34. Engaño.

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Smutt±¹⁸

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Durante unos minutos se observaban en silencio y Aemond se acercó a su cuello, dando pequeños besos.

Daenys lo alejó agarrándole las mejillas.

“¿No quieres saber lo que he soñado?”

“¿Tiene que ver con mi futuro?”

Ella dudo unos segundos pero terminó asintiendo con la cabeza.

“Por favor, déjame...”

“¡No! ¡No quiero saberlo! Si estás aquí es porque es algo serio y querías... despedirte. ¿Verdad?”

Daenys apartó la mirada incapaz de seguir mirándolo.

“Y-yo...”

“Está bien, no me duele morir así. Pero si me dolería morirme sin cumplir mi última promesa contigo.”

“¿Qué-?”

Aemond como su boca contra la de la fémina.

“¿No te llegó mi mensaje de parte de la reina que no fue? Mis últimas palabras para ti. Quería que así me recordarás.”

Aemond comenzó a besarle el cuello mientras caminaba dirección a una mesa de la sala, donde la tumbó y comenzó a desnudarla.

“La próxima vez que te viera, te haría el amor.”

Esta vez fue ella la que le atacó la boca. En un eso desesperante. Habían sido no días, sino años deseando a aquel hombre. Queriendo saber cómo se vería desnudo, y más aún como se sentiría su verga dentro de ella.

Cuando él la desnudo, ella empezó a desnudarlo a él mientras el príncipe se dedicaba a besarle, chuparle y succionarle cada parte de piel que encontraba. Su favorita eran sus pechos, que amasó duramente haciéndola gemir fuerte.

“¡Aemond!”

Consiguió quitarle la última pieza de ropaje y por fin, después de tanto tiempo deseándolo, Daenys lo sintió dentro de ella. Haciéndolos gemir a ambos.

“Daenys, Daenys. Tu coño es mejor de lo que me imaginaba. Como me agarra, me aprieta y me mantiene dentro. Sabiendo que mi verga es para ella, y ella para mi verga.”

Aemond se tumbó aplastandola, agarrándola y acariciandole duramente los pechos. Su boca la coloco en el cuello femenino que empezó a besar y a morder mientras la penetraba.

Daenys colocó ambas manos en la espalda del príncipe, arañándola de arriba a abajo sintiendo los dientes del hombre hincandose en su piel.

“¡Aemond!”

Las embestidas del príncipe se volvieron más fuertes y rápidas por lo que Daenys sintió las contracciones en su vagina anunciando su orgasmo.

Levantó las caderas queriendo acercarlo más a ella y su espalda se levantó también sintiendo la electricidad correr por todo su cuerpo.

“¡Si!”

Aemond volvió sus embestidas más pausadas dejando caer hasta la última semilla dentro de ella.

Una vez se recuperaron, Aemond le agarró por los muslos de las piernas haciéndola sentarse encima de él. Su verga despertándose de nuevo.

“Aemond. Por favor, déjame...”

“Sh, Daenys, mi amor. Lo único que quiero escuchar de ti son tus gemidos.”

Aemond le obligó a moverse encima de él. Para no caerse ella se dejó caer hacia adelante colocando las manos sobre los hombros del príncipe dejando que sus pechos se mercieran delante del rostro de él mientras saltaba encima de su verga.

“Aemond, Aemond.”

Ambos estaban muy sensibles por su primer orgasmo y no duraron demasiado para venirse de nuevo.

Daenys atacó sus labios haciendo que los gemidos se murieran en los labios de ambos.

Se acostó encima del pecho del príncipe para descansar pero antes de cerrar los ojos por el cansancio le hablo entre susurros.

“Por favor, Aemond. No lo dejes desaparecer entre las nubes, tenlo siempre a vista, no por encima tuya y no te aferres a Vaghar.”

Tras esas palabras, todo se volvió negro entrando en el mundo de los sueños de nuevo.

Cuando volvió a despertarse, se encontraba sola encima de la mesa, tapada por una capa por el frió y una nota a su lado.

“La próxima vez que te vuelva a ver, me casaré contigo.” —leyó en voz alta.—

Estaba loco, pero más loca estaba ella pues ya estaba casada y había engañado a su esposo, él que la había querido con todo.

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🚦 Historia de mi invención basada en la Danza de dragones que se encuentra en la obra de Fuego y Sangre de George R.R Martín. ¡NO de permite su copia!

Daenys, la azul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora