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Aquellos ojos mieles lo miraban curiosos, siguiendo cualquier caricia que repartía por toda su cara. Cuándo llegaba a un punto que le gustaba, esos ojos mieles se cerraban y por toda su cara se expandía una sonrisa radiante. Una sonrisa que contagiaba. Volvieron a mirarse, el de ojos mieles fué el primero en quitar su auricular, después lo hizo el de la mirada café.

- Me encanta ésta canción

- Me recuerda a nosotros - susurro Emilio

- Sí, creo que nos define a la perfección.

- Somos demasiado intensos

- Y en cualquier momento sobrepasamos esa delgada línea

De pronto la alarma comenzó a sonar, habían estado haciendo el amor toda la noche. Se anhelaban, se necesitaban. Aunque Joaquín seguía pensando en aquella chica que tuvo entre sus piernas a su marido, eso le seguía atormentando. Después de hacer el amor se pusieron a escuchar música con auriculares. Emilio moría por enseñarle una canción que le hacía recordar a él y ese era el mejor momento.

- Creo que es hora de ir a por los niños. Último día de clase antes del verano - dijo Emilio

Joaquín rodó por la cama desnudo tapado con una fina sábana mientras observaba cómo Emilio entraba en el baño a ducharse. El verano comenzaba, otro verano más. El primer verano desde la vuelta de Emilio. Recordó el primero que pasó sin él, todo el mundo estaba feliz, salían a la calle hasta altas horas de la madrugada y sin embargo, él quería meterse bajo un montón de mantas y ahogarse. La sensación de estar sin su marido era precisamente esa, sentía que se ahogaba, que no tenía nada por lo que luchar. El siguiente verano fué algo mejor, ya que los niños ya estaban en su vida, pero él seguía extrañando a su pareja. Había conseguido sacarle un parecido a Evan con Emilio porque el pequeño tenía el pelo achovolatado rizado y los ojos café, era lo único que lo mantenía con fuerzas. Y de pronto Emilio volvió. Su vida dió un vuelco, se había acostumbrado a estar sin su presencia y de nuevo lo tenía en sus brazos.

Colocó su cabeza en los pies de la cama mientras seguía pensando, habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo que todo parecía irreal. El rizado salió del baño y lo observó pensativo mirando hacía el techo. Se acercó a la cama y se colocó sobre él con cuidado de no aplastarlo. Apoyó sus codos a los lados de su cabeza y sus labios quedaron a escasos centímetros.

- ¿Qué piensas? - susurro Emilio

- Es el primer verano después de 2 años en el que me siento vivo - dijo con los ojos cristalinos - No quiero que te vayas nunca más

- Estoy en casa, no voy a irme

Joaquín asintió, esa respuesta lo dejaba más que satisfecho. Con lágrimas de felicidad cayendo por sus mejillas unió sus labios en un dulce beso. Después acompañó a Emilio hasta el garaje desde el cuál salió para ir a buscar a los niños. En cuánto entró al domicilio saludó a su mejor amigo con un abrazo. Nikolás se encontraba preparando el almuerzo de sus hijos, así que el rizado fué hasta la cocina a saludarlo. Allí le dió un fuerte abrazo para después correr a perseguir a sus sobrinos que reían cómo locos. Niko se acercó a Eduardo, éste le rodeó la cintura con un brazo mientras observaban cómo los niños reían. El matrimonio se miró sonriente. Lo habían hablado un montón de veces, estaban seguros de que Emilio y Joaquín serían unos padres maravillosos, pero Emilio siempre tenía el miedo de acabar convirtiéndose cómo su padre. No deseaba eso, no quería dañar a su familia. Además, le encantaba vivir sólo y únicamente con Joaquín, era cómo seguir siendo novios. Sentir esa rebeldía de volver a casa a las tantas y hacer el amor sin temor a que nadie los escuchase. Eso era algo que Emilio echaría de menos si tuviese que formar una familia.





Ravenous // Adaptación Emiliaco // 3° y 4° Temporadas de Clock StreetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora