo.

Daenys miró a su hermana, estaba asustada. Igual que ella. Jacaerys no se iba a pasear, iba a la guerra y podría no volver.

Se volvió hacia su camino original y subió las escaleras hacia la habitación a la que había mandado la septa.

Cuando entró a la habitación se encontró a los niños con su abuela.

“¿Alicent?”

Se acercó a la niña instintivamente, para protegerla pero Alicent soltó una leve risa.

“Ellos son mis nietos, yo voy a protegerlos antes que tú.”

Alicent sujeto al bebé más cerca de su pecho y este empezó a llorar.

“Shh, ya está, pequeño.”

“No les pasará nada. Y a ti tampoco, la reina lo ha decidido así.”

“¿Ah sí? Y, ¿cuando ellos les sobre? Porque una es una niña pero el más pequeño un niño. ¿Los dejara vivir para siempre?”

Daenys no pudo contestarle. Sabía que Rhaenyra los dejaría vivir pero dudaba de la honradez de su tío. No confiaba en él y por eso no se separaría de eso niños.

“Mientras yo viva, así será.”

“Entonces esperemos que tú vivas mucho tiempo.”

Alicent le tendió al bebé y ella lo cogió con cuidado. Él dejó de llorar. Y Daenys la vio salió de la habitación cabizbaja.

“¿Puedo ir con la abuela?”

Fue las primeras palabras que escuchó de la niña.

Se inclinó hacia adelante con cuidado y asintió con la cabeza.

“Por supuesto. Pero te acompaño con ella. No vaya a ser que te pierdas en el castillo, cariño.”

Le ofreció una mano a la niña y esta la tomó dubitativamente pero la siguió en silencio.

Aquella niña había perdido a su hermano, su madre prácticamente no la cuidaba y su padre había desaparecido. La única familia que ella conocía era su abuela Alicent.

“¿Sabes? Yo soy hermana de tu mami y de tu papi. Así que me puedes llamar Tía Daenys. Y no debes temer conmigo, yo te cuidare y te amare como tu familia.”

La niña miró hacia arriba para mirarla y asintió con la cabeza. Supuso que era la timidez por lo que ella no usaba las palabras así que apretó levemente su manecita para apoyarla.

La soltó cuando llego con Alicent y vio como la niña corría a abrazar a su abuela. Daenys también se acercó a ella y le tendió al bebé que llevaba en brazos.

“Tienes razón. Ellos están seguros contigo. Nunca hemos hablado demasiado pero unámonos para cuidar de estos niños.”

Alicent asintió y Daenys dejó a los niños con ella, tranquila de dejarlos en buenas manos.

Caminando por uno de los pasillos del castillo, escuchó las voces de su hermana y su tío.

“Debo ir a por él, ¿comprendes Rhaenyra?”

“Acabas de volver prácticamente.”

“Porque necesitaba saber que todo estaba bien aquí. Pero volveré a Harrenhal para terminar con mi trabajo.”

“No irás solo.”

“Otro ginete vendrá conmigo. Pero no te preocupes, terminaremos con él de una vez por todas.”

Daenys supuso que hablaban de Aemond. Su tío se dirigía directo a matarlo. Y con los niños con su abuela por una parte, y los otros con su madre. Ella podía volar tranquilamente hacia Harrenhal y encontrarse con su ex prometido antes de que llegara su tío.

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🚦 Historia de mi invención basada en la Danza de dragones que se encuentra en la obra de Fuego y Sangre de George R.R Martín. ¡NO de permite su copia!