"Todos debían elegir un bando en la famosa Danza de los dragones pero Daenys solo podía pensar en el azul del cielo y soñar en volar por él para huir a lugares aún por conocer."
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👩❤️👨 Daenys (OC) x Aemon...
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Daenys gritaba del dolor. Su vagina se abría en dos y su cuerpo le decía que debía empujar. Llevaba un rato empujando, pero el dolor y en cansancio la hacían parar de vez en cuando. Escuchando los gritos de los maesters.
“Empuja, mi reina, empuja. Ya está por salir.”
“¡Dios!”
Sacudió su cabeza hacia adelante, aparentando la boca y soltando un grito cuando lo sintió fuera.
“Enhorabuena, mi reina, es un niño.”
Una de las septas lo colocó en su pecho haciéndola llorar ante la imagen de su hijo.
Un ser tan pequeño y delicado, con los ojos cerrados y la boca muy abierta por los lloros. No sabía decir que rasgos tenía pero su cabello peliblanco solo le decía una cosa, que era suyo, su hijo. Nunca sabría realmente de quién era el pequeño, pero tanto ella, como lo dos autoproclamados amantes, lo querrían como suyo.
Unos minutos más tarde, entró su nuevo marido.
“Daenys, un niño. Felicidades.”
“Es hermoso y sano, es lo que importa.”
Lo apartó de su pecho enseñandoselo a Aemond.
“Pues unos niños hermosos y sanos quieren conocer a su nuevo hermanito también.”
Daenys intentó levantarse pero Aemond la empujó levemente del hombro.
“Ellos vendrán. Tú descansa en la cama.”
Aemond salió, volviendo unos minutos más tarde con Aegon, Viserys, Jaehaera y el pequeño Maelor en brazos.
“Aquí los tienes.”
Todos la observaron un instante, el primero en acercarse fue el pequeño Viserys, que fue ayudado por su hermano para verla.
“¿Un bebé?” —preguntó señalando al niño.—
“Si, cariño.” —Daenys intentó sentarse, y Aemond la ayudó al final.— “es un bebé, y debes quererlo mucho. ¿Vale?”
Viserys asintió y Daenys le dio un beso en la frente.
“Él será vuestro nuevo hermano.”
El pequeño comenzó a llorar de nuevo abriendo y cerrando la mano sobre su pecho.
Viserys se preocupó y le agarró la manita.
“¿Qué le pasa?”
“Creo que es hora de que dejemos a mamá para que alimente al bebé.”
Aemond se llevó a los niños dejándola a solas con el niño. Nunca había hecho eso pero el propio niño supo encontrar su pezón empezando a alimentarse. Fue algo incómodo al principio pero verlo tan impaciente comiendo la hizo lagrimear. Estaba ahí, con ella, vivo y fuerte.
“Que lindo es.”
Escuchó la voz de Jacaerys desde la puerta, que la cerraba lecenente.
“Es muy parecido a ti.” —comentó acercándose a la cama.—
“Se parece a sus papis y es igual de hermoso que ellos. Se llevará el corazón de muchas niñas.”
“O de niños.”
“Me daría igual. Mientras sea bueno de corazón, sincero y honrado. Yo habré cumplido como madre.”
Jacaerys puso una rodilla sobre la cama y se inclinó hacia ella dándole un pequeño beso en los labios.
“Ya has cumplido por hoy. Le has dado la vida.”
“No es suficiente. En mi corazón, siempre tendré que estar a su lado.”
“Bueno, espero que él no nos quite protegonismo en tu corazón.”
“Aish, que va. Yo quiero a todos mis niños.”
“No lo dudo.”
Ambos se quedaron viendo al bebé comiendo por unos minutos, hasta que apareció solo Aemond por la puerta.
“¿Ya ha comido?”
Daenys le apartó el pecho de la boca al bebé y este apoyo la cabeza sobre el pecho durmiéndose.
“Yo creo que sí.” —Jacaerys lo cogió tumbandolo en la cuna que habían preparado para su habitación.—
“No, no. Déjamelo.” —Daenys insistió pero Aemond se acercó negando con la cabeza.—
“De eso nada, debes descansar.”
Se tumbó haciendo mohines y Jacaerys le tapó con las sábanas.
“Cuando te levantes, nosotros mismos te lavaremos y te daremos de comer a ti, mami. Estás débil todavía y debes recuperarte.”
“No estoy invalida.”
“Lo sabemos, pero nosotros debemos de poner algo como padres.” —Jacaerys los defendió a ambos.—
No volvió a quejarse, intentó dormirse cuanto antes y poder ver a su bebé lo antes posible.
No le costó dormirse, sintiendo a cada lado suyo a los dos hombres que más quería en esa vida.
Ahora dos de los tres hombres, porque el primer hombre en su vida a partir de ese día sería su hijo, Aenys Targaryen.
