CAPÍTULO VEINTITRES

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—Doctor Hawkins, Buenos días— saluda Valentín.

Veo que todos corren de un lado a otro en la casa, hacen llamada tras llamada.

—¿Qué pasa aquí? — pregunto fingiendo estar sorprendido.

—Parece que el señor Lucas ha desaparecido— me dice.

Ella parece no alarmarse ante la situación.

—¿Desaparecido? — sigo fingiendo no saber nada.

—Desde ayer en la mañana, los chicos rastrearon uno de sus celulares hasta las afueras de la ciudad en una vieja bodega, pero cuando llegaron esto fue todo lo que hallaron aparte del teléfono— me da algunas fotografías.

Hay al menos unos 25 hombres muertos, algunos bastante masacrados.

—¿Qué es esto? — Randy se acerca a nosotros.

—Parece que él volvió a perder el control— me dice.

Estoy atónito, no cabe en mi cabeza como él pudo ser capaz de hacer algo como esto.

—Podemos hablar un momento en privado— me dirijo a Randy.

—¡Acompáñame! — él camina en dirección al estudio.

—No. Hablemos afuera— camino y entro a la camioneta. Él solo me sigue.

—¿Por qué tanto misterio? — le explico con detalles lo que pasó la noche anterior y lo poco que sé sobre Lucas.
Él se altera al instante.

—Lucas está bien, no tienes que preocuparte— intento que se tranquilice.

—¿Dónde está ahora?, debo ir a informarle a los chicos— hace a bajar del auto.

—¡Detente! — sujeto su brazo —no sé porque, pero él cree que hay un infiltrado, quiere que hagamos esto de la forma más discreta posible.

—¿Un infiltrado?, imposible— saco las llaves de la camioneta de mi bolsillo.

—Ve a verlo, ahora mismo. Te enviaré la dirección en un mensaje— él toma las llaves —por cierto, una última cosa…

“Estoy dudando si debería ser yo quien cuide a su amante, ¿debería decirle?”

—¿Qué pasa? — dice al ver que mis palabras no salen.

—Me pidió que cuide de Said, él quiere que lo saque de este lugar— él me mira atónito, a la vez que toma el celular y llama a Yamato.

—Necesito que hagas algo, pero tan solo limítate a seguir las ordenes, sin hacer preguntas ¿entiendes? — hace una pausa —lleva al doctor con Said, son ordenes de Lucas— termina la llamada y se dirige a mí —él es muy obediente, así que no va a hacer preguntas.
Le agradezco y bajo del auto, luego lo veo desaparecer tras cerrarse el portón.

“Bueno, al final voy a terminar cuidando de ese sujeto”

Cuando giro para ir a buscarlo, Yamato está justo de pie detrás de mí, observándome en silencio.

—Debe confiar mucho en ti— su mirada me intimida un poco, él tiene las manos en los bolsillos de su pantalón.

—¿De quién hablas? — digo.

—Del jefe Lucas, jamás dejó que ningún desconocido se acercara a su hijo—

“¿…SU … QUÉ…?”

Las palabras de Yamato retumban en mi cabeza.

—¿Hijo? — musito, todo este tiempo estuve furioso por nada.

ESCARLATADonde viven las historias. Descúbrelo ahora