ESCARLATA

CAPÍTULO TREINTA

“…pero ¿y si es real?, ¿si ella de verdad dejó esa carta para mí? …”

Regreso corriendo, meto la mano en el cesto y lo rescato. Vuelvo a mí viejo apartamento, recuerdo que no tengo la llave conmigo así que saco una de mis tarjetas de crédito y abro la puerta. Ahora entiendo como entraba Ronn, es realmente fácil abrir. Este maldito lugar está igual a como lo dejé la última vez que estuve aquí, veo mi equipaje en media sala junto a la pequeña mesa vieja, sobre esta se encuentra el diario blanco.

Miro el sobre en mi mano, no sé lo que pueda tener dentro, pero simplemente no estoy listo para afrontarlo. Reviso uno de los muebles de madera que hay en la pared, parece que Ronn dejó varios litros de licor, tomo el primero a la vista lo destapo y comienzo a beber. He vuelto a esta vida miserable.

“Corrí tanto, solo para quedar en el mismo lugar de siempre”

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Han pasado un par de semanas, sin tener el valor para abrir el sobre. Mi teléfono estuvo sonando cientos de veces, hasta quedarse sin carga y apagarse. Randy, Nico, Ronn, hasta mi hermano ha estado llamándome. Viene a mi mente el día que visité a Cobra, la manera en la que él se veía es la misma en la que estoy, de pronto las palabras de Lucas vienen a mi mente.

“Verme así de patético, no va a cambiar nada”

Necesito afrontar esto de una vez por todas. Camino balanceándome hasta la mesa, tomo la carta y la abro.

“Hijo querido, si estás leyendo esto significa que ya no estoy a tu lado. Tú y Leon, ustedes son lo que más he amado en la vida. Desde que enfermé has sido mi apoyo incondicional, estuviste al pie de mi cama hasta el último momento, así que siento que te debo una explicación. No puedo reparar el pasado, pero al menos mereces la verdad para ser feliz en tu futuro. Quisiera poder disculparme en persona, al igual que a ti también le debo una disculpa a Leon y a tu padre. Por mis caprichos he arruinado la vida de muchas personas, pero no tengo el valor de verte a la cara después de ocultarte la verdad por tantos años. Por mi culpa has estado odiando a tu padre sin razón alguna. Sé que aquella tarde viste a esa prostituta salir del despacho de tu padre, quiero contarte todo, para que sepas que clase de persona es ella y que clase de persona es tu madre. Puedo sentir como si fuera ayer el día que conocí a tu padre. Sabes, me enamoré perdidamente de él desde esa primera mirada, se comportaba amable y generoso con todos, siempre ha sido un hombre honesto y correcto, eso hizo que me fijara en él; tu abuelo, por ser hija única siempre me complació en cada uno de mis deseos, así que ha petición mía negoció mi matrimonio con tu padre, para él fue fácil, ya que en aquel entonces nuestra familia era más poderosa que la suya. Tu padre me invitó a cenar un par de días después de que nuestro compromiso se hiciera público. Tardé horas frente al espejo arreglándome para él, quería causar una gran impresión, cuando llegué a aquel sitio él estaba sentado junto a una chica de cabello rizado y ojos azules, por su apariencia podía juzgar que era de clase baja, su ropa era barata al igual que su perfume, esa noche tu padre me dijo que ella era su novia, que era la única mujer a la que iba a desposar, se disculpó por no poder aceptar nuestro compromiso, luego se marchó del restaurante, dejándome ahí, sola. Me sentí muy humillada, eso me enfureció muchísimo, no pude aceptar que tu padre prefiriera a una mujer como esas en vez de a mí. Decidí que no iba a ser de esa manera y fui a buscarla, la amenacé, le dije que si ella no dejaba a tu padre se iba a afrontar a las consecuencias, aun así, ella me desafió, me restregó en la cara que mientras él la amara ella jamás iba a dejarlo y me tiró la puerta en la cara. Esa noche mandé a unos hombres a deshacerse de su familia y ordené que la trajeran para verle la cara, luego la mandé a encerrar en un prostíbulo. Tu padre corrió hacia mí en cuanto se enteró. Yo no iba a perder esta oportunidad para lograr lo que quería, así que fingí no saber nada, al día siguiente lo cité y le hice creer que eso lo había hecho mi padre por él cancelar nuestro compromiso, que él siempre se deshacía de lo que le estorbaba. Le propuse que se casara conmigo para que la pudiera proteger, le dije que iba a hablar con papá para que nos dijera donde estaba, tu padre la amaba tanto que no lo dudó y se casó conmigo por el bienestar de esa mujer. Después de la boda, le dije que papá la había enviado lejos, pero que ella estaba bien, y que la única forma de seguir protegiéndola era mantenerse alejado de ella. Por un tiempo nuestra relación estuvo bien, aunque él era distante, estaba más apegado que antes, así conforme el tiempo pasó llegaste tú y luego Leon, fundé el hospital y la compañía de tu padre creció. Inesperadamente, una tarde tu padre fue a recogerme al hospital, justo cuando estábamos saliendo la sirena de una ambulancia nos escandalizó a todos, ese día ingresó una mujer caucásica a emergencias, estaba muy golpeada, casi irreconocible, también estaba a punto de dar a luz. Tuve que volver para atender su parto, tu padre solo se marchó sin decir nada, pero un par de días después una de las secretarias me llamó para avisarme que él había ido a visitar a aquella mujer, cuando le pedí una explicación él solo me miró y dirigió sus últimas palabras hacia mí, me dijo que ya sabía toda la verdad, y me preguntó ¿Quién era yo?, dijo que se había casado con una desconocida. Prometió no hacer nada en mi contra solo por el hecho de que era la madre de sus hijos, después de eso no volvimos a cruzar palabra, resulta que ese día en emergencias, él la había reconocido en cuanto la vio, era esa mujer, la que él había amado siempre, supo por ella que fui yo quien le había hecho daño, le contó que la vendí en aquel prostíbulo donde el dueño, un asqueroso pervertido la había hecho su mujer, la golpeaba y abusaba de ella. Duré varios meses sin ver a tu padre, en mucho tiempo no volvió a casa, me enteré de que aquel lugar cambió de dueño, ahora lo administraba una madame, de nombre “Samantha”. El lugar estaba remodelado y respaldado por alguien de respeto, nadie me dijo quién era, pero en el fondo ya lo sabía. Tu padre regresó a la casa, pero se volvió como un desconocido para mí, jamás volvió a visitar a aquella mujer, pero siempre la amo en silencio. Unos años más tarde cuando enfermé, mi cargo de conciencia no me permitía irme así que quise buscarla para disculparme. Sabía que esto no iba a cambiar en nada lo que había hecho, pero necesitaba decirlo al menos una vez. Una tarde ella aceptó visitarme, fue la misma tarde que la viste saliendo del despacho de tu padre y malpensaste todo. Tuve miedo de contarte la verdad y de que me odiaras, así que decidí no decir nada. Espero puedas perdonarme por haber sido tan egoísta y por favor no me guardes rencor.
Con amor, mamá.”

—¿Qué demonios significa esto? —dejo caer las hojas al suelo, mis lágrimas recorren mis mejillas. No puedo creer lo que estoy leyendo.

“No entiendo nada, esto no puede ser verdad”

Tomo mi chaqueta y me dirijo hasta la casa de mi padre para pedirle una maldita explicación. No sé a qué quiere jugar esta vez, pero no se lo pienso permitir.