"Todos debían elegir un bando en la famosa Danza de los dragones pero Daenys solo podía pensar en el azul del cielo y soñar en volar por él para huir a lugares aún por conocer."
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👩❤️👨 Daenys (OC) x Aemon...
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Smutt±¹⁸
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La ceremonia entre Daenys y Jacaerys se había celebrado al más puro estilo Targaryen. Ambos habían bebido de su sangre en la copa y se habían mojado con esta.
Había sido corta y con poca gente presente pero había sido perfecto para ambos.
Rhaenyra les había dado permiso para ignorar por completo la ceremonia de encamamiento y nadie podía estar con ellos cuando se llevará a cabo sus relaciones íntimas por primera vez.
Tanto Daenys como Jacaerys se lo habían agradecido. Así no tendrían aquella tensión de tener que hacer algo que no querían. Estar juntos delante de ojos chismosos, en su mayoría era común que los maesters estuvieran presentes, a veces hasta las septas pero no esta vez. Rhaenyra desmontrándole una vez más que confiaba en su hermana.
Daenys observó a Jacaerys frente a ella. Ambos estaban nerviosos por la manera en la que debían comenzar. La anterior vez Daenys ya estaba a mitad de camino de correrse y ya estaba excitada por lo que no estaba pensando.
“¿Quieres una copa de vino?” —Daenys se movió hacia un lado yendo a por el alcohol pero Jacaerys le agarró por el brazo negando con la cabeza.—
“No tenemos porqué. Ya nos hemos visto desnudos e incluso nos hemos sentido íntimamente. No estemos nerviosos, esposa mía.”
Jacaerys le agarró la cara con ambas manos, acariciándole ambas mejillas suavemente. La acercó a él dándole pequeños besos en los labios a la fémina. Pequeños, suaves, lentos... su lengua pidió permiso entre los labios de la princesa para introducirse en su boca y danzaran ambas lenguas lentamente.
Daenys inclinó la cabeza hacia un lado haciendo el beso más pasional, se abrazó por el cuello del chico y él la alzó agarrándola por el trasero con ambas manos.
Ambos estaban tan centrados en el beso que casi se caen intentando encontrar la cama en mitad de las caricias que compartían.
Jacaerys no tardó en ponerla suavemente sobre la cama de espaldas y Daenys vio tumbada como su nuevo marido comenzaba a desvestirse frente a ella.
No estaba pensando claramente en ese momento, cuando Jacaerys se desnudó, comenzó a desnudarla a ella también y ella se dejó ayudar sin quejarse. Sus manos temblaban de la emoción, no querían desnudarla a ella misma, quería ocupar sus manos para acariciar hasta el último rincón del hermoso cuerpo de su esposo.
“Daenys.”
Ella asintió con la cabeza cuando vio lo que señalaba el chico. Ambos estaban desnudos ya, y él le pedía permiso para ponerse entre sus piernas.
No le dio ni tiempo a acomodarse, cuando lo abrazó por el cuello para volver a atacarle los labios de forma desesperada.
Su sexo estaba en contacto con el del príncipe que ya se encontraba duro como una piedra. Y ella no pudo evitar mover las caderas contra la potente erección haciendo que los gemidos aparecieran entre ambos.
El príncipe comenzó a tocarla con ambas manos. Comenzó por sus pechos que amasó lentamente haciéndola pedir por más y bajó una de sus manos hacia el centro de la princesa.
Daenys levantó las caderas sugerentemente y Jacaerys le respondió, la penetró de una a lo que ella se aferró a sus hombros sintiendo incomodidad por un momento.
“¿Estás bien?” —Jacaerys se detuvo para mirarla y acariciarle el rostro.— “¿me detengo?”
Daenys negó con la cabeza rápidamente y lo volvió a abrazar ahora también con las piernas.
“¿Puedo... meterlo?”
“¿Cómo? ¿Todavía no-...?”
“No al completo.”
Daenys se sonrojó sintiéndose muy pequeña en ese instante y asintió con la cabeza esperanzada de que le diera placer quitándole aquella incomodidad.
Cuando Jacaerys se introdujo al completo, la abrazó deteniendose para darle unos minutos y se acostumbrara a él. Mientras tanto le besó en los labios mientras jugaba con sus pezones.
Daenys no se hizo esperar y movió las caderas cuando quiso que empezara a moverse. Y Jacaerys lo hizo.
“Dios-dioses Daenys. Qué estrecha eres.”
Ella le respondió con un gemido, no pudo detenerse y aquellos gemidos comenzaron a volverse más seguidos y fuertes.
“Si, si, Jace.”
Su cuerpo tembló cuando el príncipe comenzó a embestirla más rápido y sintió su clímax aproximarse.
“Jace!”
Las embestidas de Jacaerys se volvieron eraticas y lentas llenando a Daenys con su semilla.
Se quedaron abrazados por unos minutos recuperándose del orgasmo abrazos el uno al otro.
Jacaerys se tumbó a su lado y ella escuchó una carcajada de su parte haciéndola girarse hacia él.
“¿Qué ocurre?” —lo vio taparse la cara.—
“Lo hemos hecho.”
Si Daenys necesitaba confirmación, ahí la tenía. Había hecho el amor con su esposo. Aún no se lo creía.
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🚦 Historia de mi invención basada en la Danza de dragones que se encuentra en la obra de Fuego y Sangre de George R.R Martín. ¡NO de permite su copia!