Todo había cambiado, la desaparición de Emilio fué lo peor. Días, semanas, meses buscándolo, pero nunca lo encontraron, así que lo mejor fué darlo por perdido.
A veces las personas desaparecen sin motivo alguno, sin embargo, otras veces desaparecen...
El rizado contó todo lo que había ocurrido, Joaquín tembló de miedo cuándo escuchó sus palabras, pero ahora ambos se encontraban en la habitación descansando mientras que Eduardo había decidido quedarse en el sofá para hablar más detenidamente con Emilio. El pelinegro llamó a su marido para contarle lo que había ocurrido y comunicarle que iba a quedarse un rato a lo que Nikolás respondió "Lo está haciendo de nuevo Eduardo. El caos vuelve porque él está aquí. Tienes 2 hijos, cumple tu responsabilidad cómo padre" Sin embargo, Eduardo decidió cortar la llamada y no responder ante eso. Entendía la preocupación de Nikolás, pero no podía tolerar más odio entre ambos.
Emilio no paraba de darle vuelta a lo que su padre le había dicho. "Yo no maté a Josh. Sólo quería darle una advertencia"¿Qué significaba eso? Josh estaba muerto, él mismo lo sostuvo en sus brazos. Una advertencia no es matarlo, una advertencia es dar un toque de atención y Josh murió en sus brazos. Quizás su padre no era el enemigo al fin y al cabo, quizás su padre era el hilo conductor de todo lo que había estado ocurriendo. Joaquín se encontraba apoyado en su pecho cuándo de pronto sintió la agitación en él. Se extrañó y levantó un poco su mirada para verlo. Sus ojos habían tomado un color oscuro y su pecho se había hecho 3 veces más grande. Parecía cómo si se estuviera transformando. Joaquín apoyó la palma de su mano en su pecho y observó cómo inmediatamente Emilio giraba la cabeza para mirarlo con esa mirada oscura.
- Emilio estás en casa. Todo está bien
Ante eso Emilio se tranquilizó, cerró los ojos y cuándo los volvió a abrir sus ojos ya tenían un color normal. Agitó su cabeza y miró hacía los lados percatándose de un Joaquín algo asustado.
- Perdona por ponerme así, no sé que me ha pasado
El rizado se sentó en la cama y con una mano apoyada en la espalda del menor lo atrajo hacía él para olerlo y quedarse del todo tranquilo. Esa actitud nunca la había tenido Emilio, pero Joaquín supuso que fué una manera de mantenerse alerta esos 2 años fuera de casa.
- ¿Estás bien? - preguntó el menor - La policía ya ha detenido a tu padre, no opuso resistencia. Arath ha llamado - Emilio asintió
- Fué diferente ésta vez, no sentía que me iba a hacer daño. Sentía que de alguna manera quería protegernos, pero cómo nunca lo ha hecho no sabe cómo
- Emilio, tu padre es un asesino y un secuestrador. No le tengas piedad ahora - dijo con los ojos cristalizados
- Lo sé, pero esa casa está en lo alto del bosque. Desde allí se ven todas nuestras casas. No quiere hacernos daño, ya no...
- Mató a Josh ¿ya no te acuerdas de eso?
- Claro que lo hago per...
- Hizo que te marchases porque no te contó la verdad - lo interrumpió - Hizo que me dejases por 2 años. Me puso una pistola en la frente, hizo daño a Em... - Emilio apoyó una mano encima de la suya para que se calmase - No intentes hacerme creer que ahora tu padre es el bueno en ésta historia
Joaquín se indignó y se marchó de la habitación. Pasó por delante de las narices de Eduardo y abandonó su casa con un portazo. El pelinegro no entendió nada y subió a la habitación a preguntarle a Emilio. El rizado estaba mirando a través de la ventana y su vista se dirigía hacía una inmensa casa arriba en el bosque.
- ¿Qué ha pasado ahí arriba?
- Creo que está cabreado conmigo. Digamos que defendí un poco a mi padre
- ¿Estás de coña? ¿Defendiste a ese cabrón delante de Joaquín? Sinceramente, yo te habría roto una silla en la cabeza
- Sé que lo he hecho mal, pero es lo que sentí Eduardo, lo sentí aquí - se tocó el pecho - No quería hacerme daño, quería asegurarse de que todo fuese bien
- Por mucho que digas que tu padre quiere protegerte, ahora es demasiado tarde ya, nos hizo el mayor daño que pudo haber hecho jamás. Mató a nuestro hermano, nunca olvides eso.
- Creo que necesito unas birras, ¿vamos a Hells Angels?
- Debería irme a casa - suspiró y se marchó de casa
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Al fin y al cabo todos tenían su parte de razón, Juan Osorio siempre había sido un monstruo y siempre lo sería, sin embargo, el rizado estaba algo inquieto tras la conversación que mantuvo con él. Se dió cuenta de que se había quedado sólo en casa así que agarró su celular y marcó a Joaquín. Éste no contestó, algo que Emilio comprendió perfectamente. Así que se montó en su auto y fué a Hells Angels. En cuánto entro un par de moteros se encontraban dentro y lo miraron fijamente cómo si intentaran averiguar quién era. Emilio ignoró su mirada y se fué hacía la barra a pedir una cerveza. Los moteros seguían sin quitarle el ojo de encima y por el rabillo del ojo observó cómo uno de ellos se acercaba a él.
- Un cachorro nuevo por Hells, ¿Cómo te llamas?
- Deberías dejarme en paz, por tu bien - no lo miró a la cara
- Te he hecho una pregunta - dió un golpe a la barra, pero Emilio no se inmutó
- He dicho que me dejes en paz - se levantó y se le encaró
El motero pareció reconocerlo, pero lamentablemente no era de los miembros de su banda, sino de la contraria.
- La rata de Osorio, parece ser que estás vivo
- Efectivamente, ahora lárgate
El motero se alejó obedeciendo al rizado, pero éste sabía que la paz no iba a durar por mucho tiempo, por lo que le envió un mensaje a Eduardo pidiéndole ayuda. El pelinegro en cuánto recibió el mensaje se puso alerta y se acercó lo más rápido posible al bar. En cuánto entró observó una escena que no le gustaba nada, un grupo de moteros llenos de tatuajes pegándole una paliza a Emilio.
- ¡Eh, Mauricio! - dijo llamando la atención de uno de ellos
Y cuándo el tal Mauricio se giró para mirarlo a la cara voló el primer puñetazo directo a sus narices. El resto fué historia, Eduardo golpeó a los moteros de la banda contraria mientras que el rizado se zafaba del agarre de algunos y ayudaba a su amigo a salir ileso porque sabía que si Eduardo aparecía en casa con algún rasguño volvería a hacer frente a Nikolás.
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