Daenys, la azul.

8. Lealtad.

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Muerte. Eso les rodeaba. Primero había sido su madre, luego su prima Laena y ahora su primo Laenor. Las personas tenían poco y mucho en común, todas terminaban su camino antes o después.

En lo trágico, encontró una salida. Se volvía a encontrar con su hermana Rhaenyra después de tanto tiempo. Después de aquella trifulca en su familia donde Aemond había perdido su ojo. Y aunque todo terminó ahí, ni volvió a hablarse con su hermana ni por mensajes, sabía de la enemistad de ella con la reina y el despecho de sus hijos. No podía contarle de su plan o de sus candidatos.

“Daenys, hermana.” —Rhaenyra la abrazó por lo que le devolvió el gesto.— “hace mucho que no nos vemos.”

“Eso pienso. Siento que nuestra reunión sea en esta situación. Lo siento mucho por tu esposo, y tus hijos que ahora quedan a manos de su madre solo.”

“Gracias, hermana.”

Sabía que algo le ocurría a su hermana pero no quiso presionarla después de aquel día tan sufrido.

“Sé que no te gusta el tema pero Syrax dejó otro huevo y lleva tu nombre escrito. En señal de unión.”

“Te lo agradezco, Rhae. Pero no sé si deba tomarlo. Debes guardarlo para alguien más.”

“¿Quién más se lo merecería a parte de mi hermana? Y no hay ningún bebé a la vista. Aunque tú estes en la edad, necesitarías casarte primero.”

Aquel tema no le gustó así que condujo el diálogo a su terreno.

“Esta bien, lo acepto como regalo por mi día del nombre que está cerca.”

“Esplendido, hermana.” —Rhaenyra la abrazó agarrándole un brazo y haciéndola andar hacia la puerta del salón.— “Tú deberías buscar otro regalo para mi... boda.”

“¿Cómo que tu boda? Rhaenyra, acabas de perder a tu esposo.”

Rhaenyra la observó equidistante, como si pensara en algo más que no decía.

“Lo necesito. A Daemon.”

“¿Otra vez estás con el tío Daemon? Solo te traerá problemas.”

“Él estará de mi lado, Daenys.” — por primera vez en todo el día la llamó por su nombre.— “Al igual que espero que tú lo estés cuando el momento llegue.”

“¿De qué estás hablando?”

“De los verdes.” —su hermana comenzó a hablar en alto Valyrio.— “siento mucho haberte dejado allí sola con esas víboras pero ya no soy solo yo, debo proteger a mis hijos también.” —los ojos de Rhaenyra se humedecieron por las lágrimas.— “he madurado y no dejaré que esos les pongan una mano encima. No pude salvarte a ti, llevarte lejos de esa casa del horror pero ahora eres mayor y has sobrevivido sola a ellos. Por lo que te necesito también, hermana.”

“Ellos son mis hermanos también, Rhaenyra.” —le contestó en Valyrio también, con voz temblorosa.— “¿Quieres que los mate? ¿O que me una a un dragón para ir a la guerra contra mi propia familia?”

“Yo no iré a la guerra. Solo defenderé mi posición cuando ellos la ataquen. No les dañaré, ni mataré, ni quitaré sus derechos por nacimiento como hijos de nuestro padre. Solo quiero defender mi herencia. Por favor, hermana.”

“Nuestro padre es el rey y él dictará la ley. Tú eres su heredera y nadie se levantará contra ti.”

“Eso no lo sé. Pero si escucho lo que ellos dicen a mis espaldas y lo que dicen a mi cara. No me quieren como reina, ni como hermana.”

Ambas de mantuvieron en silencio.

Daenys sentía su corazón romperse. Sentía la traición en su piel. No podía contarle a su hermana sobre su futuro esposo, o intentaría ir contra ellos y Daenys así no lo quería.

Debía elegir a uno de los dos hermanos. Al mayor, Aegon que peligraba la posición de su hermana por el mero hecho de haber nacido, que pensaba en ella como algo más duro que el cristal y quería poseerla. Al menor, el más bravucón, peleador y orgulloso pero que había mostrado una pizca de cariño por ella y un futuro esperanzador.

Pero ahora nacía la duda en su corazón. A esa elección se le unía Rhaenyra, su hermana de sangre, su única hermana de madre, que pedía por su lealtad.

Si estaban en bandos distintos, ella no solo debía escoger su esposo, sino también un bando.

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🚦 Historia de mi invención basada en la Danza de dragones que se encuentra en la obra de Fuego y Sangre de George R.R Martín. ¡NO de permite su copia!