"Todos debían elegir un bando en la famosa Danza de los dragones pero Daenys solo podía pensar en el azul del cielo y soñar en volar por él para huir a lugares aún por conocer."
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👩❤️👨 Daenys (OC) x Aemon...
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Smutt±¹⁸
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Se perdieron en aquel beso apasionado. No perdieron el tiempo con preámbulos y Jacaerys la levantó haciendo que lo rodearán con ambas piernas y lo abrazara con ambos brazos por el cuello.
Ambos gimieron de placer al sentir sus sexos rozarse. Él comenzó a restragarse cuando Daenys se separó del beso haciendo que Jacaerys repartiera los besos por el cuello femenino.
“Jace, Jace.” —él la llevo hacia la pared apoyándola allí y haciendo que sus cuerpos se presionaran mucho más.—
“Daenys.”
“E-esto no está bien.”
Ambos perdieron la noción de cordura, del bien o del mal cuando Jacaerys empezó a chuparle los pechos.
“Si, si.” —ella comenzó a gemir agarrándole la cabeza para mantenerlo más cerca.—
El ruido de un portazo hizo que Jacaerys separará la cabeza de su pecho y ella levantará la cabeza hacia la puerta.
No había nadie, pero seguro alguien los había visto en ese estado.
“No puede ser. Nos han visto.”
Jacaerys la soltó haciendo que sus piernas temblorosas la mantuvieran de pie.
“Jace, no pasa nada.”
Le agarró la mano acariciándola para que no se perdiera en los nervios del momento.
“Nos han visto. Dae.”
“¿Y qué pasa? ¿Qué van a hacer? ¿Decírselo a Rhaenyra u obligarnos a casarnos?”
Jacaerys se relajó en sus caricias. Y cerró los ojos demostrándole que le gustaba y siguiera haciéndolo.
“Está bien, pero deberemos casarnos cuanto antes. Nadie puede dudar de tu virtud.”
Aquella conversación se le hacía conocida, y de nuevo su mente se mudó a otro lugar, pensando en su ex prometido. Él sabía tocarla, darle placer a escondidas y siempre la dejaba intacta. Ambos compartían ese sentido del deber y Daenys se sintió cada vez más atraída a su nuevo prometido.
“Pero, ¿sabes algo?” —Daenys se acercó acariciándole el pecho y repartiendo besos sobre este.—
Jacaerys abrió los ojos al verla repartir besos cada vez bajando más y más al sur.
“Dae.” —dijo en un susurro viéndola ahora desde arriba.—
Era la imagen más erótica que había visto jamás. Daenys de rodillas, delante de él y agarrando su largo falo con ambas manos mientras lo acariciaba de arriba a abajo.
“Dae.”
El nombre entre sus labios, la imagen de Jacaerys con la cabeza hacia atrás y los labios apretados mientras intentaba contenerse, las manos de chico encima de la cabeza fémina y el precum que comenzó a correr por encima de sus dedos. Todo la excitaba demasiado. Y acercó su boca chupándole el líquido que le mojaba las manos.
No era un sabor agradable, pero tampoco era su cometido. Era placentero, no su sabor, sino la reacción del chico cuando tocó su verga con la lengua.
“Me voy a venir. Dioses.”
El aviso la alertó y volvió a acercar su boca, ahora metiendo el falo entero en su boca. En ese instante lo escucho maldecir.
“Mierda, Dae.”
Un líquido caliente cayó encima de su lengua, y volvió la vista hacia arriba viéndole respirar agitado por su reciente orgasmo.
No esperó que él le respondiera pero Jacaerys se arrodilló a su lado y la empujó leventemente haciendo que ella se tumbada hacia atrás, con las piernas abiertas y él en medio.
“Nunca he hecho esto, pero tú puedes guiarme.”
Ella asintió ante la confesión del chico.
Él comenzó a meter un dedo en su sexo pero Daenys le guío hacia otro punto, hacia su lugar de éxtasis con el que debía jugar para hacerla venir.
“¿Aquí?” —preguntó inocentemente y ella asintió echándose para atrás, cerrando los ojos.—
Jacaerys comenzaba a comprender su placer, y cuando Daenys sintió una lengua en lugar de unos dedos sus cuerpo se tensó violentamente en señal de su orgasmo.
“Jace, si, ahora.”
Con la humedad en su sexo Jace logro meterle dos dedos mientras se ocupaba a de su centro con la boca, chapándola y succionando.
“Correte, correte ahora.”
La voz dura y varonil de Jacaerys por si sola hizo que ella se corriera sintiendo espasmos por el orgasmo por todo su cuerpo.
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🚦 Historia de mi invención basada en la Danza de dragones que se encuentra en la obra de Fuego y Sangre de George R.R Martín. ¡NO de permite su copia!
