CAPÍTULO VEINTIOCHO

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Despierto.

“¿Cómo demonios llegué a la habitación?”

A mí lado hay una pequeña nota, la tomo y la leo.

“Nos vemos pronto, no me extrañes demasiado. L.F.”

Dejó su firma al final. No puedo evitar sonreír.

—Últimamente sonríes mucho Dr. Hawkins — Randy aparece como por arte de magia —nos vamos en 20 min, prepárate.

—¿Nos vamos? — me levanto de la cama.

—Si, algo se presentó y Lucas tuvo que adelantarse. Él me pidió que te lleve a ver a Cobra—

—¿Pasó algo malo? — me preocupo.

—Nada por lo que tengas que preocuparte — cierra la puerta y sale.

Me doy un baño rápido, me visto y salgo aprisa.

“Miro una vez más hacia el océano, de pronto la vista se siente tan, ¿cálida?”

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—¿Dónde está él? — le dice Randy al gorila que está siempre en la puerta del bar.

—En el lugar de siempre— entramos al sitio.

Este lugar volvió a ser el mismo de hace meses. Un completo desorden.

—¿Qué pasó acá? — le pregunto a Randy.

Veo a Cobra tirado en una esquina del salón, él sostiene una botella de vodka en sus manos.

—Anda, te espero fuera— me dice, devolviéndose a la mitad —no me gusta verlo en ese estado.

Camino lo levanto y lo llevo a la parte trasera del bar para darle una ducha. Él está muy ebrio y cubierto de vomito. Luego de cambiarlo, lo dejo dormir algún tiempo hasta que pueda sentirse mejor.

—¡¡Maldito hijo de puta!! — grita de repente —te dije que me dejaras donde estaba, ¿¿Jack??

Me sobresalto un poco.

—Fui yo— digo, acercándome con un café negro, muy cargado.

—¿Al fin te deja salir ese bastardo? — de inmediato asumo que se refiere a Lucas —esa perra está bien cuidada por Ronn, si eso es lo que quieres saber.

—No estoy aquí por eso, quiero saber que pasa contigo— camino por la habitación —¿qué le pasó a este lugar?, ¿cómo es que estás en estas condiciones?

—Sabes, recuerdas la noche en la que bebimos en este bar hasta morir, esa que te llevé a casa— me pregunta.

—Claro que la recuerdo— contesto al instante.

—Ese día Blair bailo y se divirtió como nunca, reía y gritaba por toda la pista, ¿la recuerdas? — deja el café a un lado y toma la botella de licor.

—No beberías tomar más— ignora mis palabras.

—Esa noche me beso, me dijo que me amaba— comienza a reír —por supuesto, como el estúpido que soy la rechace, le dije que este tiempo cuidé de ella porque la veía como una hermana. Ella se volvió loca y se perdió, hasta que me llamarón porque tuvo una sobredosis, tuve que correr al hospital, pero aun así no lo entendí.

—¿Qué es lo que no entendiste? — me acerco a él.

—Este maldito sentimiento — golpea su pecho —sabes, de verdad la amo, la amo, viejo— sus lágrimas salen, mientras se aferra de su camisa con fuerza —la amo, como un hombre ama a su primer amor, la amo como a una mujer y no como a una hermana pequeña.

ESCARLATADonde viven las historias. Descúbrelo ahora