CAPÍTULO TREINTA Y UNO

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—¿Acaso no sabes quién soy?, quiero hablar con él ahora— la secretaria de mi padre intenta detenerme, pero después de tirar la puerta hago una entrada triunfal gritando su apellido —¡SR. Hawkins!

—¿Qué significa esta interrupción? — pregunta muy molesto. 

—Disculpe señor, su hijo…— mi padre está reunido en su estudio con algunos socios principales de la empresa.

—Está bien, ¡déjalo! — despide a la secretaria.

—¿Interrumpo su importante reunión, señor Hawkins? — me burlo.

—Disculpen, vuelvo en un momento— se levanta y camina hacia mí —¡acompáñame!

—No pienso ir a ningún lugar, ¿o acaso te avergüenza que se enteren la clase de persona que eres? — comienzo a escuchar las murmuraciones de los accionistas. 

De repente escucho una voz conocida, Lucas está sentado entre ellos.

—Tal vez sea mejor que nos retiremos— se levantan de prisa y salen de la habitación.

—No, está bien. Tú puedes quedarte— lo detengo, llevándolo de nuevo al interior y forzándolo a sentarse de nuevo —parece que el único estúpido que no sabe nada soy yo.

Camino y tomo la botella de whisky que tiene mi padre en el buró, junto con un vaso. Camino de vuelta mientras me sirvo un trago.

—No veo necesario que me quede, yo…— arrojo el vaso contra la pared.

—¡Dije que te quedes! — le grito.

Lucas me mira absorto.

—¿Cuánto tiempo has estado bebiendo? — pregunta mi padre.

—¿Crees que vine para escuchar tus sermones sobre mi alcoholismo? — Lucas solo se limita a observar en silencio.

—Entonces dime, ¿a qué viniste? — pregunta con seriedad.

—¿No es obvio? — levanto la botella que tengo en mi mano —propongo un brindis, por lo buen padre que has sido.

—¿Puedes dejar tu sarcasmo? — mi padre intenta sujetarme.

—No quiero que me toques— aparto mi brazo —¿quiero saber que mierda estás planeando ahora? — me observa en silencio —¡HABLA!

Le grito, saco el sobre con la carta de mi saco y la arrojo sobre él.

—Veo que leíste la carta— se agacha y la recoge, luego comienza a leerla. Su rostro se vuelve algo lúgubre.

—¿Terminaste? — pregunto después de algunos minutos, estoy esperando una explicación razonable a toda esta mierda.

“Aunque sé que esa es la letra de mi madre, quiero creer con todo mi corazón que no”

Él camina de vuelta a su escritorio, tambaleándose un poco. Parece bastante impresionado después de leer la carta, se aferra a un extremo del escritorio para no caerse.

—¿Ahora pretendes fingir que te importa todo lo que escribió ella ahí? — bebo de la botella sin detenerme.

—Lo siento, tal vez, jamás debí darte esto— aprieta las hojas entre sus dedos arrugando parte del papel.

—Claro, ahora lo entiendo— comienzo a reír a carcajadas —lo que quieres es que sienta lástima por ti, que te pida disculpas y que recuperemos el tiempo perdido entre padre e hijo.

Él sigue de espaldas, ignorando todo lo que le digo.

—Deberías controlarte— interfiere Lucas acercándose a mi padre —¿se encuentra bien señor Hawkins?
—¿Por qué putas actúas de esta manera, después de haber ignorado el problema por tantos años? — sigo sin recibir respuesta alguna, eso me enfurece —¡CONTÉSTAME ALGUNA MIERDA! — le grito.

—Tu madre es a quién más has amado en tu vida— se gira hacia mí —jamás hablé de esto, porque no quería que la recordaras con resentimiento. No estaba al tanto de lo que ella había escrito en estas hojas, pero la conocía así que ya sabía que iba a contarte la verdad. 

—Intentas decir que es real lo que está ahí escrito, ¿pretendes que crea eso? — me mira directo a la cara, sus ojos están llenos de lágrimas que recorren incesantes sus mejillas.

—No puedo obligarte a que lo creas, solo entiende que todo lo que he hecho es por pensar en tu felicidad— deja caer las hojas.

—¿Mi felicidad dices? — me enojan sus palabras llenas de hipocresía —cuando siempre estabas en contra de cada maldita decisión que tomaba.

Mis manos tiemblan de la ira, a la vez que mi llanto las acompaña. Una vez más este maldito sentimiento de decepción me invade, me hace dudar de mí mismo, me hace sentir solo. Una vez más pierdo el control, mi mente se pierde, quiero huir. 

—Por más que mis acciones sean para tu bienestar, siempre lo tomarás a mal— camina hasta su asiento, y se posa sobre este —¡retírate!

—¿Es todo lo que me vas a decir? — paso mi mano sobre el escritorio tirando todo lo que hay al suelo—tú y Leon era lo único que me quedaba después de la muerte de mamá, aun sabiendo la verdad no te importó que me alejara, solo guardaste silencio mientras veías como crecía mi odio hacia ti, tomabas decisiones por mí sin consultarme si me parecía o no, siempre has estado en contra de mis convicciones.

—Liam, eras muy joven para entender— ¿cómo puede actuar de una manera tan serena en una situación como esta?

—¡¡YA NO LO SOY, ENTONCES EXPLICAME!! — camino hasta él y sujeto el cuello de su camisa.

—¡Ya detente! — Lucas vuelve a intervenir.

Él se acerca y me aparta de mi padre.

—¿Quién carajos te crees para meterte? — lo golpeo en el rostro con fuerza.

—Estás demasiado borracho— me sujeta y llama al enorme guarda para que me saque del lugar, este me carga como un maldito costal de papas —con su permiso señor Hawkins, creo que su hijo necesita una ducha.

—Está bien, dile a Karina que te lleve al baño de su habitación— dice mi padre un poco sorprendido.

—¿Qué haces? — todo me da vueltas de cabeza, creo que voy a vomitar —¡bájame ahora mismo! Te lo ordeno.

—Ya cállate— Lucas se adelanta y me da una nalgada.

Luego de seguir a la chica hasta la segunda planta el guarda me deja caer de golpe sobre la cama y sale de la habitación. Lucas comienza a desnudarme.

—No estaría así si no fuera por tu maldita culpa y la de tu hermana— no puedo creer que no pueda controlar mi llanto, parezco un niño.

—Ahora es mi culpa que seas un alcohólico— se burla.

—Mi plan era perfecto, pero tuviste que seducirme y hacerme dudar— lo empujo —eso querías que me enamorara de ti, ¿no?

—¿Debería tomar esto como una declaración de amor? — se acerca juguetón.

—¿Qué hago ahora?, mi vida estaba bien hasta que Sam se enredó con ustedes— él se detiene en seco —tú eres el único culpable de la muerte de Sam.

—¿Eso es lo que crees? — ríe con sarcasmo.

—Soy tan patético, amando al hombre que mató a mi novio— lo sujeto de la parte superior de su saco —¿qué debería hacer ahora, odiarte o amarte?, dime, finjo que él no existió o solo sigo con mi plan y me deshago de ti y de tu maldita hermana.

Lo tiro a un lado, luego me siento en el suelo y me recuesto a la cama, cubro mi rostro con mis manos y me ahogo en mi llanto.

—¡Ven! — me obliga a levantarme. 

—¿Por qué me enamoré de un idiota como tú? — me acerco para darle un cálido beso sobre los labios, él solo me acaricia el rostro.

—Deja que te dé un baño, después podemos seguir hablando de lo que quieras— luego me arrastra hasta el baño y me deja entre el agua fría.
Pasados unos minutos me ayuda a secarme, me lleva hasta la cama y me recuesta en ella para que duerma un poco. Cierro mis ojos, pero puedo sentirlo acercarse.

—Eres un maldito niño mimado— se aproxima y me abraza un poco.

—Podríamos quedarnos así— musito —desafortunadamente, no tengo las agallas.

Me recuesto a su pecho y me quedo dormido.

ESCARLATADonde viven las historias. Descúbrelo ahora