CAPÍTULO ONCE

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Miro mi reloj, me percato de la hora. He pasado mucho tiempo estudiando el archivo médico de Lucas, se me ha hecho algo tarde para ir al bar. Me cambio la camisa, tomo unas zapatillas, un saco vino y me marcho.

Al llegar al bar, veo a Nico y a Ronn sentados en una de las mesas laterales.

—Lo siento, se me hizo tarde— me disculpo.

—Está bien, acabamos de llegar— contesta Nico jugando con su cabello.

—¿Dónde está Cobra? — pregunto.

—Aún no ha llegado— contesta Nico, me siento junto a ellos.

Nos pedimos un par de tragos mientras le esperamos. El tiempo se hace eterno al igual que la maldita espera, pasan un par de horas y aún no hay señales de Cobra. Comienza a preocuparme, quizá le pasó algo.

—¿No creen que ya hemos esperado mucho tiempo? — les digo.

—La verdad si, quizá debiéramos llamarle— sugiere Nico —¿alguno tiene su número?

—¡Yo! — brinca Ronn —yo lo tengo, le llamaré.

Al instante le marca, el celular lo lleva directo al correo de voz una y otra vez.

—Parece que su celular está apagado— dice Ronn.

—¿Qué deberíamos hacer? — Nico se altera un poco.

Lo pienso con detenimiento durante algunos segundos, en seguida me levanto de la mesa y me acerco a la barra.

—¡Disculpa! — me dirijo al cantinero, es el mismo tipo alto y fornido de la otra vez —¿por casualidad no sabes dónde está Cobra o si va a venir esta noche?

—No, la última vez que lo vi fue ayer por la mañana— contesta —pero ¿ves esa gran puerta de vidrio?, dentro hay una chica de cabello corto, vestida de azul, tal vez ella sepa algo. Dile al guarda que yo te envié, para que te deje entrar.

—¡Te lo agradezco! — de inmediato cruzo hacia el otro extremo del bar y me dirijo hacia el guarda.

—¿Te envió Jack? — pregunta el guarda con su gruesa voz, asumo que “Jack” es el cantinero.

—¡Si! — él abre la puerta y se dirige a ella.

—¡Oye!, rufiana… te buscan— le dice, haciéndose a un lado para dejarme pasar.

Al entrar veo aquel lugar oscuro, lleno de espejos y humo.

—¿Quién carajos eres y por qué me buscas? — dice al instante.

Ella está sentada con varios hombres armados, todos tienen un aspecto similar al de Cobra, delgados y llenos de tatuajes. Es una chica de cabello negro, tiene un par de cicatrices en el rostro, sin embargo, es muy hermosa. Es pequeña y delgada.

—Yo soy amigo de Cobra, quiero saber si…— me interrumpe.

—¿Amigo? —  todos comienzan a reír, ¿qué diablos dije que es tan gracioso? —no, no lo he visto— contesta sin siquiera dejarme preguntar. Ella está fumando un puro.

—¿Cómo sabes lo que te iba a preguntar? — ella ríe.

—Las personas visitan esta maldita ratonera por 3 razones. La primera embriagarse, por lo que sé ustedes apenas y se han tomado un par de tragos en toda la noche así que esa no sería la razón, la segunda es buscar una puta que los entretenga y también sé que aún están solos así que, está claro que esa tampoco lo es, y por último para ver al jefe, ¿dos, tres horas de espera? — se acerca a mi algo intimidante —asumo que ya que llevan tanto ahí esperando, esa sería lo opción correcta— extiende su mano para invitarme a sentarme en su mesa, apartando con tan solo la mirada al chico que ocupa la silla que me ofrece.

ESCARLATADonde viven las historias. Descúbrelo ahora