Decidió darse por vencido por ahora, ya pensará qué hacer cuando Bai Cheng Feng regrese a la academia.
Comentó:
-Nan Gong Kid, conseguir un excelente talento como tú para convertirte en un pequeño guardia, ¿no es todo un desperdicio?
Nan Gong Bei Cheng respondió:
-No lo es, este estudiante ha estado cansado de cobrar cuotas de protección durante el último mes, debería aprovechar esta oportunidad para aclarar mis pensamientos durante unos días...
Jin Da Zhong miró a Zhang You Wei, que actuó como si no hubiera oído nada mientras miraba hacia arriba.
-De acuerdo entonces, gracias por las molestias.
Jin Da Zhong y Zhang You Wei salieron juntos de la prisión subterránea.
Nan Gong Bei Cheng miró a su izquierda y a su derecha antes de sacar una cama de su anillo de almacenamiento y se acostó en ella.
Mostraba una expresión de disfrute mientras admiraba a Huan Qing Yan con una expresión inexpresiva dentro de la jaula.
De vez en cuando sacudía la cabeza inconscientemente y suspiraba:
-¡Bello! ¡Verdaderamente hermosa! -ignorando totalmente esa expresión en blanco.
-Pequeña belleza no tengas miedo, tu Hermano Bei Cheng está aquí para protegerte hasta que te recuperes. Ignoraremos a Jin Da Zhong, ese culo...
El primer día, Jin Da Zhong vino a echar un vistazo; Nan Gong Bei Cheng montaba guardia junto a la jaula, o bien admiraba la belleza o meditaba para cultivar.
El segundo día fue igual.
El tercero también.
Después de eso, Jin Da Zhong dejó de venir.
Y diez días pasaron en un instante.
***
La entrada al océano de la Academia Ola Creciente.
Bai Cheng Feng pidió especialmente que un Maestro de Estado utilizara un equipo de vuelo de alto grado para enviarlo aquí.
Como actual Príncipe Heredero, tenía derecho a utilizar los recursos de la Academia Estatal de Maestros del Imperio de las Nubes Colgantes para su uso.
La última vez, viajó en el Barco Volador a la academia y disfrutó del hermoso paisaje durante medio mes.
Esta vez, como tenía prisa, utilizó menos de diez días para llegar.
Después de despedirse del Profesor del Estado, se acercó a la Academia Ola Creciente.
Montado en la burbuja de aire, llegó a la plaza del desfile de la Sala Alfa.
Se ha sentido inquieto durante todo el viaje de vuelta a la academia, estaba preocupado por si Huan Qing Yan se había metido en problemas...
Al llegar a la Sala Alfa notó una cara familiar entre la multitud, esa persona parece ser de Nube Colgante, la señaló:
-Ven aquí.
Hou Ning Xue se sentía muy nerviosa cuando vio la aparición de Bai Cheng Feng desde la burbuja rota, casualmente pasaba por allí con su grupo y se dirigían a la biblioteca a mirar algunos libros...
Después de ser señalada, no pudo evitar sentirse aún más nerviosa, ¡se trata del Noveno Príncipe de su país!
Durante toda su vida en la capital, no tuvo el derecho ni la oportunidad de verlo cara a cara; el Noveno Príncipe era una entidad a la que ella siempre había adorado.
Poco esperaba que el Noveno Príncipe la hubiera señalado para hablar, y la acción del Noveno Príncipe hizo que su corazón latiera locamente mientras su rostro se ponía rojo.
Bajó la cara mientras se acercaba:
-Señor Noveno.
Si Bai Cheng Feng estuviera de buen humor, se habría sentido bien con sus encantos al ver su actitud; pero actualmente se sentía urgente y no pudo evitar sentirse ligeramente frustrado:
-¿Cómo te llamas?
-Mi señor, el apellido de ésta es Hou, con el nombre de Ning Xue, -respondió tímidamente la joven.
Bai Cheng Feng frunció el ceño:
-¿Un miembro de la Familia Noble Hou?
La joven asintió:
-Sí, mi señor.
Bai Cheng Feng siempre había sentido cierto arrepentimiento hacia la Familia Hou, porque estaba detrás de la razón de la muerte de Hou San Hao...
Por lo tanto, su voz se tornó ligeramente suave:
-Cuando saliste en misión la vez anterior, ¿qué pasó dentro del mar? ¿Por qué no le diste a Huan Qing Yan un Talismán de Agua Veloz también?
Esto era algo que Bai Cheng Feng se había estado preguntando pero nunca había tenido la oportunidad de aclararlo, ahora que veía a Hou Ning Xue preguntó casualmente, poco esperaba que Hou Ning Xue se pusiera repentinamente pálida.
Ella tartamudeó y dijo:
-Mi señor, usamos nuestros créditos para cambiarlo, no sabíamos que Lady Huan no cambiaba nada...
