Todo había cambiado, la desaparición de Emilio fué lo peor. Días, semanas, meses buscándolo, pero nunca lo encontraron, así que lo mejor fué darlo por perdido.
A veces las personas desaparecen sin motivo alguno, sin embargo, otras veces desaparecen...
Emilio y Joaquín estaban por llegar a Clock. El rizado no podía conducir más despacio, casi sentía que se le subían los caracoles al coche. De pronto escucharon un motor bastante potente rugir y al segundo un vehículo naranja los adelanto rápidamente. Joaquín sonrió, sabía perfectamente que se trataba de Emir, así que su hermano se puso a la velocidad máxima y llegaron casi a la vez a dónde se encontraba todo el público. En cuánto se bajaron de sus coches los hermanos se abrazaron y Emilio le agradeció infinitamente lo que había hecho por él. Eduardo se encontraba atónito al ver el coche que había estado fabricando con Emir.
- No está terminado Emir - dijo acercándose a ellos - Es una locura competir con éste coche
- ¿Ves alguno otro mejor? - Eduardo dirigió su vista a todos los coches - Porque yo no lo veo, hemos estado trabajando duro en él. Quizás no esté del todo perfecto, pero es lo único que tenemos. Alan tiene un puto Skyline Eduardo, créeme que es lo único que tenemos
- Competiré con éste, confío en vosotros y sino puedo ganar lo aceptaré
Eduardo maldijo internamente todo lo que pudo y más. Emilio anteriormente estaba tranquilo, pero ahora comenzaba a ponerse un poco nervioso. Se acercó a Joaquín y lo abrazó fuertemente.
- Es un coche poco fiable - le susurro al oído - No creo que me pase nada, pero si veo que las cosas se ponen feas voy a dejar de competir - sintió cómo Joaquín asentía
- No quiero que te pase nada, si ves que estás en peligro para. Creí perderte una vez, no hagas que ésta vez sea real
Emilio se separó de él y mirándolo a los ojos asintió para después besarlo. Junto a Joaquín se acercó a su coche y cuándo se montó vió en el asiento del copiloto una mujer. Le pareció extraño y cuándo miró a través de la ventanilla vió cómo un chico se llevaba a Joaquín del brazo tirando de él. Abrió la puerta del coche para salir, pero la chica le puso una pistola en la frente.
- No muevas un sólo dedo Osorio ó apretaré el gatillo
- ¡Qué mierdas es ésto! - le gritó a la chica
- Sólo me estoy asegurando de que sea una carrera limpia Salvaje - habló Alan - Llevarás de copiloto a la mujer de mi vida, mientras que yo llevaré a tu marido. Procura no hacer trampas ó ambos volaremos por los aires
Miró hacía los lados y pudo ver cómo más miembros de la banda de Alan mantenían quietos al público y a los amigos del rizado con pistolas. A Emilio comenzó a darle un ataque de ansiedad al ver que estaba totalmente amenazados, pero de pronto escuchó la voz de Joaquín.
- Estoy bien Emilio, no vas a hacer trampas. Nunca las has hecho, tienes tú título merecidamente. Dale una paliza mi amor
Emilio sonrió ante las palabras de aliento de su marido, tenía razón. Nunca había hecho trampas y no tenía porqué empezar ahora. De un portazo cerró la puerta del coche y se concienció de que debía ganar lo antes posible para sacar de ese vehículo a Joaquín sin ningún rasguño. Una chica pasó entre los coches para dar la salida y cuándo ésta bajó los brazos Emilio salió a toda velocidad. Por el retrovisor veía a Alan detrás de él seguramente intentando adelantarle de alguna manera no muy limpia. Cada vez que lo intentaba Emilio se lo impedía. Estaba poniendo tanto esfuerzo en que todo saliese bien que gotas de sudor comenzaron a caerle de la frente. Llegó hasta dónde el cono en el que tenían que dar la vuelta y ahí fué cuándo perdió segundos y Alan se le puso a la par. Chocaron varias veces ambos coches probando inestabilidad y cuándo miró hacía su izquierda vió a través de la ventanilla a su marido asustado agarrándose a cualquier lado. Eso le enfadó y pisó el acelerador a tope quedando delante de su rival. Quedaban escasos centímetros para la meta y Emilio ganó. Derrapó su coche y en cuánto se bajó de él comenzó a correr hacía el coche de Alan. Una vez allí abrió la puerta del copiloto y sacó a Joaquín en brazos llevándolo lejos del coche.
- Estoy bien, estoy bien - le susurró al oído - Gracias - suspiró
Después de eso lo bajó al suelo y se aproximó directamente hacía dónde Alan. Lo agarró de la camiseta y lo empujó a su coche. Los amigos de Alan procedieron a intentar separarlos, pero no lo consiguieron
- ¡Ni se te ocurra volver a ponerle las manos encima! ¡¿Me escuchas?! Cómo vuelvas a tocarlo te corto las pelotas Alan. Quizás a tu mujer se la suda que la pongas en peligro, pero a mi marido no le vas a volver a hacer eso
- Sigues siendo bueno, tanto en el rin cómo con tu familia
- No nombres a mi familia - volvió a pegarlo contra el coche - Lárgate de aquí, llévate a tus sabandijas y cómo se os ocurra volver no seréis tan bien recibidos
Lo dejó en libertad y al segundo sintió las manos de Eduardo por todo su cuerpo empujándolo lejos de él. En unos pocos segundos los de la banda contraria desaparecieron de Clock para que por fin reinase la paz. La gente no sabía que hacer, la tensión vivida hacía escasos momentos aún era palpable en el ambiente. Joaquín y Emilio se retiraron para estar juntos y a solas. Se sentaron en el suelo y Emilio abrió sus piernas para que Joaquín se colocase en el medio. Una vez así Emilio apoyó su mandíbula en el hombro del menor y éste le comenzó a acariciar los rizos.
- Me asusté tanto cuándo ví que tiraba de tí
- Yo igual y cuándo ví al resto con las pistolas. Creí que iba a suceder otra desgracia
- Es mi culpa, por haber aceptado. Os he vuelto a poner en peligro
- Eh, Emilio - se giró Joaquín quedando frente a frente - No sabías que nada de ésto iba a suceder. No sabías sus intenciones ni que iban a venir armados, no es tu culpa. De hecho la culpa es mía, por haberlo retado
- Sólo querías defenderme
- Sí y me salió bastante mal - rió bajito - Pero ya está hecho y por suerte ha salido bien. Estamos juntos y estamos en casa
Ambos miraron a su alrededor, se encontraban en el sitio favorito de Emilio que sorprendentemente se había convertido en el sitio favorito de Joaquín también. Después a lo lejos vieron a la gente que estaba algo confundida por lo que recientemente había ocurrido, pero todos estaban bien y estaban a salvo.
Eso era lo único que le importaba a Emilio.
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