Huan Qing Yan continuó con su risa tonta, en su cara había rastros de lágrimas persistentes...
Huan Meng Yue ya no podía preocuparse por la envidia y los celos que tenía a flor de piel, necesitaba escapar rápidamente y sobrevivir.
¡Este gordo maestro suya era demasiado pésimo!
Ji Mo Ya y Jin Da Zhong eran ambos Maestros de Espíritus Místicos, y Jin Da Zhong había llegado incluso a las últimas etapas, sin embargo era incapaz de derrotar a Ji Mo Ya; no es de extrañar que Ji Mo Ya fuera considerado el genio de la humanidad.
Ahora no era el momento de pensar en esto, ella debía aprovechar la oportunidad cuando estaban enfrascados en una conversación para escabullirse y salir de este lugar.
Justo cuando llegó a la puerta, con el exterior ya rodeado de Guardias Pluma no tenía forma de salir, fue arrastrada bruscamente por dos Guardias Pluma y arrojada frente a Ji Mo Ya.
Después de haber presenciado tantas cosas hasta ahora, ¿cómo podía Jin Da Zhong no entender su situación actual?
Al ver cómo Ji Mo Ya trataba a esa tonta chica con tanto cariño, comprendió que el día de hoy sería un mal presagio para él.
Ji Mo Ya era el joven maestro del Clan Ji Mo y como el Clan Ji Mo era una potencia de la humanidad, incluso la Corte Sagrada tenía que ser considerada con ellos.
Él era sólo un pequeño e insignificante maestro de la Academia Ola Creciente, no importaba lo grande que fuera su respaldo, nunca podría permitirse ofender a Ji Mo Ya.
Su cara estaba llena de miedo y resentimiento, miró a Huan Meng Yue que había provocado esta situación.
Ella había dicho que Huan Qing Yan era un juguete desechado por Ji Mo Ya, lo que le otorgaba las agallas para tratar con ella...
¿Cómo fue el tratamiento de un juguete desechado?
Cualquiera podía ver lo querida y preciosa que era.
Hoy, sería su fin.
Sin poder salir de esto, decidió gritar en voz alta:
-¡Alguien, el Joven Maestro Ya está asesinando a la gente! ¡Ayuda!
La llegada del Joven Maestro Ya atraería sin duda la atención de las altas esferas de la Academia Ola Creciente.
El paradero del Joven Maestro Ya siempre había sido el foco de atención de los distintos Maestros de Sala, probablemente estarían de camino hacia aquí ahora mismo.
Seguramente recibiría un castigo si caía en manos del Director.
Pero creía que el Director le perdonaría la vida debido a los diversos méritos que había aportado a la academia.
Mientras no muriera, aún habría esperanza.
Sin embargo, si caía en manos del Joven Maestro Ya, creía que hasta sus huesos se convertirían en polvo.
Después de gritar pidiendo ayuda, también siguió suplicando:
-Joven Maestro Ya, todo esto es un malentendido... No conocía la relación entre usted y ella...
Ji Mo Ya señaló con su dedo y el Pincel Cosmos de su hombro tembló enormemente, Jin Da Zhong gritó de dolor; sin embargo, el dolor no era lo suficientemente extremo como para desmayarse.
La mirada de Ji Mo Ya estaba apagada, pero contenía una fría intención asesina; se sentía como si serpientes y escorpiones se arrastraran por todo el cuerpo de Jin Da Zhong, fríos y venenosos.
-¿Malentendido? Tu discípulo Huan Meng Yue debe haberte dicho antes que esta chica era la cocinera espiritual de Ji Mo Ya del Clan Ji Mo. Ella se ha quedado con Ji Mo Ya antes y era el viejo amor de Ji Mo Ya y se decía que la adoraba profundamente... estas fueron las palabras originales, ¿verdad?
-Tú, ¿cómo lo sabías? -Jin Da Zhong reaccionó como si hubiera visto un fantasma: -¿Pusiste tu sentido divino dentro de su equipo mágico? Eso no puede ser, ella no debería tener ningún equipo mágico...
Ji Mo Ya miró suavemente a Huan Qing Yan, esta chica era bastante buena, había guardado la Campana Pluma de Fénix dentro de su anillo de almacenamiento sin sacarla, por lo tanto nadie sabía de su existencia.
Llevar la Campana de Plumas de Fénix fuera de casa era, en efecto, un poco llamativo; no la amonestó porque pensó que, dado que él estaba vigilando, estaría bien aunque la llevara puesta.
Anteriormente, cuando se había alejado, no sabía si lo había olvidado debido a la rabia o porque inconscientemente no quería romper el vínculo, pero no recuperó la Campana de Plumas de Fénix de ella.
Fue una suerte que nunca se le ocurriera presumir de la Campana Pluma de Fénix, de no ser así, su vida se habría perdido hace mucho tiempo.
-Jin Da Zhong, Huan Meng Yue, ¡haced vuestra última elección de esta vida! Las Diez Grandes Torturas, ¡escoged cómo queréis morir!
Los rostros de ambos se volvieron cenicientos.
