26. Mensaje.

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Caminaron agarrados el uno al otros unos metros aquel largo pasillo en silencio, hasta que Daenys lo rompió.

“¿Qué ha pasado en el baño?”

“Y-yo bueno... creía que tú ya sabía lo que es el sexo or-...”

“Me refiero a ti. No al sexo. Yo pensé- más bien tú me dijiste que te gustaban los hombres.”

“Yo te dije que había estado con un hombre.”

“Y, ¿eso no es lo mismo?”

“Yo no sabía lo que es estar con un-una mujer. Todavía no lo sé.”

Jacaerys se soltó de su agarre y se dio media vuelta tocándose el cabello nerviosamente.

“Nunca había tocado a una mujer, si las había visto... ya sabes, desnudas. Y no había tenido reacción- antes. Así que busqué placer en otros sitios.”

“¿Y lo del baño?”

“Ni yo lo entiendo. Eres una mujer.”

Daenys se acercó sugerentemente.

“Quizás es que necesitabas verme a mí.” —lo abrazó desde atrás dejando la boca muy cerca de su oído.— “espera a sentirme alrededor de tu verga.” —terminó dándole un beso en el cuello y Jacaerys se giró agarrándola por la cintura haciéndola acercarse a su creciente erección.—

“No puedo esperar más.”

“Sé que estáis en el período de casi casados. Pero necesito hablar con tu casi esposa.” —la voz de Rhaenys hizo que se separaran violentamente.—

“¿Qué quieres?” —Daenys preguntó casi bodermente.— “quiero decir, ¿en qué puedo ayudarte?”

“Querida, a solas.”

Rhaenys se dio la vuelta y antes de empezar a seguirla Daenys se giró hacia Jacaerys dejándole un pequeño beso en los labios.

“Tengo un mensaje de los otros.”

Rhaenys habló una vez llegaron a su habitación. Cuando estuvo segura de que nadie escucharía la conversación entre las dos.

“¿De quién?”

“No te sorprende demasiado que tengas un mensaje de ellos.”

“Solo puede ser de una persona. A la única que le dije que venía aquí.”

“Así que fue a la única. Tenías una relación muy estrecha con tu ex prometido.”

“¿Qué te ha dicho, Rhaenys?”

“Solo me dijo que te recordara sus últimas palabras.”

“Y, ¿esas son?”

“No las sé. Solo me dijo recuérdale mi última frase hacia ella. Nunca me dijo cual era, solo que te recordara vuestra última conversación.”

Daenys abandonó la habitación de Rhaenys con un gesto sobrio. Por supuesto que recordaba ese día, el clima que hacía, el tiempo, las olas del mar, a Vaghar y la pequeña mancha que tenía aquel día bajo el ojo. Lo recordaba todo de él. Y su última frase prometiéndole que iba a hacerle el amor la siguiente vez que la viera. Pero él era un tonto iluso si creía que ella iba a ser la segunda mujer de nadie, ni la amante de nadie, ni mucho menos de ninguno de los dos.

Por un lado, Aegon le había prometido hacerla su segunda esposa, por detrás de su hermana Helaena. Y Aemond le había dicho que le haría el amor, cuando él ya se había prometido a otra mujer.

Ninguno de los dos la había tratado tan en serio como Jacaerys la trataba ahora.

Y ya no podía verle de la misma manera, Aemond, el hombre en el que ella había procesado todo amor y había elegido como esposo, había asesinado a mano fría a su sobrino. Al sobrino de los dos, un niño de su sangre, de la sangre de los dos. Y no solo eso, sino que había sido capaz de hablarle, de tocarla y hacerle esa promesa después de haber hecho tal barbaridad.

Ahora Daenys solo recordaba las palabras que un día Aegon le había dirigido, Aemond llegaría a ser peor que él. Y ella aquel día había pensado que era un hermano celoso, pero empezaba a pensar que Aegon solo la estaba advirtiendo de que había romantizado a un niño menor que ella. Y ahora empezaba a conocer al hombre.

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🚦 Historia de mi invención basada en la Danza de dragones que se encuentra en la obra de Fuego y Sangre de George R.R Martín. ¡NO de permite su copia!

Daenys, la azul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora